El Valencia cae eliminado en semifinales de la Copa del Rey al no poder remontar el resultado adverso de 4-1 del partido de ida.
El juvenil A fue recibido cuando salió al campo para enfrentarse al Real Madrid en el partido de vuelta de las semifinales de la Copa del Rey al grito de ‘Sí se puede’. Los futbolistas dirigidos por Rubén Baraja tenían una misión muy difícil porque se volvieron de Madrid con un 4-1 en contra. Aún así, la grandeza del fútbol y la calidad de los jugadores blanquinegros permitían soñar con la proeza. De hecho, la gesta tomó cuerpo muy pronto cuando Zarzo consiguió marcar el primer gol en el minuto 2. Se empezaba a cumplir el guión perfecto que pasaba por conseguir un tanto en el primer cuarto de hora de partido. El Antonio Puchades celebró el gol con alborozo y esperanza.
Hablábamos en la previa de que no era sencillo afrontar un partido de estas características. Ante la perspectiva de tener que marcar tres goles se podía optar por asumir riesgos y desguarnecer la defensa ante el temible ataque del Madrid, o tratar de contemporizar buscando que la dinámica habitual de juego ofreciera la oportunidad de darle la vuelta a la eliminatoria. El Pipo Baraja eligió la segunda alternativa y su equipo se encontró con parte del camino hecho antes de que se cumpliera el minuto 3. Sin embargo, a partir de ahí, el Valencia despareció ofensivamente del partido. El Madrid se hizo con la posesión y el dominio territorial. Lo más preocupante era que el guardameta del Valencia, Ferri, se estaba convirtiendo en el jugador más destacado de su equipo. Por si fuera poco, el lateral izquierdo blanquinegro, Lato, se tuvo que retirar lesionado. El equipo de la capital de España es justo finalista porque fue claramente mejor que el Valencia en la segunda parte del partido de ida y a lo largo del encuentro disputado en el Antonio Puchades. El dominio del equipo de Ramis era absoluto y el Valencia no sabía qué hacer con el balón cuando recuperaba la posesión.
En el guión perfecto estaba escrito que el Valencia debía irse al descanso con un 2-0 pero cuando el árbitro señaló el camino de los vestuarios fue un alivio comprobar que el equipo blanquinegro conservaba una renta mínima de ventaja. Así las cosas podía esperarse un cambio en la actitud del equipo tras el descanso, una salida con un punto más de vértigo pero lo cierto es que el partido siguió por los mismos derroteros. Peor aún cuando Lazo consiguió empatar la contienda con un disparo desde fuera del área. Para el Valencia fue un golpe muy duro de asimilar. La prioridad era no encajar y el plan había saltado por los aires. Por otra parte, todo hacía prever, viendo el duelo, que el gol del Madrid iba a llegar antes o después. Es más, tras el empate las oportunidades seguían siendo para el equipo visitante. El Valencia estaba noqueado, aún así, conforme pasaban los minutos, los futbolistas se fueron recomponiendo. El gol de Moi Valencia en el minuto 81 volvió a infundir un punto de esperanza en el Antonio Puchades aunque más por lo que señalaba el marcador que por lo que se veía en el campo. El orgullo y la casta le permitieron al Valencia tener alguna oportunidad más pero la plaza para la Final tenía ya claro color madridista.
Finalmente el Valencia pudo conseguir la victoria aunque insuficiente para ganar la eliminatoria. Se termina una gran temporada pese a que no ha habido títulos. El juvenil A quedó segundo en Liga a un sólo punto del Villarreal y ha alcanzado las semifinales de la Copa del Rey. El equipo blanquinegro ha practicado un fútbol de muchos quilates a lo largo del curso y se ha podido ver la evolución de muchos jugadores que desbordan talento. El año que viene más aunque, para entonces, el Pipo ya no estará.