Un buen trabajo

Empate a cero en el Polideportivo de Natzaret en el derbi de la ciudad. El equipo de Cristian Toro se queda con la sensación de haber podido ganar pero con la satisfacción de haber realizado un grandísimo trabajo.


El Femenino lo tiene claro. Fue al Polideportivo de Natzaret a hacer su trabajo, sin alterarse por nada, sin florituras, sin descanso. Pasara lo que pasara. El Valencia es serio e iba a casa del máximo rival. En los derbis, los equipos serios, parecen más serios. Quizá, entre tanta seriedad, faltó un poco de valentía para ir a por el partido un poco antes.  Porque ganar hubiera sido muy bueno, porque ganar al Levante en su casa es algo más que una victoria.

La verdad es que la mañana no invitaba a salir a ver el fútbol. Y más, si tenemos en cuenta que el partido lo televisaba GolT. De todos modos, el campo del Levante presentaba buen ambiente, aunque menos del esperado para tal evento.  Algunos aficionados de las peñas d'Alfafar. Bonrepos i Mirambell y La Cabra del Vedat acudieron a la cita tal y como habían prometido a las jugadoras dos semanas antes en la Agrupació.

Ambos equipos sabían lo que se jugaban, así que salieron a verse, a no cometer errores. En el primer cuarto de hora no pasó nada salvo una elegante cabalgada de Olga, la jugadora número 11 del Levante es soberbia en la conducción y tiene muy buen toque de balón. Pero estos adjetivos son solo para el público porque a las jugadoras del Valencia no les interesan estas cosas. Ellas muerden en cada balón dividido y Salo, siempre encima, anuló a la atacante granota. El Levante tenía la posesión, pero el Valencia gestionaba bien el esférico atrás y las mediocampistas lanzaban balones a Mari Paz por detrás de la defensa granota.  Sin embargo, no existían las ocasiones de peligro, excepto un larguero del Levante tras un saque de córner con intenciones olímpicas. Mientras tanto, en el medio del campo, se libraba una batalla importante. Monforte, Georgina y Arantxa disputaban cada centímetro de la zona media con sus rivales, intentando imponer su orden y sus normas.  Pero todo se quedaba ahí, disputas y buen juego en el campo pero todo un poco estéril.

En la segunda parte el Levante salió de otra manera, apretando más arriba y creando algunas ocasiones de gol. Aún así el Valencia no se amilanó, siguió concentrado sabiendo que el asedio en algún momento pararía. Así que se sacudieron la presión y volvieron a jugar con alegría, con las tres colosos en el centro del campo.  Jugaba mejor el Valencia, proponiendo un estilo de fútbol vistoso. A pesar de ello, el Levante gozó de dos clarísimas ocasiones. Un disparo a bocajarro de Olga, que obligó a Mariajo a emplearse a fondo con una hermosa estirada, estuvo a punto de deshacer la igualada. Cuando peor pintaban las cosas salió Paula. La número 8 del Valencia entiende el fútbol a la perfección, recibe bien, la pide, la pasa. Impone su ritmo. Y lo hizo en el momento que más la necesitaba su equipo. Al Valencia, después de tanto aguantar, aún quedaba una clara para llevarse el partido. En el 83, tras un pase magistral de Monforte, Mateos, que había entrado al campo por Amo, se quedó mano a mano contra la portera levantinista. Fue, quizá, la ocasión más clara del partido. Una pena no haber podido marcar en esta oportunidad para confirmar el cambio de orden que se está dando en la ciudad.

A fin de cuentas se vio un partido muy disputado, muy trabajado por ambos conjuntos, una demostración de intensidad. Un derbi por todo lo alto.

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