Una victoria vale tres puntos pero ganar en el Camp Nou es una liberación. Son tiempos difíciles para el valencianismo y son muchos años acumulando decepciones contra los de la Liga bipolar. El Valencia ganó, ganó y ganó poniendo patas arriba el corazón de sus seguidores, el estadio azulgrana y la competición.
Tras seis largos años el Valencia volvió a ganar contra el FC Barcelona. El complejo frente a los dos equipos con presupuestos estratosféricos empezaba a ser insuperable (la última victoria contra el Madrid fue en 2009). Pero algo ha cambiado. La jugada clave del partido fue un balón dividido, que primero se llevó Feghouli y que después disputó Parejo con éxito. Ese es el espíritu del mejor Valencia, el verdadero. Esa es la intensidad de un equipo con amor propio del que su afición se puede sentir orgullosa. Esa es la actitud del que no tiene miedo a la gloria. Esa jugada simboliza lo ocurrido en el Camp Nou. El Valencia se merendó al Barça tras salir vivo de la primera media hora de juego en la que estuvo desaparecido.
Pizzi dispuso sobre el campo la alienación prevista con Oriol, Parejo y Javi Fuego formando un triple pivote en el centro del campo. No sabemos cuáles eran las indicaciones del técnico valencianista pero casi seguro que su equipo no pudo llevarlas a la práctica en el primer tramo de partido. El Barcelona sacó de centro y su primera posesión duró dos minutos y acabó en un centro peligroso. A continuación, el Valencia perdió el balón en cuestión de diez segundos. Así sería el partido, en líneas generales, hasta casi el final de la primera mitad. Los azulgrana avasallaron al equipo dirigido por Pizzi que era incapaz de recuperar el balón. A los 6 minutos, un centro de Messi en el que Cesc estaba en fuera de juego acabó en las botas de Alexis. El chileno golpeó al cuero en semi fallo, un remate poco orotodoxo, tal vez con el tobillo, pero que acabó besando las redes tras pasar por encima de Diego Alves. El dominio azulgrana era absoluto y el gol era una consecuencia lógica. El Valencia asomó la cabeza en el minuto 10 gracias a un disparo de Feghouli desde fuera del área que no sorprendió a Valdés por poco. Los blanquinegros acumulaban jugadores en defensa pero no lograba anticiparse a ninguno de los pases del Barcelona. Los locales practicaban un fútbol fluido y generaban constantes llegadas. Diego Alves paró milagrosamente un remate de Alexis a pase de Pedro. Las pocas veces que el Valencia estaba en campo del Barcelona era sinónimo de contras peligrosas del Barça. Se dieron incluso situaciones de cuatro atacantes para tres defensores. Los azulgrana rozaban la excelencia pero se relamían en los metros finales. Martino se desesperaba en la banda porque su equipo se recreaba en exceso y no mataba el partido. Enfado más que justificado viendo lo que ocurrió después porque el Valencia despertó y ya no volvió a ser el mismo. A partir del minuto 35 los blanquinegros ganaron presencia en el campo del Barcelona. Las primeras señales de vida fueron a raíz de dos saques de esquina. En el segundo de ellos, Ricardo Costa tuvo una oportunidad de oro para empatar. Valdés erró en la salida y el defensa portugués, a puerta vacía, no pudo dirgir su cabezazo entre los tres palos. Dos minutos antes de llegar al descanso un balón peleado en el medio del campo, primero por Feghouli, y luego por Parejo, acabó con el jugador de Coslada conduciendo por el carril central con la defensa del Barça descolocada. Parejo abrió el balón a su derecha a la incorporación de Feghouli que ya pisaba área . El argelino ganó la línea de fondo y sacó un pase 'de la muerte' maravilloso para que Parejo introdujera el balón en la portería. El inicio de la jugada con Parejo y Feghouli recuperando el balón marcó la tendencia del resto del partido. La primera parte acababa en empate. El encuentro volvía a empezar pero el Valencia ya se había sacudido el miedo escénico y el miedo a perder.
