El jugador del cadete B campeón de Liga tiene un talento natural para leer el fútbol y anticipar las decisiones
Los aficionados que se acercan a Paterna a disfrutar del fútbol enseguida advierten que en el cadete B del Valencia CF hay un jugador diferente. El eldense Sergio Ortuño es un futbolista que hace disfrutar a quien le ve jugar. Físicamente es el jugador más pequeño del equipo y la mayoría de las veces lo es del partido. Pero cuando el balón llega a sus botas Ortuño es un gigante. Actúa normalmente en la mediapunta aunque también puede retrasar su posición. Es uno de esos pocos futbolistas que toma las decisiones con antelación al transcurrir de la jugada lo que le permite tener clarividencia en la zona de tres cuartos a la hora de trazar pases que sólo existen en su imaginación. El hecho de que con 14 años tenga un mapa del fútbol tan desarrollado en su cabeza sólo puede deberse al talento innato. Ortuño lee el fútbol con una naturalidad prodigiosa.
Tras jugar en el Deportivo Eldense el Hércules de Alicante lo fichó con 9 años. Tras participar en el Torneo Nacional Alevín despertó el interés de varios clubes pero al final se decidió por ingresar en la escuela de Paterna para jugar con el infantil B. Ésta ha sido su tercera temporada en el Valencia y sigue en plena evolución.
Habrá que ver cómo va gestionando las diferencias físicas que, de momento, le mantienen en desventaja con los adversarios. Pero le sobra calidad para ir avanzando en la carrera por convertirse en futbolista profesional.
En su pueblo siguen muy de cerca sus evoluciones y es noticia en los medios locales cuando su equipo consigue un título o emprende un viaje para jugar un torneo. Sergio Ortuño es sin duda uno de los diamantes de la Academia. Un proyecto de futbolista por el que merecería la pena pagar una entrada por verle jugar.