«No importa lo bien que hagas los deberes, firmar a un jugador de veinte millones de libras supone siempre jugártela, apostar a que se adaptará al entorno, al nuevo estilo de juego, a la presión…”. En consecuencia, no debe estar muy entusiasmado con el rendimiento que hombres como Negredo, Abdennour o Enzo Pérez (todos costaron más de 20 ‘kilos’) están dando en su etapa valencianista.
2015 fue un año particularmente interesante a la hora de enfocar figuras de relevancia en el entorno valencianista desde la perspectiva literaria. Fue un año perfecto para paladear ‘La Balada del Bar Torino’ como se merecía, o para bucear en los entresijos de ‘La Clave Mendes’ y toparnos con la lista de la compra oculta del portugués, quien hablaba maravillas de chicos como Danilo Barbosa apenas meses antes de que aterrizasen en el Cap i Casal a golpe de talonario.
Gary Neville, en cambio, es una figura completamente diferente. Hablamos, por supuesto, al margen de los deficientes resultados deportivos del Valencia CF,de los que hablar en estos primeros compases de 2016 se hace particularmente duro. Hace unos días, Neville celebró su primer mes al frente del banquillo blanquinegro, treinta días particularmente intensos y en los que apenas hemos conocido retales, pinceladas, de la personalidad del de Bury. Tipo inteligente, discurso por encima de la media en sala de prensa, buen conversador a juzgar por las escasas entrevistas concedidas en su tiempo aquí (a DIARIO DE MESTALLA le haría particular ilusión departir con él) y, oigan, una interesantísima autobiografía a la que hincarle el diente.
No es extraño toparse con obras de este pelaje en la Premier League: sin ir más lejos, compañeros del propio Neville como son Roy Keane, David Beckham o el mismísimo Alex Ferguson (‘the boss’, el jefe, así habla Gary de él durante todo el libro) tienen su particular reflejo vital en tinta y papel. Sin embargo, ninguno de ellos mora en el banquillo de Mestalla. La autobiografía –publicada a finales de 2011- no está editada en nuestro país, así que su versión inglesa en papel o formato digital es la única manera de conocer un poco mejor a Neville… gracias al propio Gary.
Evidentemente no vamos a destripar todos los entresijos de “RED: An Autobiography” (recomendamos su lectura al completo a aquellos que dominen el idioma), pero sí pretendemos acercar la figura del nuevo técnico valencianista (¿de transición o para quedarse mucho tiempo?) a través de una serie de pasajes particularmente acertados y que retratan, con todo lujo de detalles, a uno de los futbolistas británicos más laureados de la historia del fútbol. En este primer episodio, prestaremos atención a su faceta más personal.
1. “NUNCA PUEDES TENER UN MAL DÍA SI JUEGAS EN EL UNITED”
Apenas quedan ‘Gary Nevilles’ en España. Antaño, la cultura del ‘one-club man’ estaba más asentada; ahora, desde la mercantilización salvaje del fútbol en los noventa, el cambiar de camiseta como de cepillo de dientes está a la orden del día. Veinte años en un mismo club es, quitando al Puyol o Albelda de turno, una utopía. Y Neville recalca todas las veces que le es posible que su vida es la de un privilegiado: “Puedes sentir que estás pasando un rato de mierda pero, cuando bajas la mirada y ves el escudo del United en tu pecho, siempre es un gran día”.
2. “PHIL SIEMPRE FUE EL MÁS RELAJADO DE LOS TRES, Y YO EL MÁS INTENSO”
El ex futbolista relata con profusión sus orígenes como aficionado, su pasión por los colores del Manchester United y el sentimiento ‘red’ en vena transmitido por su padre, Neville Neville (“es la tozudez de los Neville (…) Nadie iba a decirle a mi abuela el nombre que ponerle a su propio hijo”), un tipo de orden y que desde bien pronto inculcó disciplina y rigor al trío de hermanos: Gary, y los gemelos Phil y Tracey. Los tres deportistas, los tres internacionales con su país (Tracey fue jugadora profesional de ‘netball’ y representó 74 veces a Inglaterra). Como curiosidad, tanto Gary como Phil fueron jugadores de cricket más que buenos en sus años mozos. Y en esa disciplina, al igual que en el fútbol, la competitividad sana siempre fue positiva (“yo tenía un hermano menor que me tenía en guardia y el tenía un hermano mayor al que intentar tumbar”).
3. “Y TRABAJABA DURO, LE METÍA HORAS, HACÍA TODO LO QUE SE ME PEDÍA, NUNCA HOLGAZANEABA”
El relato desde las entrañas de la ‘Class of 92’ es delicioso. Desde el primer contacto con los que serían compañeros para toda la vida (“Scholesy (…) piensa que el fútbol es un juego simple complicado por idiotas”) hasta las crónicas de cada entrenamiento, cada pase, cada fallo, cada bronca… La exigencia era brutal. Y en ese entorno, desde sus primeros compases en Salford en aquel 1986 que marcaría el aterrizaje de Alex Ferguson en Old Trafford, Gary tenía claras las cosas a mejorar y, principalmente, las virtudes a explotar: “No tenía la gracia ni la habilidad natural de otros, pero me jacto de ser un buen aprendiz con cualidades organizativas. Quizá se deba a haber sido el hermano mayor, pero siempre he sido mandón”, reconoce. Unas características que el propio Neville duda puedan ser decisivas para labrarse un futuro en el United, tras conocer en la cantera ‘red’ a Nikky Butt, Paul Scholes, su hermano Phil y el propio David Beckham (“era tan delgado que parecía que un soplo de aire se lo llevaría por delante”).