Así, el equipo de Pizzi ingresó en el segundo periodo jugándole de tú a tú al Barcelona. La posesión larga era la del Valencia y, a los tres minutos, los blanquinegros se pusieron por delante. Un gran pase de Feghouli por la banda a la espalda de Jordi Alba permitió a Barragán llegar con espacio por la derecha para centrar. Su envío salió rechazado bombeado hacia el corazón del área. Dani Alves esperó el balón confiado y Valdés se quedó a media salida. Entonces, Piatti, que andaba cerca, buscó el balón por el aire como si no hubiera mañana, con el hambre del que viene desde abajo y se ha ganado el sitio gracias al trabajo. Así, el argentino, no sólo llegó al balón sino que, con toda la intención, lo envió en parábola al lado contrario por encima de Valdés. Uno a dos y campanada en el Camp Nou. El Valencia le había dado la vuelta al marcador cuando, en el minuto 30, la cuenta se hacía para saber el número de goles en contra que faltaban por encajar. Pero el Barça no estaba dispuesto a ceder la gloria tan pronto y el árbitro tampoco. En el 50 Alves realizó una buena intervención a disparo de Messi y, poco después, el árbitro señaló penalti a instancias de los jugadores del Barça, porque el juez de línea, que parece que también estaba de acuerdo, se encontraba mucho peor situado que el colegiado que, en un principio, no iba a pitar.. El balón, en cualquier caso, golpeó de manera fortuita en el hombro de Ricardo Costa. Messi marcó de penalti y la sensación de 'siempre igual' parecía que iba a volver a dominar el relato de un partido contra uno de los dos protagonistas de la Liga bipolar. Pero el Valencia ya no era el de la primera parte, ni siquiera el de estos últimos años. Iba hacia adelante con un Parejo convertido en mariscal. No tardaría mucho el equipo de Pizzi en volver a imponer su ley en el marcador. Feghouli, en plan Messi, se fue de tres contrarios por potencia y centró para que Paco Alcácer ("el que no tiene gol") batiera a Víctor Valdés. Dos a tres. Ya no se recordaba en tierras valencianas una alegría igual. Ahora el Barcelona, cuando atacaba, no estaba cómodo, no tenía profundidad. Además, el Valencia le disputaba la posesión y cuando la perdía presionaba con fiereza. Martino, que no lo veía claro, movió el banquillo y salió Iniesta por Xavi. A punto estuvo de tirarlo todo por tierra Diego Alves que intentó recortar a Busquets y se acabó liando, afortunadamente, sin consecuencias. El Valencia salía a la contra con todo, es decir, con Mathieu de extremo izquierdo. Pizzi también movió el banquillo. Alcácer, "que no es jugador para el Valencia y no tiene gol", se marchó tras haber marcado y haber bailado a Piqué y a Mascherano. En su lugar entró Vargas, flamante fichaje del loco mercado de invierno. El Valencia, incluso, se recreaba en la posesión. Renunció a la verticalidad en alguna ocasión con tal de no perder el esférico. Jordi Alba volvió a parar un contragolpe y vio su segunda tarjeta amarilla. El Valencia se quedaba con un jugador más y faltaba un cuarto de hora para acabar. Los blanquinegros merodeaban el cuarto gol. Una internada de Bernat por banda llevaba el peligro a la portería de Valdés. Barragán reclamó mano de Mascherano en un centro peligroso que el central argentino desvió a córner. Sí hubo toma televisiva para un agarrón fuera del área de Javi Fuego a Messi que el árbitro no vio. Ya no parece casualidad que sean difíciles de ver las imágenes de las jugadas polémicas que favorecen a los equipos que más venden en televisión. A falta de cuatro minutos para llegar al final, Piatti, el del salto, dejó su lugar a Fede Cartabia. Una jugada de ensueño el FC Barcelona permitió a Messi disponer de una gran ocasión que Alves volvió a desviar. Sería la última oportunidad para el equipo azulgrana. En el tiempo añadido Míchel entró por Parejo, reconocimiento al mejor del partido, sin olvidar la aportación de todo el equipo en general y de Feghouli en particular.
Y dentro de una semana habrá que recordar que sólo fueron tres puntos. Y tal vez pasado mañana haya que decir que con estas victorias no se justifican temporadas. Pero ahora toca disfrutar. Sin duda, el 1 de febrero de 2014 quedará grabado como el día de la liberación.