Los éxitos de los rivales emprobrecen el palmarés del Valencia.
Tradicionalmente se ha considerado al Valencia como el tercer equipo de España. Es cierto que el Athletic de Bilbao y el Atlético de Madrid tienen, desde tiempos inmemoriales, más títulos nacionales en sus vitrinas pero el club de Mestalla siempre ha podido sacar su excelente expediente europeo para marcar las diferencias. Valga como ejemplo el hecho de que el Valencia fue, durante doce años, el único equipo español con una Supercopa de Europa.
Sin embargo, la última vez que el Valencia consiguió un título europeo fue hace once años. En este tiempo el Sevilla ha conquistado cuatro veces la Europa League y el Atlético de Madrid dos. Además, el equipo colchonero ha jugado una final de la Champions. El Sevilla ha ganado una Supercopa de Europa y disputará otra final el próximo verano y el Atlético de Madrid dos. Es cierto que en estos triunfos ajenos el Valencia ha tenido un papel protagonista y sólo los designios de los Dioses del fútbol han frustrado las aspiraciones blanquinegras en dos casos concretos: el penalti a Zigic en el Calderón y el gol de M'bia. Pero las tendencias a largo plazo también se escriben sobre los detalles y el azar.
Queda el consuelo de que en la clasificación histórica de la Liga el Valencia es el tercer club que más puntos ha sumado. Pero no es suficiente. La regeneración en el club de Mestalla con la llegada de Peter Lim se produce en el momento justo para poder revertir la situación. Pero para eso hay que empezar a ganar títulos ya. El Valencia tiene una deuda con su propia historia. Ha llegado el momento de que los seguidores blanquinegros no tengan que apoyar en una Final europea al Fulham, el Benfica o el Dnipro. Es urgente.