El Valencia cayó derrotado claramente en A Coruña
Perder de vez en cuando es ganar, pero sólo si es muy de vez en cuando. La derrota te obliga indefectiblemente a mejorar. A veces, los resultados positivos camuflan ciertas carencias pero las derrotas desnudan todos los errores. Así pues, conviene prestar atención y ver en qué se falló ayer. Lo más evidente fue la falta de actitud: todos los balones divididos se los llevaba el Deportivo y por ahí se empezó a fraguar la derrota.
Los futbolistas, individualmente, tampoco tuvieron su mejor día. Se ha destacado la actuación de Otamendi en positivo pero en este punto conviene hacer una reflexión. Conducir el balón desde la defensa debe ser un recurso puntual pero no una norma. Ayer el Valencia en la primera parte se rompió. La organización táctica, pilar de la filosofía de Nuno, brilló por su ausencia. Cuando Otamendi sube, Javi Fuego, siempre disciplinado, ocupa su lugar en defensa pero se produce un hueco en el mediocentro defensivo. Hay que llevar cuidado con esas acciones: el central argentino debe limitar sus arrancadas, para eso, ya están el propio Javi Fuego, Parejo o Filipe Augusto. Precisamente, Parejo y Filipe Augusto fueron también protagonistas negativos del encuentro. El Valencia perdió claramente la batalla en el centro del campo que es donde se deciden los partidos.
Los análisis tras la derrota deben ser constructivos. En este caso, no se debe dramatizar en exceso. El próximo partido en Mestalla contra el Elche debe servir para mejorar todo lo que ayer el Valencia no hizo bien y habrá que prestar especial atención a los partidos que se jueguen fuera de casa. Visto en perspectiva éste sí puede ser un tema preocupante. El Valencia está teniendo problemas para sacar los resultados a domicilio. En cualquier caso, que no cunda el pánico: perder de vez en cuando es ganar, muy de vez en cuando.