El partido contra el Granada fue importante para que todos los miembros de la plantilla cogieran confianza
El día de Reyes trajo al valencianismo un magnífico regalo en forma de resultado. Se puede decir que el Valencia es, virtualmente, equipo de cuartos de final de la Copa del Rey. Mestalla vivirá, si no pasa nada raro, otra eliminatoria copera con todo lo que eso significa: crece la ilusión y crecen las posibilidades de que Gary Neville cohesione al grupo haciendo que todos los futbolistas se sientan importantes.
Porque, además del resultado, el partido de ayer deja como principal lectura positiva la recuperación de jugadores que no estaban teniendo protagonismo por diferentes motivos. Ver a Negredo hacer una hattrick, a Rodrigo moverse con frescura, a Orban saliendo al corte con éxito, a Barragán llegando a la línea de fondo con peligro y así, hasta sumar a todos los jugadores que participaron. Un manto de confianza para futbolistas muy necesitados. De hecho, con Nuno nunca se había conseguido hacer dos partidos seguidos convincentes con rotaciones de por medio. El año pasado en Copa el rendimiento de los menos habituales fue decepcionante y esta temporada al equipo se le han descosido las costuras con la dos competiciones. Es un hecho diferencial sustancial para la gestión del vestuario. También conviene destacar en positivo la presencia que están teniendo los jugadores de la cantera en el primer equipo. Ayer Zahibo volvió a tener minutos y Toni Lato fue convocado por primera vez. Es una gran noticia que las palabras se vayan convirtiendo en realidad.
Otro hecho que permite albergar optimismo de cara al futuro es la reacción de Gary Neville ante la victoria. El técnico inglés no le dio ninguna importancia al hecho de haber goleado y lo asumió como una parte más del proceso. Lo cierto es que al equipo le queda mucho trabajo por delante y mucho margen de mejora visto lo visto. El regalo de Reyes, más que el partido, fue el resultado.