No olvidemos que en el primer cruce de la temporada no aparecen ni el Happoel de Tel Aviv, ni el Elfsborg, rivales del perfil bajo a los que el Valencia superó sin problemas en sus primeras fases previas de la Liga de Campeones.
Asegurada in extremis la cuarta plaza de la Liga, al Valencia le quedan por delante tres meses antes de vivir, en la segunda quincena de agosto, uno de los momentos clave de la temporada 2015-2016: la eliminatoria previa de la Liga de Campeones.
Entiendo la felicidad del personal, pero me permito recordar que quedan por delante 180 minutos muy importantes. Disputarlos puede entenderse como un premio y por eso se ha desatado la euforia por parte de la afición tras el triunfo en Almeria, pero también me permito recordar que hace no demasiados años, ser terceros y acceder entrar directamente a la fase de grupos era algo habitual. La diferencia con la situación actual estriba en que ahora se ha desbordado el vaso de la felicidad y entonces se palpaba la sensación del deber cumplido, sin que faltara alguna cara larga al considerar que el equipo podía haber estado mejor.
Son cuestiones que van con la esencia del fútbol y sobre las que hay poco más que debatir, por lo que ahora hay que pensar en que toca conformar un equipo con garantías para superar esa ronda. Hace falta un portero que esté a la altura de Diego Alves y un central competente tanto si Nicolás Otamendi se va como si se queda. En el centro del campo hay que esperar bastante más de Enzo Pérez, pero también de André Gomes cuando se recupere de su lesión.
¿Es Álvaro Negredo el delantero que el Valencia necesita para conformar el ataque junto a Paco Alcácer o alternarse con él cuando solo juegue un punta? La inversión en Pérez y Negredo ha estado por encima del rendimiento que han ofrecido y ahora es importante amarrar a los buenos jugadores que ha tenido el equipo este año y estar finos a la hora de reforzarlo.
No olvidemos que en el primer cruce de la temporada no aparecen ni el Happoel de Tel Aviv, ni el Elfsborg, rivales del perfil bajo a los que el Valencia superó sin problemas en sus primeras fases previas de la Liga de Campeones. En esta ocasión, cuartos, terceros y subcampeones de las ligas más potentes de Europa estarán en el bombo y serán los coeficientes continentales los que nos libren de algún rival de campanillas. Sin peritas en dulce, el Valencia debe ser consciente de que el potencial de los equipos con los que se puede encontrar será, cuanto menos, similar al suyo. Pensar en lo que puede venir después, para lo bueno o para lo malo, es un asunto a abordar más adelante.