Cuando salió el sorteo de la Champions no cabía exigirle al Valencia CF la clasificación a octavos dada la superioridad apriorística de la Juventus y el United. Ese mismo razonamiento obligaba al equipo blanquinegro a ganar sus dos partidos contra el Young Boys. Finalmente, el Valencia sólo ha cumplido los pronósticos negativos, es decir, quedar por debajo de la Juve y el United pero no fue capaz de imponerse al Young Boys. Por eso, el paso del Valencia en esta competición ha sido decepcionante. Se confirma que el partido en Berna queda como una mancha imborrable en la historia del club.
Respecto al encuentro en Turín que significó, a la postre, la eliminación de la Champions, cabe reconocerle al conjunto dirigido por Marcelino bastante mérito. No es fácil que la Juventus genere tan poco en su propio estadio. Aún así, se echó en falta, a partir del gol del equipo italiano, algo más de ambición por parte del Valencia. Un arranque de orgullo aunque sólo sirviera para volverse a la capital del Túria con un marcador más abultado.
El drama de esta temporada está siendo no ganar al Young Boys, al Leganés o al Girona pero, contando el curso anterior y después de cinco enfrentamientos contra el FC Barcelona, tres contra el Atleti, dos contra el Real Madrid, dos contra la Juventus y uno contra el United, queda la sensación o incluso la evidencia de que al Valencia de Marcelino le falta creérselo y colmillo para ganar ante los mejores equipos del mundo. El entrenador asturiano espera que esas virtudes las adquiera la plantilla a través de la experiencia. Sin embargo, aunque sea de vez en cuando, debería poder el Valencia ganarle a un equipo teóricamente superior. Como solíamos hacer. Parece un buen momento para hincarle el diente al Madrid. Hacer un partido serio sí, ser competitivos también, dar buena imagen por supuesto pero, sobre todo, hay que ser ambiciosos y ganar.
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