Del Victoria al Minut

Sucedió un 13 de septiembre. Aquel lejano día de 1989, Mestalla vivió su primera transmisión televisiva en lengua vernácula. El partido tenía, por añadidura, un gran significado deportivo: el Valencia llevaba seis años sin disputar competiciones europeas y aquella noche recibía al Victoria de Bucarest en la Copa de la UEFA


El encuentro fue ofrecido por Canal 9, todavía con las emisiones en período de pruebas. Un mes después, el 9 de octubre, se produjo la inauguración oficial del canal autonómico. Tuve el honor de presentar desde los estudios de Burjassot la previa del choque acompañado por dos figuras insignes: Manolo Mestre, ya fallecido, y Vicent Guillot. Los valencianistas se impusieron por 3-1 al conjunto rumano con goles de Toni, Fenoll y Quique Sánchez Flores. El entrenador era Víctor Espárrago. Fue un día de estrenos, de ilusión y de esperanza en todos los sentidos.

Desde entonces, el Valencia y RTVV han compartido grandes momentos, han vivido episodios inolvidables contados en valenciano, la lengua principal de la grada de Mestalla. Junto con otros compañeros, puse el máximo esfuerzo en contribuir a que la actualidad valencianista tuviera voz propia y llegara al máximo número de espectadores. Se trataba de  una asignatura pendiente. Un rápido repaso me lleva a evocar, a través de los 20 años en los que permanecí en la empresa, toda clase de vivencias, desde enormes satisfacciones a dolorosos reveses; la amargura de las finales de Champions perdidas y la enorme alegría de los títulos conquistados. Pero, fundamentalmente, haciendo abstracción de los vaivenes competitivos, me guardo la satisfacción de haber aportado, al lado de excelentes profesionales, una labor valiosa para la sociedad valenciana. Ese es el principal éxito, haber calado gracias al trabajo diario en la memoria colectiva de quienes aún añoran el “Minut a Minut”.

Por supuesto, todo no ha sido de color de rosa. Hubo que sortear escollos y todo tipo de dificultades, batirse con energía contra la incomprensión y la injusticia, no rendirse ante traiciones ni doblarse ante conspiradores. Pero, no merece la pena extenderse al respecto. Son muchos más, en cantidad y en calidad, los buenos recuerdos acumulados, las experiencias inolvidables que los episodios desagradables. Lamento profundamente la decisión del cierre de RTVV y no pierdo la fe en que los valencianos sigan manteniendo su derecho a un canal informativo como la mayoría de las  comunidades.    

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