Los frutos ya se están saboreando porque ni el más optimista podría haber pensado que el Valencia se encontraría a diez puntos del líder.
Llegados a esta altura de temporada hay quien, y no le falta razón, podría esperar un fútbol más fluido por parte del equipo de Nuno Espírito Santo. El aterrizaje en Valencia de varias estrellas rutilantes de la mano de Peter Lim posiblemente hacía presagiar otro fútbol y otro talante sobre el terreno de juego, quizá ver al equipo mostrarse con mayor superioridad sobre la gran mayoría de los rivales que propone la Liga y no terminar sufriendo contra equipos de menor entidad. En ese sentido falta muchísimo por pulir y posiblemente le esté faltando al Valencia, entre otras muchas cosas, un futbolista con verdadera capacidad de liderazgo que levante la cabeza en el campo y administre las fuerzas y los impulsos del grupo.
Siendo todo ello cierto también será conveniente reconocer que la construcción de un equipo de fútbol requiere, sin lugar a dudas, un tiempo prudencial. Un proyecto concebido a medio o largo plazo necesita un margen de tiempo para que puedan saborearse sus frutos. Y, verdaderamente, aunque falte fútbol, los frutos ya se están saboreando porque ni el más optimista podría haber pensado que el Valencia se encontraría a diez puntos del líder y que, disputados ya 24 encuentros de Liga, sólo habría caído derrotado en 4 de ellos. Tratando de borrar de la memoria el esperpento de la Copa en una temporada en la que se ponía más apetecible que nunca, se puede aseverar que los números son impecables.
Para la entidad y para el equipo es absolutamente vital alcanzar la Clasificación para la Champions League… ¡como sea! y tiempo habrá para ir engrasando la máquina e incluso para sustituir aquellas piezas que chirríen.
Teniendo en cuenta que falta rodaje a muchos jugadores nuevos y jóvenes en una Liga importante, que falta adquirir la condición de equipo a una buena plantilla y que ese rodaje afecta al mismísimo entrenador, es evidente que el margen de mejora es incuestionable. En el momento que Nuno Espírito Santo decida cuál ha de ser la filosofía de su equipo en el campo y persevere en ella sin demasiados ‘bandazos’ pasaremos de ver un conjunto que gana con muchas inseguridades a un equipo que gana dominando los partidos del minuto uno al noventa.
En cualquier caso lo verdaderamente importante es que en ese camino hacia la personalidad definida y hacia el ‘equipo’, se van sumando los partidos por victorias y el objetivo está al alcance de la mano. Es verdad que deberían mejorar las sensaciones pero no me negarán que no hay mejor sensación que leer la Clasificación y ver al equipo donde se encuentra.