Lo social y lo deportivo

Pese a que algunos quieran encarnar en Amadeo todas las virtudes hasta llegar a la perfección, lo cierto es que se han tomado decisiones en el ámbito deportivo que se deberían, cuanto menos, revisar.


Parece que el golpe de efecto de Amadeo Salvo ha tenido más calado del que algunos deseaban. Cuando muchos le daban por desahuciado ha conseguido volver a escena en el proceso de venta del club. Las maniobras de Bankia y KPMG denunciadas por el presidente del Valencia no han sido desmentidas por nadie. Los que hablaban de Aurelio como el brazo ejecutor de la entidad financiera, sin saber lo que la Fundación va a decir hoy, tienen bastantes posibilidades de quedar en evidencia. Por otra parte la Generalitat le ha visto las orejas al lobo. Aún hay quien se sorprende de que el fútbol sea capaz de movilizar a tantas personas. No se acordarán de la Liga de 22 equipos.

Y en este devenir social llega Eduardo Vargas y su fichaje merece una reflexión que, en este caso, no deja en buen lugar al presidente. Las urgencias en el fútbol son norma pero la voracidad con la que el Valencia se ha deshecho de su fichaje estrella, Pabón, y de su entrenador, hablan de que en verano las cosas no se hicieron bien. Ya en su día fue muy discutible que se confiara en un fondo de inversión en vez de en Alcácer teniendo como filosofía el proyecto de cantera Gloval. Se puede seguir culpando a Braulio como un mantra infalible pero el análisis debe ser más profundo si se tiene en cuenta la contratación de Vezo. El joven portugués todavía no ha debutado con el primer equipo, lo cual, tal y como está Ricardo Costa, es una señal inequívoca de que no está preparado para jugar al primer nivel. El proyecto deportivo está acusando ciertas decisiones que desprenden frivolidad. Parece que el fichaje de Vargas se aleja de esa línea. Esperemos que se note en el terreno de juego.

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