4. “ABANDONARÍA TODO EN MI VIDA SALVO EL FÚTBOL Y LA FAMILIA (…) YO ERA UN ROBOT”
Una de las cualidades más destacadas de la ‘Class of 92’ siempre fue la longevidad, incluso habiendo estado en la cresta de la ola durante muchísimas temporadas. Para Neville no es casualidad: el técnico lo achaca todo a la “mentalidad y ética de trabajo” que había en los campos de entrenamiento: “Si miras atrás, éramos un grupo extraordinario en lo que respecta a nuestra predisposición a entrenar y practicar”, explica. Su caso, eso sí, era el más extremo: “No tuve años locos adolescentes. Si jugábamos un sábado, estaba en la cama a las 21:15h todos los jueves y viernes noche. Era un robot”, confiesa. Un comportamiento que parece haberle guiado durante toda su carrera profesional y que también le sirve de gasolina en la actualidad, sea preparando tácticamente un partido o ‘machacando’ las clases de español cuando tiene unos minutos disponibles. “Entrenar y prepararme eran cruciales para mi, incluso una obsesión”, reconoce. Es constante, es currante, es comprometido. Ferguson los cortó a todos con el mismo patrón: de aquel grupo de trece canteranos a principios de los noventa, once llegaron a jugar con el primer equipo del Manchester United.
5. “NO PUEDES ESTAR EN LA CIMA DEL DEPORTE PROFESIONAL SIN SACRIFICIO Y COMPROMISO”
Neville ahonda en la necesidad de disciplina y rigor en la preparación. Aunque reconoce que “un vestuario lleno de Gary Nevilles sería muy aburrido”, el lateral repasa algunos de los hábitos, manías y supersticiones más extendidas en sus veinte años de profesional. Desde acostarse todos los días a la misma hora (“como un reloj”) hasta recibir un masaje prepartido en la espalda, salir al campo el quinto en la fila de futbolistas (“con Becks justo detrás”) o degustar las mismas comidas en las concentraciones con su propio bol y cuchara traídos de casa. “Mis rituales se basaban en saber que había hecho todo lo que estaba en mi mano para darme ventaja (…) No quería dejar nada a la improvisación”, explica. Sin embargo, Gary también tenía momentos para liberar tensiones… especialmente si su odiado Liverpool estaba enfrente (“había ocho mil seguidores del Liverpool en Old Trafford y llevaban toda la tarde cantando canciones sobre mí, así que corrí hacia su zona a celebrar el título; no sería la última vez…”). Incluso da consejos a aquellos equipos cansados de ganar, que quizá tengan problemas a la hora de afrontar la inevitable “resaca” después de la gloria: “Si es posible aburrirse de ganar la Liga, entonces podría decirse que estábamos aburridos en las dos temporadas que siguieron la 1998-1999 del Trébol”.
6. “FIRMAR A UN JUGADOR DE VEINTE MILLONES SUPONE SIEMPRE JUGÁRTELA”
Hubo cierto revuelo hace unas semanas cuando Neville descartó, de entrada, la posibilidad de incorporar futbolistas al Valencia en el mercado invernal. Su biografía da una ligera idea de sus argumentos: para el técnico blanquinegro, “no importa lo bien que hagas los deberes, firmar a un jugador de veinte millones de libras supone siempre jugártela, apostar a que se adaptará al entorno, al nuevo estilo de juego, a la presión…”. En consecuencia, no debe estar muy entusiasmado con el rendimiento que hombres como Negredo, Abdennour o Enzo Pérez (todos costaron más de 20 ‘kilos’) están dando en su etapa valencianista. Por otro lado, Gary destaca lo bien que controlaba Ferguson a sus canteranos (“nos conocía por dentro y por fuera”) y su escasa predilección por los fichajes millonarios. Por tanto, parece evidente que el de Bury quiere –en su recién estrenada faceta de manager- seguir los pasos de ‘el jefe’ y conocer al máximo las cualidades de las piezas de las que dispone en Paterna, antes siquiera de plantearse incorporar futbolistas en enero. Al menos, sobre el papel: como siempre, una mala racha de resultados podría hacerle cambiar de opinión.
