Victoria redentora

El Valencia se impone al Sevilla en un gran partido. Diego Alves volvió a salvar a su equipo en un momento decisivo. Hubo una parte para cada equipo pero el Valencia generó y convirtió más ocasiones.


Se preveía una fiesta del fútbol y se cumplieron las expectativas. Valencia y Sevilla ofrecieron un gran espectáculo y el equipo local consiguió su objetivo. Sumar tres puntos y superar a su rival en la lucha por la Champions. Hubo ambientazo en Mestalla y en los aledaños con un recibimiento al autobús del equipo plagado de bengalas.

Sobre el campo Nuno salió con el equipo previsto. Los cuatro mediocentros Enzo, Javi Fuego, Parejo y André Gomes ocuparon la zona ancha y Negredo y Rodrigo quedaron en línea de ataque. Mestalla rugía y en el minuto 3 el Valencia dio el primer aviso serio con un excelente pase de André Gomes al interior del área a la carrera de Negredo. El delantero madrileño llegó algo forzado pero consiguió centrar por encima de Beto. Llegó desde atrás Rodrigo peleando con dos rivales pero no pudo rematar a puerta por poco. El Valencia incentivó la pasión de la grada con esta ocasión. El partido seguía intenso con el Sevilla bien colocado sobre el campo y el Valencia queriendo alargar el empuje inicial. Pero el equipo visitante se iba haciendo con el control. La distribución de los futbolistas del medio campo estaba resultando algo caótica. Javi Fuego y Enzo lo tenían claro pero Parejo y André Gomes andaban algo perdidos. En el minuto 17, sin embargo, la balanza se desniveló a favor del Valencia. De nuevo André Gomes le puso un balón interior a Negredo. El delantero utilizó el cuerpo para ganarle la posición al defensor que, algo desequilibrado, arrastró a Negredo en la caída. El árbitro señaló la pena máxima. Mestalla se relamía antes de lanzamiento y cuando Parejo envió el balón al fondo de las mallas engañando a Beto explotó de júbilo. El Sevilla respondió con entereza al gol pero ahora el Valencia, con ventaja en el marcador, asumió con más naturalidad el rol de equipo que espera atrás.  Quedaba en evidencia, en cualquier caso, que el equipo de Nuno no era el mismo de principio de temporada. Entonces, después del primer gol, iba a buscar el segundo. Y aún así, consiguió volver a marcar, probablemente, como había programado Nuno, es decir, al contragolpe. Era el minuto 32 y Rodrigo buscó a André Gomes. El balón fue despejado por el   defensor sevillista pero cayó en las botas de Enzo Pérez. La segunda oleada del Valencia fue demoledora y el mediocentro argentino le puso el balón a Parejo que llegaba sólo. El capitán valencianista controló con tranquilidad y superó a Beto con un disparo colocado al poste. De nuevo se desataba la locura en Mestalla pero la alegría, en esta ocasión, duró poco. Tampoco se descompuso esta vez el Sevilla y en la siguiente acción acortó distancias. Parejo llegó tarde a un balón dentro del área que conducía Figueras. El futbolista sevillista ya se estaba tirando al suelo antes de que el 10 del Valencia le tocara. El árbitro señaló la pena máxima y Bacca transformó el penalti. El Sevilla estaba jugando bastante mejor que el Valencia y se reforzó en su idea. Siguió atacando y en el minuto 40 el árbitro volvió a señalar penalti, en esta ocasión por una entrada de Cancelo a Vitolo. El público no salía de su asombro pero se encomendó a Diego Alves. El portero brasileño respetó su propia media de parar la mitad de los penaltis que le lanzan y, tras haber encajado uno, detuvo el disparo de Bacca desde los 11 metros. El Valencia estaba jugando con fuego y, afortunadamente, llegó al descanso ileso.

La segunda parte empezó con Rodrigo reclamando un penalti por un más que posible agarrón. El Valencia, en cualquier caso, salió más ambicioso. Seguía algo desorganizado en el medio del campo pero presionaba con más ímpetu y buscaba el gol con más convicción. Parejo entraba más en juego lo que siempre es una buena señal para el equipo blanquinegro. El partido estaba muy vivo porque el Sevilla, lógicamente, tampoco renunciaba al ataque. De hecho, cada vez se veía a los visitantes más cómodos sobre el terreno de juego. Sin embargo, el premio volvió a caer de lado del Valencia. Rodrigo hizo una gran jugada por la izquierda y cedió el balón al borde del área para Javi Fuego que, con la izquierda, remató con sutileza y colocación al fondo de la portería. Otra vez volvía la locura al coliseo valencianista. Con Mestalla aún celebrando el gol estuvo a punto de llegar el cuarto. Una gran jugada de Rodrigo acabó con una serie de rechaces. El balón llegó a André Gomes que remató como pudo casi a puerta vacía obligando a Beto a realizar una gran estirada para desviar el envío de su compatriota. Banega hizo un 'De Paul' soltando el codo a Enzo Pérez pero el árbitro sólo lo amonestó con tarjeta amarilla.  El equipo de Nuno, ahora sí quería más y el Sevilla, por vez primera, acusó el golpe. La efervescencia en el estadio alcanzaba sus cotas más altas. Aún así, al equipo andaluz todavía le quedaban recursos ofensivos para crear peligro en cualquier momento. Especialmente activo estuvo Deulofeu. El equipo andaluz dispuso de una gran ocasión en el minuto 70 en las botas de Denis Suárez pero su disparo cruzado se fue lamiendo la cepa del poste. El partido estaba bastante roto. Rodrigo también generó una buena ocasión y después André Gomes se equivocó en la elección del pase cuando entraba Parejo sólo por la derecha. El Valencia con espacios era un verdadero peligro. Rodrigo lo volvió a intentar con una cabalgada por la izquierda pero su centro a Negredo fue cortado por el defensor en el último momento. Nuno hizo el primer cambio en el minuto 79 dando entrada a Orban por André Gomes que se fue con Mestalla puesta en pie. El equipo se reestructuró con defensa de tres y Gayà y Cancelo de carrileros. El Sevilla apuraba sus opciones y por parte del Valencia se imponía llegar a los últimos minutos con más de un gol de diferencia para matar viejos fantasmas. En el 84 Negredo dejó su lugar a Alcácer. Precisamente el delantero de Torrent puso un magnífico balón a la carrera de Rodrigo que lo hizo todo bien menos la finalización. Sería la última jugada del hispano brasileño sobre el campo ya que fue sustituido por De Paul. Ya no quedaba tiempo para más y Mestalla celebró a lo grande la victoria. Se había vivido una auténtica fiesta del fútbol.

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