Es el todo o nada definitivo
Por difícil que sea no queda otra que creer en la remontada. Todos los motivos son buenos, todas las razones valen. A la extraordinaria oportunidad de acceder a una Final europea se le debe sumar la posibilidad de honrar una historia trufada de éxitos continentales. A la dificultad de revertir un resultado adverso de 2-0 frente al Sevilla se puede contraponer el juego del partido de ida, la remontada contra el Basilea, las ganas locas de una afición necesitada.
Es la última esperanza de la temporada. Es la diferencia entre dos conceptos antagónicos para definir nueve meses de trabajo: éxito o fracaso separados por 90 minutos. Es el todo o nada definitivo.
Y sí, queda la magia de Mestalla. Quien defiende que, al final, el público no juega, es porque no ha vivido una noche de gloria en el coliseo valencianista cuando la comunión y la identificación entre futbolistas y grada alcanza el paroxismo. Entonces, las gargantas de los seguidores roban balones y son capaces de empujar el esférico al fondo de las redes. Dan energía infinita a los suyos y hacen temblar las piernas de los contrarios.
Esta noche, a las 21.05, la Historia casi centenaria del Valencia CF busca nuevos héroes sobre el campo. La afición como siempre, empujará sin descanso.