Velocidad crucero

La velocidad crucero no puede fijarse con las máquinas a medio gas. Debe ser alta y constante porque habrá rivales que aprieten mucho.


        Durante bastantes minutos del partido disputado en Lyon el Valencia mejoró su imagen respecto a anteriores encuentros. Presentó buenas noticias en los balones parados, marcó un buen gol, envió un par de balones al palo, supo tejer su tela de araña en el centro del campo y Jaume Doménech, como siempre, realizó excelentes paradas.

        A su vez, tuvo algunos aspectos negativos. Recibió otros dos balones en el poste. Sufrió en los minutos finales y, como casi siempre, tuvo problemas para superar la primera línea de presión del rival y mantuvo a Negredo algo desasistido en ataque. Además, muchos se quedan con la pregunta de si los minutos finales que el míster le concedió a Rodrigo se los mereció Alcácer. En cualquier caso, lo importante fue la victoria, que mete al Valencia en la pomada de la lucha por la clasificación de su grupo europeo, a la espera del momento crucial en este tipo de competiciones. Me refiero a los cruces directos contra el equipo que se supone menos potente del grupo. Si el Valencia suma los seis puntos, que debe ser el objetivo, y Zenit y Olimpique se hacen daño el uno al otro, los octavos de final estarán muy cerca.

        Sin embargo, la preocupación es saber qué Valencia vamos a ver a partir de ahora, tener claro si en Bilbao y luego en Málaga se verá la indolencia del día del Espanyol, errores claros del entrenador incluidos a la hora de plantear la alineación, o la solidez de muchos minutos del encuentro de Lyon. Si el Valencia mostrará las lagunas del partido ante el Granada, la impotencia del encuentro ante el Betis, el perfil plano de Gijón o la capacidad de reacción en la injusta derrota ante el Zenit. En los cambios que ofrezca el equipo en los próximos encuentros va a estar la clave. Se trata de ver si el Valencia es capaz de ofrecer detalles positivos o si repite la muestra de su peor cara con actuaciones marcadas por la impotencia.

        El Valencia actual presenta dientes de sierra mostrados en muchas ocasiones por la afición del entrenador a prodigarse con las rotaciones, justificadas a partir de una planificación establecida tras la clasificación  para la fase de grupos de Liga de Campeones. Parece que como consecuencia de unas previsiones establecidas se han quedado algunos puntos en el camino de las primeras jornadas de Liga, de la misma forma que consecuencia de ello deben ser el juego de los dos partidos europeos en los que, en términos generales y con una victoria y una derrota, el equipo ha estado a un buen nivel.

        Hasta ahora, en la Liga todavía no se ha enfrentado con ningún toro bravo y la salida más complicada hasta el momento es la de Bilbao, donde debe empezar a mostrarse regular y a ofrecer la velocidad crucero de la temporada; regular en el mejor sentido de la palabra, no vulgar en contraposición a bueno o malo y la velocidad crucero no puede fijarse con las máquinas a medio gas. Debe ser alta y constante porque habrá rivales que aprieten mucho.

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