Siempre hemos defendido la teoría de Pizzi de que la escuela debe rendir servidumbre al primer equipo pero hay detalles que el club puede mejorar para fortalecer a su filial.
Fue un domingo de contrastes para el Valencia CF aunque, mayoritariamente, se puede considerar positivo. Venció el primer equipo al Villarreal y, además, convenció. El Femenino también ganó en el último suspiro aunque la lesión de Paula empañó la victoria. Por su parte, el juvenil B ganó en el complicado campo del Hércules y vuelve a comandar el grupo VIII de la Liga Nacional.
La nota discordante la puso el filial que perdió en Bunyol en un partido que no supo gestionar ni con ventaja ni en desventaja. A Pizzi le preguntaron por esto en rueda de prensa y el técnico argentino puso el dedo en la llaga del debate. La función de la escuela no es otra que la de nutrir de futbolistas al primer equipo. Si en este proceso el filial se debilita se debe entender como un mal menor. Es algo que siempre hemos expuesto aquí y aún así, conviene hacer una reflexión.
La Ciudad Deportiva del Levante presentó un lleno hasta la bandera. Un magnífico aspecto con los aficionados levantinistas apoyando a su equipo durante todo el encuentro. Nada que ver con lo que sucedió en el partido de ida. En aquella ocasión el primer equipo jugó a las 12.00 en Getafe y el club programó el partido del Mestalla a la misma hora en Paterna. Esto puede ser un detalle anecdótico o sintomático. Pese a que la labor del filial sea la de proveer de jugadores al primer equipo se echa de menos que el club no potencie más la interacción del aficionado con el Mestalla. No en vano, el filial valencianista es un equipo con mucha tradición y una dilatada y exitosa trayectoria. Cabe recordar que el Mestalla fue el primer club de la historia que renunció a jugar en Primera División.
Se acerca un final de temporada muy complicado y el club debe poner los medios para que en los partidos que se jueguen en el Antonio Puchades haya un ambiente, como mínimo, similar al que se vivió en Bunyol.