Aunque pueda reportar beneficios, algo discutible, el Valencia no debe adoptar el papel de víctima con los árbitros para justificar su posición en la tabla.
Hablar de que existe una tendencia arbitral que perjudica al Valencia puede ser peligroso en tanto en cuanto puede servir para justificar derrotas como la sufrida en Vallecas. El clamoroso error de Fernández Borbalán señalando un penalti inexistente a favor del Athletic en Mestalla y las posteriores declaraciones de Pizzi han hecho que los medios de comunicación hagan retrospectiva para enumerar los agravios arbitrales al equipo de Mestalla. En estas, sale Keita y pone un poco de cordura "no hay que buscar excusas".
Siendo cierto que el Valencia tiene poco peso en la Federación, también lo es que es un club más poderoso que la mayoría, capaz de que sus quejas se amplifiquen. También es evidente que el sistema está diseñado para favorecer a los equipos con más influencia: Barça, Madrid, Atleti, Athletic, Real Sociedad y alguno más. La subjetividad de las designaciones y las sanciones a los árbitros acaban moldeando la competición en favor de estos clubes y esto es más que denunciable, no sólo cuando te 'roban'. Pero no conviene adoptar el papel de víctima. Volviendo a Vallecas, el partido se perdió porque el Valencia jugó muy mal.
Cuando Real Madrid o Barça se quejan de las actuaciones arbitrales y ponen su maquinaria mediática en esa dirección, la única respuesta sensata desde fuera es sentir vergüenza ajena. No nos gustaría que los aficionados del Betis o el Valladolid, por poner dos ejemplos de equipos con menos influencia aún que el Valencia, pensaran lo mismo del club de Mestalla. La posición que ocupan los blanquinegros en la tabla no se debe a los errores arbitrales sino a una temporada caótica y a una primera vuelta muy pobre en lo deportivo.