El Valencia pierde ante el penúltimo clasificado y acumula once partidos sin ganar.
La Copa del Rey es muy bonita y la Europa League es estimulante pero hasta que el equipo de Gary Neville no consiga la salvación matemática en Primera División la prioridad debe de ser la Liga. No hay más. Todas las alarmas deben estar funcionando en el club porque el Valencia no fue capaz de ganar al penúltimo clasificado de la tabla, sin duda, el equipo que más sensación de fragilidad ha dado de todos los que han pasado hasta ahora por Mestalla. Ni por esas. El análisis del partido también queda en un segundo plano. El Valencia probablemente mereció mucho más, con un poco de acierto de Negredo hubiera ganado fácil pero ése no es el tema. La situación requiere, en primer lugar, asumir la gravedad del trance y, a partir de ahí, sumar los máximos puntos posibles para no bajar a Segunda División.
Y eso que la tarde empezó bien: Buen ambiente de fútbol en Mestalla para ver al Valencia frente a uno de los clásicos de la Primera División. Nutrida presencia de aficionados sportinguistas tanto en la zona visitante como diseminados por el resto del estadio. El equipo asturiano anunció que iba a ser un rival incómodo desde antes de que empezara el partido solicitando el cambio de campos. En contra de lo habitual, el Valencia atacó en la primera parte sobre la portería del Gol Xicotet.
La principal novedad del once de Gary Neville fue la ausencia de Parejo. El centrocampista de Coslada estaba siendo el jugador más utilizado de la temporada tanto por Nuno como por el técnico inglés. El Valencia formó con Ryan en la portería, Barragán, Mustafi, Abdennour y Gayà en defensa; Danilo y Enzo en la sala de máquinas, André por detrás del delantero, Piatti y Feghouli por las bandas y Negredo como principal referencia ofensiva. El dibujo táctico fue un 4-2-3-1.
E Valencia salió al campo muy metido en el partido. André Gomes en la mediapunta empezó a crear problemas a la zaga sportinguista desde muy pronto y en el minuto 2 Negredo ya dispuso de la primera ocasión de peligro. Después, en el minuto 5, Feghouli gozó de una gran oportunidad tras un pase de Piatti que le dejó sólo en la parte derecha del área. El argelino prefirió recortar y disparar con la izquierda pero su envio se fue desviado por poco. En cualquier caso, el equipo estaba enganchando al público con su actitud ambiciosa.
El ritmo del partido se rompió cuando tuvieron que atender a Enzo Pérez tras recibir un fuerte golpe. Pero el Valencia quería darle continuidad a su puesta en escena y Piatti, al cuarto de hora, lanzó un disparo potente que se fue por muy poco. El Valencia estaba teniendo profundidad por ambas bandas.
Faltaba algo de pausa en el centro del campo pero el Sporting tampoco la exigía. El Valencia llegaba a la portería defendida por Cuéllar con relativa facilidad. Bastaba el empuje de Enzo y las internadas de Feghouli por la derecha y Piatti y Gayà por la izquierda. A partir del minuto 25 el Sporting empezó a dar las primeras señales de vida en el plano ofensivo. Parecía que al Valencia le estaba afectando no haber marcado ningún gol pese al dominio. Los minutos pasaban y un sector de Mestalla se impacientaba con los errores de los suyos.
En el minuto 39 llegó la mejor ocasión del partido hasta ese momento. Danilo filtró un gran pase a Negredo que encaró a Cuéllar. El delantero vallecano se acomodó el cuerpo para darle con la izquierda pero el guardameta rojiblanco le leyó la intención y detuvo el disparo de ‘El Tiburón’. Los sucesivos rechaces también fueron despejados por la defensa sportinguista. La acción sirvió para que el equipo y Mestalla le volvieran a tomar el pulso al partido. Feghouli con dos internadas por la derecha puso a la grada en pie. Se llegó al descanso y, a diferencia de lo sucedido en los últimos partidos, el equipo no escuchó ningún reproche de camino a los vestuarios.
La segunda parte empezó con el Valencia algo dormido y eso le penalizó muchísimo. En el minuto 48 el árbitro señaló penalti porque Danilo derribó a Jony dentro del área. Sanabria no perdonó desde los once metros y puso el 0-1 en el marcador. Neville reaccionó quitando a Danilo y Piatti y dando entrada a Parejo y Bakkali. Los dos jugadores sustituidos se fueron pitados del terreno de juego. Faltaba la reacción del equipo sobre el campo pero, como suele ser habitual, el gol afectó negativamente al Valencia durante algunos minutos. El Sporting pudo hacer el segundo con un lanzamiento de alta de Jony que despejó Ryan con un paradón.
A partir del juego eléctrico de Bakkali Mestalla y el equipo se volvieron a conectar al partido. En el minuto 56 Negredo envió un balón al poste tras saque de esquina. El equipo de Neville abandonaba definitivamente la pájara post-gol y se lanzaba a por el empate. Aunque ahora el rival había ganado en confianza y ya no era el equipo tímido de la primera parte.
Al Valencia le costaba mucho mantener el control del partido y mucho más llegar a la portería defendida por Cuéllar. En el minuto 68 André Gomes lo intentó desde fuera del área con peligro. Pocos argumentos en definitiva. En el minuto 72 Gary Neville agotó las sustituciones dando entrada a Rodrigo Moreno por Enzo Pérez. El Valencia pasó a jugar con Parejo y André Gomes en el mediocentro. El Sporting seguía cómodo sobre el césped de Mestalla.
En el minuto 77 Negredo volvió a desperdiciar otro mano a mano con el portero. No sería la última gran ocasión fallada por ‘El Tiburón’. Poco después Bakkali inició una gran jugada por la izquierda le cedió el balón a Gayà dentro del área y el lateral de Pedreguer puso el ‘pase de la muerte’ a Negredo que mandó el balón a las nubes. Mestalla era pura desesperación. El Valencia, sin hacer nada, estaba generando ocasiones claras pero Negredo no estaba atinado. En el 81 lo intentó Rodrigo de cabeza con la misma mala suerte.
El partido se consumía y el último impulso del Valencia no era suficiente. Hubo que asistir incluso a una bochornosa acción de Feghouli que estuvo a punto de marcar en una acción claramente antideportiva en la que el Valencia debía devolver el balón al Sporting. Una situación vergonzosa a la altura del partido.