Las negociaciones no encuentran final
Semana clave, día decisivo, de hoy no pasa, acuerdo inminente, sólo unos flecos por resolver… La semana pasada reclamábamos paciencia para afrontar, desde la barrera, la negociación Bankia-Lim pero conforme pasan los días y viendo los términos que se utilizan es imposible no caer en cierto grado de ansiedad. Lo realidad es que el club sigue paralizado lo cual es un mal menor comparado con la posibilidad de que, finalmente, no se llegue a un acuerdo.
Como siempre las informaciones siguen siendo confusas e interesadas. Sin embargo, sí se pueden extraer algunas conclusiones. En todo este conflicto Bankia siempre ha tenido la sartén por el mango en tanto en cuanto tiene la posibilidad de, en primer lugar, ejecutar el aval de las acciones de la Fundación y asumir la propiedad del Valencia y, en segundo lugar, quedarse con el estadio de Mestalla debido al impago de la deuda que el club mantiene con la entidad financiera.
Así las cosas Bankia, en ningún momento, ha querido imponer a las bravas sus derechos contractuales debido al riesgo reputacional y a que, como recordó Aurelio Martínez, tiene el 25% de su cuota de mercado en la Comunidad Valenciana. Por eso, no se entiende muy bien por qué, precisamente ahora, está tensando tanto la cuerda. Es perfectamente lógico que quiera defender sus intereses, se lo debe a Bruselas y a la hacienda pública que somos todos, pero su persistencia por querer seguir vinculado al Valencia CF contrasta con el mensaje transmitido de que debía deshacerse del 'problema' del fútbol a toda costa.