Por fin. El valencianismo llevaba muchos años esperando una catarsis, una noche de gloria deportiva histórica sin paliativos y llegó el 11 de abril de 2014. El Valencia se clasifica para semifinales de la Europa League tras remontar un 3-0 en contra.
Pese a que el público asistente se entregó a la remontada como se pudo comprobar en el espectacular recibimiento que tuvo el equipo cuando llegó al estadio, lo cierto es que Mestalla no presentó el aspecto de las grandes ocasiones. Eso sí, lo asistentes se entregaron a la causa desde el minuto 1. El Valencia, como no podía ser de otra manera salió volcado a buscar el gol. El Basilea encerrado esperaba, bien colocado en el campo. El equipo blanquinegro volcaba el juego por la banda derecha donde Joao y Feghouli subían de revoluciones el ritmo del partido. Por parte del Basilea, el mediocentro Serey Die le daba empaque a su equipo con su potencia física y su capacidad para jugar el balón. Al Valencia le costaba generar ocasiones pese al ímpetu que demostraba y los minutos iban pasando. Fede perdía algún balón absurdo y la presión del Valencia se deshacía. La actitud de otros futbolistas estaba siendo ejemplar: Parejo y Marthieu asumían el liderazgo y sostenían a su equipo en el empeño. También Keita daba el equilibrio necesario para que sus compañeros pudieran irse hacia arriba. El Valencia recuperaba el balón con prontitud y en posiciones peligrosas pero faltaba el pase definitivo en la zona de tres cuartos. Finalmente llegó en el minuto 40. Feghouli, desde la derecha, puso un balón al corazón del área que Paco Alcácer bajó con el pecho para fusilar a Sommer. 1-0 y Mestalla entraba en ebullición. El Valencia ahora atacaba con una finalidad clara, con el cuchillo entre los dientes. Vargas falló una ocasión inmejorable en un pase de Alcácer de alta escuela. Se redimió el chileno en la jugada siguiente al rematar a gol el saque de córner. Ahora sí, la gente se volvía loca. La remontada, imposible unos minutos antes, estaba en la palma de la mano. La gente ya no podía permanecer en sus asientos y vivió de pie los últimos minutos del primer periodo. Lástima que llegara el descanso.
En la segunda parte el Valencia mantuvo el ritmo y la presión. El equipo había ganado en confianza, el estado de ánimo era el óptimo para rematar la faena. El público estaba entregado. Al Valencia le seguía costando crear ocasiones pero, en el 55, tuvo una clarísima en las botas de Vargas que, tras llevarse el balón con la mano encaró sólo al portero, le debió saber mal la ilegalidad al chileno que no fue capaz de superar a Sommer ni acertar con el rechace ya sin ángulo. El Valencia lo seguía intentando. El 'sí se puede' se convertía en un clamor. El Basilea, en vista de que el Valencia se lo estaba merendando, decidió adelantar la línea de presión y eso al equipo de Pizzi le supuso problemas a la hora de sacar el balón. Pero a Paco Alcácer le daba igual. Él sólo se buscaba la vida. Robó un balón, se fue por velocidad, recortó al defensor y lanzó un latigazo que Sommer pudo tocar lo justo para que el esférico se estrellara en el larguero. Impresionante delantero. Como seguiría demostrando poco después, esta vez con la izquierda con un tremendo disparo que, tras tocar en el larguero, entró en la portería. 3-0, lo más difícil, lo irrealizable, ya estaba hecho. Pizzi sustituyó a Fede por Jonas y, al poco, Mathieu se lesionó por lo que hubo de entrar Ricardo Costa al campo. El equipo blanquinegro tuvo un pequeño momento de receso pero, a falta de diez minutos para el final volvió a la carga. Alcácer tuvo la ocasión más clara del partido, bastante más óptima que las dos que habían acabado en gol. Sin embargo, en esta oportunidad, el delantero de Torrent no pudo definir con claridad tras un toque de balón un poco largo que permitió a Sommer echársele encima. El corazón de los seguidores estaba en un puño. El árbitro señaló el final de los 90 minutos y el partido se fue a la prórroga.
El Valencia siguió con la misma actitud dentro del campo pese al cansancio evidente en muchos de sus jugadores. La tuvo Parejo en el 95 pero su remate tras pase de la muerte de Bernat fue desviado por Sommer a córner. El portero suizo ya era el héroe de su equipo pese a haber encajado tres goles. El partido estaba bastante roto y cada acercamiento de los suizos helaba el corazón de los valencianistas. El chileno Díaz se autoexpulsó en el minuto 106 lo cual restaba opciones ofensivas al Basilea. El Valencia lo tenía más cerca que nunca. Y más aún cuando el árbitro expulsó al central Sauro al final de la primera parte de la prórroga. Había que hacer lo posible por intentar no llegar a los penaltis. Paco Alcácer estuvo cerca de conseguirlo con un remate en posición forzada en el primer palo que el defensor consiguió desviar.
La segunda parte de la prórroga empezó con una falta desde a izquierda y el balón paseándose por el área sin encontrar rematador. El Basilea estaba encerrado en su área. Joao Pereira se lesionó y hubo un momento de indecisión en la banda que se contagió dentro del campo. Se perdieron minutos preciosos y el Basilea provocó un córner y tuvo el balón alejado de su portería. Aún así, la primera vez que se acercó el Valencia con una acción de Piatti por banda izquierda, el balón acabó en gol empujado por Alcácer que acudió presto al remate. Con la inteligencia que le caracteriza y el oportunismo del 9 puro Alcácer desató la locura definitiva. Pero la fiesta no acabó ahí. En una contra Bernat entró en el área y fusiló a Sommer. 5-0, resultado redondo y remontada conseguida. Una noche histórica, una gesta para el recuerdo… AMUNT VALÈNCIA