Queda una semana para el duelo contra el Mónaco y la eliminatoria es de suma trascendencia.
El Valencia disputó su último partido el sábado por la noche día 9 y el 19 se jugará la vida en la previa de la Champions. 10 días sin competir pueden hacerse largos. Desde un punto de vista objetivo viajar a China para disputar un partido, hacer un entrenamiento y pasar más horas en el avión que en tierra no es un buen método para prepararse físicamente de cara a una exigente temporada. Ahora bien, antes del gran envite, jugar un partido seis días antes, cuatro, o diez, no garantiza nada.
La cuestión es que desde que terminó el duelo contra la Roma sólo vale pensar en el Mónaco, no hay un partido intercalado que distraiga la mente. Presión y ansiedad son conceptos que, inevitablemente, dado el carácter vital de la eliminatoria, la plantilla y el cuerpo técnico deben saber gestionar. Siempre será recordada como una mala decisión la determinación de Cúper de enclaustrar a sus futbolistas días antes de la Final de París en un hotel a kilómetros de la civilización. Morientes reconoció después que, en el entrenamiento previo a la gran cita, vio la cara de los jugadores del Valencia y supo que su equipo, el Madrid, iba a ganar la Champions. La conclusión es que hay partidos que se pierden antes de jugarlos.
En estos diez días desde el partido contra la Roma, Nuno todavía no ha abandonado las rutinas de la pretemporada en los entrenamientos. El viernes hay descanso y, a partir del sábado, todo el trabajo estará enfocado a la eliminatoria contra el Mónaco. Dice Phil Neville que los jóvenes asumen mejor la presión porque son menos conscientes de la responsabilidad. En las escasas comparecencias de prensa y en los minutos de entrenamiento abiertos a los medios de comunicación se ve a los jugadores tranquilos y preocupados únicamente por el trabajo diario. Quien más, quien menos está contando las horas.