El valencianismo es un estado de anisedad perpetuo
La temporada pasada Paco Polit escribió un artículo en DIARIO DE MESTALLA titulado 'El ansia' que versaba sobre la renovación de Gayà. Lo recordamos para evidenciar que la ansiedad es un estado de ánimo recurrente entre el valencianismo. La realidad del equipo dirigido por Nuno ahora mismo es que está muy cerca de clasificarse para los octavos de final de la Champions League y que puede tomarle el pulso a la Liga si gana en el Calderón el próximo domingo. Una situación relativamente favorable que contrasta con el clima que se vive alrededor del club.
Mestalla está irascible y cuestiona todas las decisiones de su entrenador. Parejo, el capitán, está en el punto de mira desde que renovó y los rivales preparan el partido en función de esta circunstancia, intentando sacar provecho del desencuentro entre el equipo y la hinchada ("si aguantamos el empate…"). En el último partido contra el Gante la afición se levantó de sus asientos en una acción en la que hubo jugadores que no bajaron a defender. Pero no siempre están tan justificadas las demandas de la grada que, en muchas ocasiones, reacciona por puro capricho. La ansiedad en el estadio se traslada al césped y un buen ejemplo de esto es Paco Alcácer. El delantero de Torrent anda desquiciado en su búsqueda del gol. Una intranquilidad que también ha hecho suya Negredo cuando ha jugado. El equipo, en general, vive en estado de zozobra y por eso, al mínimo contratiempo, el castillo de naipes se derrumba como sucedió contra el Gante cuando el Valencia encajó el tanto del empate.
También hay ansiedad mediática. La voracidad por sacar noticias y vender temas condiciona una realidad que es menos agitada de lo que se acaba trasladando. No es fácil salir de una dinámica y el Valencia ha entrado en una espiral peligrosa. Todos: afición, jugadores y medios de comunicación, deberían replantearse su relación con el club y tratar de disminuir el grado de ansiedad. La capacidad crítica es fundamental pero el fútbol debería ser un espacio propicio para evitar la crispación gratuita y disfrutar.