Academia GloVal: un día dentro del cerebro de la bestia

Imaginen una pared de cuatro metros cuadrados, a rebosar de pizarras blancas, imanes, etiquetas de colores y apuntes a mano. Rollo Rust Cohle en ‘True Detective’, pero en fútbol y a lo bestia. En esa pared están todos los equipos de la Academia Gloval, desde los chavales más jóvenes hasta la plantilla entrenada por Nuno


Foto: Dulce Sotos Valero - Organización en la Acadeia Gloval

Foto: Dulce Sotos Valero – Organización en la Acadeia Gloval

El drama y el derrotismo se habían apoderado de la selección. La derrota ante Eslovaquia trastocó planes, destrozó quinielas e incendió todavía más el debate nacional al respecto de Vicente del Bosque y su grupo de internacionales. Apenas unos días después, un 0-4 ante Luxemburgo sirvió de bálsamo para apaciguar los ánimos. En dicho partido, el concurso de futbolistas con pasado o presente valencianista fue abundante: Silva, Bernat, Jordi Alba, Alcácer, Rodrigo…

Podríamos mirar atrás ocho años tras la espectacular hostia ante Francia en el Mundial 2006 y la situación, nombres a un lado, no sería demasiado diferente. En aquel entonces, los protagonistas eran un tal David Villa, un defensor llamado Carlos Marchena… y un entrenador llamado Luis Aragonés. 

El paralelismo no es baladí, y la conclusión tampoco: si el Valencia va bien, España va bien. El duopolio Madrid-Barcelona se mantiene en el cupo de internacionales -nobleza obliga-, pero la profusión de jugadores de un tercer o cuarto equipo patrio en el combinado nacional suele traer consigo buenas noticias. La última vez, la confección de un vestuario ganador que, tras quitarse cuarenta años de presión asfixiante en Austria-Suiza 2008, ganó de carrerilla el Mundial en Sudáfrica y su tercera Eurocopa en Polonia-Ucrania.

Sin embargo, esos jugadores que alcanzan o aspiran a alcanzar el privilegio de representar sobre el césped a todo un país, por desgracia, no surgen por arte de magia. Hay que cultivarlos, mimarlos y hacerlos madurar. Del Bosque lo vivió en primera persona, cuando visitó Paterna el pasado mes de abril para comprobar de primera mano el trabajo realizado por Salvo, Rufete y toda la estructura deportiva en la remozada Academia GloVal. El salmantino, curtido en la Ciudad Deportiva del Real Madrid -la clásica, la céntrica, la de toda la vida- y que seguramente haya pasado más horas en el Paseo de la Castellana que cualquier banquero trajeado maletín en ristre, supo apreciar el trabajo realizado y el proyecto a largo plazo que el Valencia está llevando a cabo. Se marchó, según cuentan, gratamente sorprendido.

Aarón Ñíguez, Silva, Albiol, Pablo Hernández, Bernat, Jordi Alba, Isco… Todos ellos críados en Paterna, y todos ellos vigilados de cerca por la amplia red de ojeadores y técnicos de la RFEF, cuya cabeza visible es Ginés Meléndez. El manchego, que siempre quedará para los libros de historia como el descubridor de Andrés Iniesta, tiene siempre un ojo puesto en "lo que hacen en Valencia", vista la inusitada capacidad de la cantera blanquinegra para sacar futbolistas desde abajo sin, hasta hace poco, un dispendio acorde al nivel de los jugadores formados. Barcelona y Madrid gastan millonadas en sus centros de formación: el Valencia, en la etapa de Manuel Llorente, había recortado el presupuesto hasta algo menos de seis millones de euros al año. El dirigente nunca lo vio como una inversión, sino como un gasto que amoldar a la dura situación económica que se vivía por aquel entonces.

También Ginés visitó Paterna hace escasas fechas. A inicios de septiembre, un año y dos meses después de la llegada de Rufete a la dirección de la Academia GloVal, el comentario más extendido entre la comitiva de técnicos de la Federación era que la Ciudad Deportiva estaba "irreconocible". El coordinador de las categorías inferiores de la RFEF se marchó de Valencia con dos anotaciones en su libreta: el cambio radical estético y de filosofía que se ha instaurado en la cantera valencianista, a la que habrá que seguir prestando más atención aún si cabe en los próximos años; y el descomunal potencial de un zurdo de Pedreguer de 19 años que pronto, muy pronto, será internacional absoluto.

