Se desata la tormenta

El caldo de cultivo generado en verano contra el entrenador ha estallado a raíz del pobre inicio de Liga


Ayer titulábamos la previa del encuentro contra el Betis como 'El partido de la reconciliación'. Evidentemente expresábamos un deseo porque la realidad fue otra totalmente diferente. Lo cierto es que Mestalla recibió a su equipo con entusiasmo. Sin embargo, el hecho de que en el primer cuarto de hora los blanquinegros fueran incapaces de dar dos pases seguidos cambió la perspectiva del respetable. Después, en la segunda parte, la incapacidad del equipo para hacer gol ante un rival con un jugador menos desató la tormenta. Hay, a nuestro juicio, dos evidencias:

Si el Valencia, como el año pasado, empezara los partidos en Mestalla ganado 2-0 tendría a la afición en el bolsillo. En este sentido, cabe decir que la idea de fútbol de Nuno está clara desde que asumió el cargo. La ha explicado en reiteradas ocasiones desde la primera rueda de prensa el día de su presentación hasta la última que se produjo ayer. El Valencia juega a lo mismo que el año pasado. La única diferencia es que no está habiendo la efectividad de la anterior campaña.

Por otra parte, si desde cierto sector mediático no se hubiera planteado la absurda teoría de que el técnico portugués fue el responsable de la salida de Rufete y de Salvo, la reacción contra Nuno ahora no sería, ni mucho menos, tan virulenta. Cabe recordar que estamos en la jornada 4 de liga habiendo superado la eliminatoria de la Champions. Los mismos que asumieron sin rechistar la salida de Pizzi cuando Peter Lim no era ni siquiera el máximo accionista fueron incapaces de respetar la voluntad del empresario de Singapur meses después de haber firmado los documentos que le otorgaban el 70% de la propiedad del club. Buscaron un culpable en la figura de Nuno porque con Peter Lim no se atreven. En ese sentido están atados porque celebraron con champán la llegada del inversor de Singapur. El club debería haber aprovechado esta circunstancia para explicar la obviedad de que Peter Lim es el que toma las decisones y que un empleado como Nuno no tiene capacidad ejecutiva para determinar las salidas de Rufete y de Salvo. Seguramente todo hubiera sido diferente pero esto ha sido un juego de cobardes en el que ha perdido el Valencia.

Ahora hay que mirar al futuro y pedir la unión de los valencianistas en estos momentos de fractura. Nuno sigue siendo el entrenador y da la sensación de que va a serlo por mucho tiempo aunque Mestalla cante en su contra. Por eso, debería poder realizar su trabajo en las mejores condiciones posibles por el bien del equipo. Los asuntos societarios se resuelven en otros ámbitos y, sobre todo, con un poquito más de coherencia. En el campo sólo vale ganar.

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