La incorporación de Aderllan Santos provocó un nuevo cisma entre el valencianismo
El Valencia presentó ayer a Aderllan Santos como nuevo jugador blanquinegro. El anuncio del fichaje fue recibido con muchas críticas en las redes sociales. Una ola de decepción recorrió parte del valencianismo porque, tras la clasificación para la Champions y la salida de Otamendi, se esperaba un futbolista con más pedigrí. Algo totalmente comprensible a partir del día 31 de agosto cuando se cierre el mercado de fichajes pero no ahora.
Por otra parte, ya hemos hecho referencia en alguna ocasión a la intoxicación mediática alrededor de las contrataciones en el Valencia CF. Si alguien espera grandes estrellas que le pida cuentas a los que alumbraron un proyecto parecido al del City o al del PSG. En DIARIO DE MESTALLA hemos tratado de explicar con conocimiento de causa en qué consiste el plan de Mériton y no pasa por hacer grandes desembolsos en jugadores contrastados. Más allá de que sea razonable que por Otamendi llegue un futbolista con experiencia en la élite, algunos medios de comunicación han vendido sistemáticamente falsas expectativas por encima de las posibilidades del club y eso, ahora, genera frustración. De vez en cuando conviene recordarlo. De la misma manera, en este editorial siempre hemos hablado de las conexiones entre Mendes y Lim con naturalidad. Era algo evidente desde el principio pese a que algunos se empeñaron en restarle importancia o negarlo. Curiosamente, esos mismos ahora se escandalizan.
Es cierto que el fichaje de Santos tampoco responde en esencia a lo que Mériton ha explicado en más de una ocasión. Con 26 años el brasileño no puede ser calificado como una joven promesa. Eso no es óbice para que pueda ser un futbolista muy rentable para el club de Mestalla aunque los 10 millones de euros desembolsados ponen el listón bastante alto. Ahora bien, desde ayer es uno de los nuestros y hay que ayudarle para que triunfe. Por último, cabe volver a recordar que, antes de sacar conclusiones precipitadas, hay que esperar a que se cierre el mercado el 31 de agosto. Y si nos apuran, hay que esperar a que pasen tres o cuatro años. Aunque eso es pedir demasiado.