LAS OFICINAS DE LA ACADEMIA

Si bien el Valencia ha 'tourificado' el estadio de Mestalla para permitir la entrada hasta la cocina de curiosos y aficionados, Paterna está atravesando un camino a la inversa. Un breve paseo por sus instalaciones confirman el cambio de filosofía: breve, porque no hay muchos sitios a los que ir. Buena parte de las remodelaciones que se han llevado a cabo en los últimos catorce meses incluyen el levantamiento de varios muros para separar la zona 'profesional' de futbolistas y técnicos de los periodistas y curiosos. Como integrante del tercer grupo, resulta harto difícil aprobar dicha medida. El respeto profesional hacia el trabajo de los entrenadores, no obstante, hace mucho más sencillo el proceso de interiorizarla y entender los motivos que la han impulsado.

La casualidad quiso que, de forma excepcional, pudiésemos disfrutar hace escasas fechas de un par de horas al otro lado del muro. Entre profesionales. El primer lugar de visita obligada era el remozadísimo edificio de la secretaría. Al aficionado común quizá no le resulte demasiado llamativo. 

En cambio, para un futbolero empedernido como el abajo firmante, fue como estar en Disneylandia.

El simil cinematográfico arranca precisamente en la nueva Sala de Audiovisuales, quizá la obra más destacada dentro del edificio. Una veintena de butacas extraídas directamente de una sala de cine y un proyector de chorrocientas pulgadas son, al tiempo, herramienta de aprendizaje y ocio especialmente para los chavales más jóvenes de la Academia. Allí revisan sus actuaciones, reciben instrucciones por parte de los técnicos, ven partidos en directo cuando tienen ocasión y, si se tercia, disfrutan de la película de acción más reciente.

La reorganización de las oficinas ha afectado a toda la planta inferior del edificio, cuyo interior ha sido remodelado por completo dotándolo de un aspecto moderno y funcional, lejos del trazo grueso y poco cuidado de la Ciudad Deportiva en sus orígenes hace ya varias décadas. Otra pequeña sala de reuniones permite a los técnicos entrar a diseccionar sus actuaciones y las de sus pupilos. Los 'tesoros' se hallan en el piso superior. Allí es donde, al margen del 'antenón' parabólico que corona el edificio -heredado de etapas anteriores-, el director de Metodología y sus colaboradores pasan encerrados horas y horas visionando vídeos. Jose Bargues es una de las armas secretas de Rufete y representa ese perfil de trabajador del fútbol silencioso, metódico y apasionado por una tarea muy exigente y necesaria para el éxito de la primera plantilla y de todas las categorías inferiores.

Todos los departamentos tienen su espacio en la primera planta del edificio. Los televisores con fútbol a todas horas abundan en paredes y techos. La palma se la lleva la única sala que encontramos cerrada a cal y canto en nuestra breve incursión en el corazón de Paterna. Una anécdota histórica en Can Barça relataba la forma en que Johan Cruyff utilizaba diferentes pizarras, cada una representando a uno de los equipos base del FC Barcelona, para organizar el crecimiento y desarrollo de los chavales en su evolución. Benjamines, alevines, infantiles, cadetes y juveniles. Ahí estaba el plan de acción de los equipos de La Masía a diez años vista. Esa visión largoplacista acabó consolidándose como el mejor legado del Flaco en territorio culé. Un sistema que se ha exportado a la mayoría de clubes, desde las canteras más humildes hasta a los gigantescos 'training grounds' como los del Arsenal o Bayern de Munich.

Rufete pasó por La Masía. Y el de Benejúzar encabeza un sistema de organización que permite a los técnicos consensuar y jerarquizar a todas las jóvenes promesas jornada a jornada, basándose en los probables onces iniciales que emplearán cada fin de semana. Imaginen una pared de cuatro metros cuadrados, a rebosar de pizarras blancas, imanes, etiquetas de colores y apuntes a mano. Rollo Rust Cohle en 'True Detective', pero en fútbol y a lo bestia. En esa pared están todos los equipos de la Academia Gloval, desde los chavales más jóvenes hasta la plantilla entrenada por Nuno. Un espectáculo multicolor en el que cientos de nombres se entrecruzan, entremezclan, mueven y reorganizan para 'subir' un lateral derecho al cadete B, reubicar un mediocentro en el infantil A o, como vimos hace escasas fechas, 'bajar' a todo un futbolista de la primera plantilla como Robert Ibáñez al Valencia Mestalla para acabar siendo decisivo en la victoria de los suyos. "Ganamos todos, perdemos todos". Chúpate esa, Johan.

