Aquel día el colegiado cántabro mostró su carta de presentación. Teixeira sigue desde entonces en primera división y el calibre de sus errores no disminuye.
Dormido en el olvido permanece el debut de Fernando Teixeira Vitienes en Mestalla. El desdichado estreno tuvo lugar en la temporada 2003-04, cuando el Valencia perseguía el título liguero que, a la postre y superando grandes obstáculos, logró, terminó por conquistar. Los de Mestalla recibían aquella tarde a la Real Sociedad con la obligación de ganar. El partido, sin embargo, se torció muy pronto por culpa de las decisiones del colegiado cántabro que estuvo a punto de provocar un desacato en una grada muy sensibilizada desde lo acontecido, unas semanas antes en el Bernabéu, cuando los valencianistas vieron como Raúl se inventaba un penalti que les arrebataba provisionalmente el liderato.
Teixeira no dio aquella tarde una a derechas y se envalentonó ante las protestas constantes del público por sus errores, como queriendo demostrar que pese a su inexperiencia, no le afectaba el ambiente. El colmo de los despropósitos fue la señalización de un penalti a favor de los donostiarras en una acción completamente legal de Ayala. Antes ya se había tragado varias jugadas en el área visitante merecedoras del máximo castigo. El Valencia, espoleado por la injusticia, sacó fuerzas de flaqueza y con un gol en el último minuto de Baraja pudo neutralizar un 0-2 en contra. Aquel empate sabía a victoria. La afición estalló de rabia en la celebración porque el destino reparaba una injusticia.
En la rueda de prensa posterior al encuentro, Rafa Benítez manifestó su perplejidad por el arbitraje pero evitó soltarse la lengua porque el campeonato estaba al alcance de la mano y no quería desgastarse en batallas que a la larga podían resultar perjudiciales para sus hombres. Después de asegurar el título me confesó que aquel arbitraje le había llevado a sospechar que existía un complot en contra del Valencia y que también los jugadores, una vez acabado el choque, no salían de su asombro por la extraña actitud del trencilla.
Han pasado once años de aquel lamentable episodio. Aquel día el colegiado cántabro mostró su carta de presentación. Teixeira sigue desde entonces en primera división y el calibre de sus errores no disminuye. En Bilbao evidenció que no sabe interpretar correctamente el reglamento y, una vez más, el club de Mestalla ha pagado su probada incompetencia.