El Valencia cae eliminado en octavos de final de la Copa del Rey tras perder 2-0 contra el Espanyol. El partido quedó condicionado por la expulsión de Mustafi en el minuto 13.
Tras el partido de ida jugado en Mestalla decíamos que el Valencia tenía mucho que mejorar si quería hacer algo importante en esta edición de la Copa del Rey. Ya era tarde, el equipo de Nuno empezó a perder la eliminatoria en casa relajándose tras anotar el primer gol. Un equipo sin hambre no suele llegar a ninguna parte. En Cornellà el Valencia notó mucho jugar con un futbolista menos. No es fácil gestionar una desventaja numérica y el equipo blanquinegro decidió limitarse a proteger su escasa renta. Una apuesta tan arriesgada como cualquier otra que en este caso no salió bien. Probablemente, insistimos, la eliminatoria se perdió en Mestalla. En Cornellà, al final se impuso la lógica y el equipo perico, tras tener una hora encerrado al Valencia en su área, acabó marcando el gol que le daba la clasificación. A falta de dos minutos para que acabara el tiempo reglamentado Caicedo hizo el segundo. Esta es la historia de un fracaso. El hecho de no jugar competición europea y de no tener que enfrentarse contra Atlético de Madrid, Barça y Real Madrid hasta la Final habían levantado una gran expectativa entre la parroquia valencianista. La presencia de medio millar de aficionados blanquinegros en el Power 8 de Cornellà reflejaba la importancia del duelo. Y eso que sólo eran los octavos de final.
En lo meramente futbolístico Nuno volvió de inicio al sistema del 3-5-1-1. Ambos equipos salieron al campo algo precipitados. Poco juego y muchas ganas. Pero en el minuto 13 todo cambió a raíz de la expulsión de Mustafi en una jugada absurda. El central alemán perdió el balón ante Sergio García por un exceso de confianza. El delantero catalán se fue hacia la meta defendida por Yoel y Mustafi se interpuso en el borde del área. Suficiente para que el árbitro señalara la falta y la expulsión. Un error y seguramente una mala elección a la hora de solucionarlo. La reorganización del equipo, en teoría, era sencilla en defensa pasando a jugar con cuatro atrás pero el Valencia quedaba mermado en ataque: cuatro centrocampistas y un sólo delantero con De Paul por la izquierda y Enzo por la derecha. Además, en la práctica, al equipo le costó reajustarse. El Valencia mantenía la ventaja en el global de la eliminatoria pero la capacidad de reacción en caso de recibir un gol se reducía de forma preocupante. La previsión era que el Espanyol atacara y en el minuto 19 los pericos dieron el primer aviso con un disparo centrado que despejó Yoel. No pintaba bien la eliminatoria con el Valencia encerrado en su campo. Poco después, un remate de cabeza de Stuani volvía a helar la sangre de la parroquia blanquinegra. Pasada la media hora de juego Nuno se vio obligado a realizar la primera sustitución. Alcácer con molestias dejaba su lugar a Negredo. De nuevo se mermaban las posibilidades de reacción en caso de recibir un gol y tener que ir a por el partido. El cambio, permitió que el Valencia se estirara un poco. En primera instancia la aportación de Negredo fue valiosa pero luego se fue difuminando. Incluso, en este tramo de partido De Paul puso a prueba a Pau López. Aún así, lo mejor que podía pasar era que el árbitro pitara el final de la primera parte o, directamente, del partido. Al Espanyol le costaba generar ocasiones pero Sergio García siempre ofrecía alternativas de peligro. En el minuto 44 un pase de la muerte del delantero blanquiazul fue rematado por Lucas y Vezo tuvo que lanzarse de forma valiente para detenerlo.
La segunda parte empezó de forma premonitoria: se iba a sufrir lo indecible. Sólo habían pasado dos minutos y el balón ya se había paseado en paralelo a la línea de gol en un centro que no encontró rematador por poco y Yoel ya había tenido que realizar una gran intervención tras un remate de cabeza de Stuani. El Espanyol iba acorralando al Valencia en su área. En el minuto 55 se produjo un rayo de esperanza en forma de una posesión largo favor de los jugadores de naranja. Un oasis en el desierto. Cada minuto que pasaba era una pequeña victoria y muy poco a por se iba consumiendo el tiempo. En el 67 De Paul dejó su lugar en el campo a Orban. El Valencia defendía con línea de 4 ó de 6 ó de 8. Daba igual. Vezo y Otamendi, en el centro, iban aguantando con bastante entereza las ofensivas pericas. Un balonazo de Negredo a la nada, alejando el balón cuando tenía tiempo para pensar, fue bastante significativo para entender el momento por el que pasaba el Valencia. Por su parte, Sergio ponía toda la artillería sobre el campo dando entada a Caicedo. El futbolista ecuatoriano fue determinante. En el minuto 78, Salva Sevilla sacó una falta desde la posición de tres cuartos y su centro fue rematado por Caicedo tras una desafortunada salida de Yoel. El Valencia había conseguido aguantar 78 minutos pero ahora tenía la obligación de marcar un gol para pasar la eliminatoria. No faltaba voluntad en el equipo dirigido por Nuno pero sí fuerzas y efectivos. En el 84 el técnico portugués agotó los cambios dando entrada a Parejo por Otamendi. El futbolista argentino se fue negando con la cabeza. Entraba al campo un lanzador y se iba un rematador. El Valencia lo intentaba pero la opción heroica tampoco servía. En el minuto 87 una gran jugada por banda de Lucas Vázquez fue rematada por Caicedo a las redes. El Valencia aún tenía a tiro la prórroga si marcaba un gol. los visitantes, al menos, fueron capaces de generar peligro en una ocasión en la que a Negredo le costó darse la vuelta dentro del área. El Power 8 era un fiesta y más cuando el árbitro señaló el final del partido. El Valencia, contra pronóstico, caía eliminado de la Copa del Rey y sellaba el primer fracaso deportivo de una nueva era.