El club de Mestalla debe reivindicar una Liga más profesional aunque sólo sea para proteger su inversión
Anda revolucionado el fútbol femenino en España. A raíz de la eliminación en el Mundial las futbolistas de la Selección emitieron y firmaron una carta en la que se pedía la destitución del entrenador Ignacio Quereda. Esto ha despertado una ola de solidaridad con las jugadoras y ha destapado los métodos y la mentalidad obsoleta del seleccionador y la falta de interés de la Federación por potenciar el fútbol Femenino. Era el primer Mundial que jugaba la España, sin embargo, no hubo partidos de preparación previos a la cita internacional y el equipo viajó a Canadá con muy poco margen para adaptarse. Es difícil entender esa cicatería en el gasto teniendo en cuenta que la institución presidida por Villar es una de las más ricas del mundo.
En este periódico hemos denunciado a lo largo de la temporada esta misma desconsideración de la Federación con el fútbol femenino en relación al hecho de que los árbitros de los partidos de la Primera División pertenezcan al colegio territorial del equipo local. Algo que no sucede en la Segunda División B del fútbol masculino y que genera episodios bochornosos como los que vivió el equipo blanquinegro en Badajoz contra el Santa Teresa o en Mallorca contra el Collerense.
Ahora que el Valencia llevará en sus camisetas el patrocinio de la agencia intermacional de la ONU que defiende los derechos de las mujeres, UN Women, el club de Mestalla tiene una buena oportunidad para demostrar que su compromiso trasciende del envoltorio. El Valencia, está aumentando la dotación en su equipo femenino año tras año pero ha llegado el momento de que reivindique una competición más profesional, aunque sólo sea para proteger su inversión. La exigencia debe ser que la Federación aumente la partida económica para el desplazamiento de los árbitros. El fútbol Femenino crece por la voluntad de las jugadoras y los aficionados pero está limitado por unas estructuras que lo menosprecian. El Valencia tiene una gran oportunidad para convertirse en un referente que permita seguir avanzando. O, por lo menos, debe intentarlo.