Se ha cumplido un año desde que Rufete fue nombrado manager general deportivo
Estos días se está haciendo balance de la actuación de Rufete como máximo responsable del área deportiva del Valencia coincidiendo con su primer aniversario en el cargo. El principal argumento positivo para defender la gestión de Rufete y que casi anula los errores que ha cometido es su concepción del club. El hecho de que el Valencia se valore en el vestuario, tal y como dijo él este verano, es un cambio sustancial. El perfil de jugadores respetuosos con el club es fundamental para construir un equipo con el que el aficionado pueda sentirse identificado. Es el principio de todo.
Respecto a cómo ha desarrollado esta idea la balanza pesa por ambos lados. Por una parte hay que destacar de Rufete su poder de seducción. En este apartado habría que considerar también a Fabián Ayala. Que estén aquí Otamedi, Mustafi o De Paul se debe, principalmente, a este hecho. Sin embargo, Rufete ha no ha actuado con diligencia en el tema de las salidas. Aplazó el problema en invierno entre palmaditas en la espalda por lo bien que lo había hecho pero en verano se juntó todo. Tuvo muchos meses, desde enero, para dar salida a jugadores como Rami, Banega, Jonas, Ricardo Costa, Postiga y Cissokho, todos futbolistas con cartel pero apenas obtuvo beneficios en estas operaciones. Por Mathieu se sacó lo máximo posible y su sustituto, Mustafi, ha sido gran acierto pero por Bernat el precio que se obtuvo fue muy inferior a su valor por calidad y edad. El poder de seducción, en este caso, no sirvió para renovarle en el momento adecuado.
En el título del editorial hablamos de año y medio porque Rufete también es el director de la Academia del Valencia desde el verano de 2013. En este punto, de nuevo, cabe valorar la idea antes que ir a los hechos. Considerar la cantera como el motor deportivo del club era una filosofía necesaria. Poner los medios al servicio de una metodología es el camino correcto aunque los resultados se verán más a largo plazo. Haberle hecho hueco a Gayà en la primera plantilla tiene un mérito limitado. Lo contrario hubiera sido una irresponsabilidad. Rober y Carles Gil también se han ganado el derecho de estar con el primer equipo. Viendo la calidad que hay en Paterna la apuesta podría ser incluso más arriesgada. Poro otro lado, Rufete convenció a Fran Villaba, una de las perlas de la escuela, para que no se fuera al Liverpool como el año anterior había sucedido con Chirivella. Sin embargo, este verano se han marchado a Real Madrid, FC Barcelona, Deportivo de la Coruña y Villarreal los jugadores Javi LLario, Álex Blanco, Ortuño y Vassilakis, respectivamente, cuatro chavales con un potencial reconocido. Rufete habló cuando llegó de que había que crear las condiciones adecuadas para que todos los futbolistas quisieran estar aquí y, tras las salidas de estos cuatro jugadores, dijo que sólo estaban los que querían estar apelando al compromiso. Lo ideal, en cualquier caso, es aplicar ambos conceptos. Además de exigir compromiso es vital retener el talento.