LOS CHAVALES Y LAS TAREAS PENDIENTES

De nada sirven explicaciones teóricas si luego no se plasman sobre el césped. Dentro de la Ciudad Deportiva, además, se encargan de que a los jugadores destacados no se les suban los humos a la cabeza. Hay palmaditas en la espalda, sí, pero mucha dosis de humildad. Sólo así se explica la normalidad que demuestra el mediático coreano Kangin Lee, que recién ingresado en el Infantil B ya dispuso de minutos la pasada campaña en el Infantil A en un torneo en Bilbao ante la necesidad de un jugador de sus características. 

Más alucinante es el caso de Iván Chapela, jugador de ataque que representa a la perfección el encadenado de futbolistas de similar perfil que los técnicos promueven y promocionan. El año pasado Chapela, atacante que arrancó en el Cadete B, tuvo minutos con el Cadete A debido a que Fran Navarro había 'subido' al Juvenil B. A su vez, Navarro reemplazaba a Toni Martínez, ariete que dio el salto durante la temporada al Juvenil A de Rubén Baraja, quien se quedó en el tramo final de la temporada sin Fernando Cano, un habilidoso mediapunta que disputó con el Valencia Mestalla los partidos clave para lograr la salvación a final de año. De Cano a Chapela, cuatro jugadores y varios equipos 'ayudándose' con el baile de piezas dentro de la Academia.

De hecho, podemos incluso dejar a un lado ejemplos concretos para centrarnos en plantillas al completo. Uno de los aspectos que los técnicos de Paterna destacan este año es la evolución y subida de categoría de equipos 'en bloque'. Si miramos al Valencia Mestalla, buena parte de sus jugadores -Tendillo, Cano, Borja Domingo, Sito…- formaban parte el pasado año del Juvenil A del Pipo Baraja. El vallisoletano, a su vez, ha echado mano del Juvenil B para formar la base de su equipo. Y lo mismo sucede con el equipo Cadete A, con muchos jugadores que militaban en el Cadete B en la temporada 2013-2014. Todos los equipos están férreamente encadenados. El éxito grupal supone, para las jóvenes promesas, una progresión a nivel individual.

En Disneylandia no todo es maravilloso. Como el Manager General recalca siempre que tiene ocasión, existen muchos aspectos que mejorar y afinar. El 'blindaje' de los entrenamientos es uno de los pasos que el club ha dado en la dirección de marcar una raya en la arena entre sus promesas y dos de los principales factores externos que pueden afectar su rendimiento: los familiares del jugador, y sus representantes.

El Valencia insiste en que son medidas necesarias y que propiciarán un desarrollo más fluido de los chavales. El club nunca interferirá en la educación del jugador fuera del césped -eso es tarea de los padres-, ni en los acuerdos o ascendencia que las agencias de representación puedan tener con uno u otro jugador. Pero sí quieren controlar aquello que esté en su mano: entrenamientos, concentraciones, partidos y demás. Siempre de forma consensuada y con la posibilidad, a media plazo, de relajar las restricciones siempre y cuando los padres acepten las reglas y pautas recomendadas por el club. La formación de cada uno de los jugadores de la Academia GloVal cuesta al Valencia varios miles de euros que se deben amortizar en generar patrimonio humano, profesional, futbolístico y, en caso de futura venta a otro club, económico.

La 'bestia' nunca duerme. Las futuras mejoras en Paterna incluyen una nueva residencia para internos, que el Valencia tiene previsto comenzar a edificar a mediados de 2015. La llegada de Peter Lim y su apuesta por el deporte de base y los jóvenes talentos podría suponer un espaldarazo definitivo al proyecto. Ya el señor Wang y su iniciativa Wanda han traído más de medio centenar de niños asiáticos a la Ciudad Deportiva en los últimos años. 

Mientras, la 'bestia' sigue ronroneando en silencio, ajena a los focos mediáticos y con un ejército de trabajadores, operarios, entrenadores, técnicos, especialistas, 'scoutings', médicos y fisioterapéutas en su seno al servicio de un par de centenares de niños que tienen en sus botas el futuro del club. Una 'bestia' que sólo se despierta sobresaltada cuando uno de sus cachorros asombra al mundo como hizo Bernat ante Luxemburgo. O como Alcácer hará una y otra vez siempre que anote un tanto con la elástica rojigualda. Luego, la 'bestia' regresa a su estado natural. Paciente. Cuidadosa. Exigente. Esperanzadora.

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