El proceso de venta ha dado un paso de gigante con el acuerdo entre Bankia y Lim
La inminencia se hizo carne, o mejor dicho papel, o, para ser precisos, ceros y unos del sistema binario. Ayer, por fin, Bankia y Mériton emitieron el comunicado, el más buscado, el más deseado, anunciando que habían llegado a un acuerdo. Ahora sólo queda un paso para que Peter Lim sea el nuevo dueño del Valencia y el proyecto de equipo grande eche a andar.
Sin embargo, la perspectiva de un futuro prometedor y la felicidad que genera el hecho de que el Valencia salga del agujero, no es óbice para valorar que el acuerdo entre Bankia y Peter Lim no cumple con los requisitos que habían marcado club y Fundación en su día en cuanto a reducción de la deuda del Valencia.
Esta situación, que el banco refinancie a Lim y no lo hiciera con el proyecto de Aurelio y Salvo es una derrota para los actuales gestores. Un fracaso que ya estaba sobre la mesa pero que podía haber quedado diluido si las condiciones de entrada del nuevo comprador hubieran sido otras.
Conviene especificar que cuando se habla de que con la venta se pierde la valencianidad del club no es porque se prefiera a Soler, a Soriano o a Llorente en vez de a Lim. Aquí, en este punto, lo que se lamenta es que la resolución del proceso anula cualquier posibilidad de democratizar el Valencia.
Así pues, no queda otra que asumir la nueva situación. Cabe esperar que todo se resuelva cuanto antes y conviene congratularse de que el Valencia vaya a recibir una inyección económica muy importante. Se debe agradecer al nuevo dueño el esfuerzo y el interés y sería interesante apoyarle para, entre todos, construir un Valencia mejor.