7. “SI BECKS QUERÍA ALGO, IBA Y LO CONSEGUÍA”
Una de las ventajas de leer al compañero de habitación del futbolista más mediático de la historia es que también puedes asomarte a su mente de manera íntima y personal. Neville describe a Becks (todos los de su ‘quinta’ tiene apodo: Giggsy, Scholesy, Butty, Keano…) como un tipo profesional, muy centrado pero también con las cosas muy claras: “Tengo que salir con ella”, dijo Beckham al ver por televisión a las Spice Girls y a la ‘posh’ Victoria Adams en una concentración en Moldavia. Dicho y hecho. Neville también fue testigo privilegiado del ascenso del interior del United a villano nacional tras su expulsión en Francia 1998 (“no teníamos ni idea de la tormenta que se iba a desatar (…) Se martirizó a Becks por un error tonto”), y vivió de cerca su madurez futbolística, su conversión en icono mundial de marketing, su mediática boda (en la que “estaba emocionado, y también aterrorizado” de ser su padrino) y, finalmente, su marcha al Real Madrid.
8. “SIEMPRE HE SIDO DE LOS QUE DAN LA CARA POR AQUELLO EN LO QUE CREEN”
La carrera del ex lateral transcurrió por sendas plácidas en su mayor parte, aunque hubo episodios de muchísima tensión. Y en esas épocas, al igual que vemos habitualmente en sus ruedas de prensa en Mestalla, Neville no se caracterizaba precisamente por callarse las cosas. Y “no a todo el mundo” le gustaba su forma de ser. “No entiendo la hostilidad, sinceramente. Siempre se dice que los jugadores viven en otro plano, que sólo les importa el dinero, pero los despedazamos cuando muestran tener opiniones propias”, explica. Cuando la FA castigó con dureza a Rio Ferdinand por saltarse una prueba antidopaje, Neville y sus compañeros estuvieron cerca de ir a la huelga al considerar injusto la sanción sin haberle dado la oportunidad de defenderse. “Cuando tengo razón, o creo que tengo razón, nunca cederé. Lucharé por mi causa hasta el final. Y eso me ha dado problemas en ocasiones”, reconoce el ex jugador. Pero siempre ha preferido “ser conocido por ser leal hasta el extremo” que por “ser poco fiable”. Respecto a las críticas, Gary explica que “tu piel se endurece con el tiempo” y que “así debe ser si pretendes tener éxito, especialmente si no has sido bendecido con belleza o con talento”.
9. “ES INEVITABLE QUE SE TE VAYA LA OLLA ALGUNAS VECES JUGANDO A UN DEPORTE PROFESIONAL”
“Todos queremos un mundo perfecto, pero se nos ha inculcado una mentalidad de luchar y rascar todo lo posible, ganar cada pequeña batalla y cada pequeña disputa”. Mentalidad de campeones, prácticamente desde que entró a la Academia del Manchester United. Neville admite que las pulsaciones dentro del terreno de juego pueden salirse de madre, y recuerda un par de entradas “horribles” especialmente en sus años de juventud, aunque afortunadamente no lesionó a ningún rival. “Cuando más alto llegas, más debes luchar por cada pequeña ventaja”, recalca. Al fin y al cabo, el deporte de élite “consiste en ganar”. Y en esa batalla, Gary observa la necesidad (“difícil cuando estás dejándote la vida”) de mantener la cabeza fría en el césped ya que “hay una cámara enfocando a los jugadores todo el tiempo y se va a grabar cada pequeño incidente” que suceda sobre el campo. Tampoco a Gary acaba de hacerle gracia lo del fútbol moderno…
10. “GAZZA, EN MEDIO DEL COMEDOR DE UN HOTEL DE CINCO ESTRELLAS, ESTABA A PUNTO DE PRENDERSE FUEGO”
El carrusel de nombres, protagonistas y equipos que desfilan por la biografía del ex lateral es inacabable. Paul Gascoigne y sus excentricidades etílicas se llevan algunas de las frases más memorables (“bajé al comedor y Gazza estaba encendiéndose un puro con algo parecido a un quemador Bunsen (…) Phil y yo llorábamos de risa”). Neville admite sin tapujos que Jay Jay Okocha es el jugador que mejor supo regatearle (“todavía no se cómo lo hizo”). Su rival más odiado, el Liverpool; sus rivales más potentes, aquel Arsenal de la primera época de Wenger con Overmars como una de sus pesadillas (“de todos mis rivales habituales, el debe ser el más duro al que me he medido”) o aquella Juventus noventera con Davids, Del Piero, Zidane… Paolo Maldini (“una leyenda, y un gran tipo”) fue uno de los pocos jugadores a los que Neville pidió su elástica durante su carrera. Al ex lateral no le gustan los juegos de cartas (“las apuestas son un cáncer dentro de un vestuario”), pero sí disfrutó con la exhibición de Ronaldo Nazario en 2003 cuando destrozó al Manchester United con un ‘hat-trick’ (“fue un momento único porque nos dimos cuenta de que estábamos ante uno de los grandes de los últimos veinte años”). Cree que Scholes “podría haber encajado en ese Barcelona” de los Xavi o Iniesta “sin apenas esfuerzo”, y desvela que la imagen tímida del pelirrojo no tiene nada que ver con su actitud dentro de la caseta (“es uno de los tíos más mordaces que conozco”). Y como estos, cientos de ejemplos. Su anecdotario es ilimitado.