El Valencia quiere sumar tres puntos para certificar cuanto antes la salvación y el Levante llega en estado de necesidad máxima.
El derbi de la ciudad de Valencia no es el más pasional del mundo, ni el que tiene más tradición, ni el más igualado pero es un derbi. La mejor etapa histórica del Levante ha permitido que el duelo entre los dos mejores equipos de la capital del Túria vaya adquiriendo, estas últimas temporadas, cierto aroma a clásico pero aún queda lejos de las grandes rivalidades que se viven en otras ciudades. Pero, insistimos, es un derbi. De hecho, para el Valencia es un partido importante porque es contra el Levante, si no, el compromiso de esta jornada liguera sería calificado, simplemente, como el encuentro que está situado en medio de la eliminatoria de octavos de final de la Europa League. El equipo de Gary Neville, como dijo ayer el entrenador inglés, no puede priorizar, porque todavía necesita algunos puntos para certificar la permanencia y porque va a jugar un derbi.
El Levante no ha sido un rival cómodo para los blanquinegros en estas últimas temporadas. De hecho, el Valencia no ha podido ganar en el campo de Orriols desde 2011. También es cierto que nunca el Levante ha estado tan débil como lo está ahora. Los refuerzos de invierno tuvieron un efecto limitado y el equipo granota es el farolillo rojo de la clasificación. Pero la trayectoria vale de poco en un derbi, sobre todo, en el bando del Levante. En su condición de aspirante, identifica al Valencia como enemigo con más nitidez que al contrario. En esa diferencia de percepción, seguramente, se han asentado los éxitos de los granotas contra los moradores de Mestalla en los últimos años.
El equipo azulgrana suma a ese deseo de vencer al vecino, una situación de necesidad y angustia clasificatoria. El Levante es el último de la Liga y tiene la salvación a seis puntos de distancia. Sus bazas pasan por plantear un duelo con ritmo alto e intenso y por la inspiración de sus delanteros Deyverson y Rossi que ya han demostrado capacidad para desnivelar partidos.
Por su parte, el equipo de Gary Neville afronta el choque con la exigencia de la afición de ofrecer una buena imagen en un partido especial pero sin ningún objetivo claro en Liga más allá de seguir sumando puntos para no tener que volver a mirar a la zona de descenso. Pero a nadie se le escapa que es un partido molesto con poco que ganar. El técnico inglés no podrá contar con Enzo, Cherysev, Gayà y Bakkali lesionados ni con Santos que cumple partido de sanción. Apuntan a titulares por una cuestión de gestió de esfuerzos Alcácer, Cancelo, Santi Mina, Siqueira, André Gomes y Feghouli que no estuvieron en el once inicial el pasado jueves contra el Athletic en Europa.
Es difícil vaticinar qué tipo de partido se verá en el Ciudad de Valencia. Porque los derbis tienen un punto de imprevisibilidad y porque el equipo de Gary Neville no tiene ningún patrón de juego. Y si lo tiene, consiste en cambiarlo en función del rival. El entrenador inglés apuntó ayer en rueda de prensa que espera que el Levante despliegue un fútbol directo. Para combatir ese plantemiento parece razonable que el Valencia quiera ser protagonista a través del balón. En cualquier caso, después hay que aplicar las ideas sobre el terreno de juego y ésa todavía sigue siendo una asignatura pendiente para el equipo blanquinegro.
El Valencia debe sumar tres puntos por una cuestión de jerarquía. No hay muchos motivos para pensar que se pueda ver un partido vistoso pero eso no importa porque hay derbi en la ciudad.