Es un signo de excelente salud institucional que el director general del Valencia CF comparezca periódicamente ante los medios de comunicación. Se trata de un acto de transparencia que conviene valorar y que refleja el convencimiento con el que Mateu Alemany desarrolla su labor. Una señal inequívoca de coherencia con su propia gestión. Por no hablar del contraste que supone con la anterior política comunicativa de Mériton.
El pasado miércoles, dada la situación que atraviesa el primer equipo, la rueda de prensa de Mateu Alemany tenía especial relevancia. Era previsible que el director general reforzara al entrenador pero también era necesario. El dirigente mallorquín asumió las tesis de Marcelino que reducen el problema deportivo a una cuestión de efectividad ofensiva y a la consiguiente merma de confianza general. Ser los reyes del empate permite un discurso que no emparenta con la derrota y Marcelino y Mateu lo reivindican. Aunque diez puntos sobre treinta en Liga y dos sobre nueve en Champions es un balance muy pobre para un club como el Valencia, ofrecer tranquilidad y estabilidad desde las altas esferas es, sin duda, la mejor estrategia. En esta situación lo más razonable es seguir confiando en el cuerpo técnico y en el equipo, principalmente, por dos motivos: el crédito que se ganaron con su trabajo la pasada temporada y, sobre todo, el hecho de que el Valencia está a ocho puntos del objetivo en Liga cuando todavía quedan ochenta y cuatro por disputarse y mantiene sus opciones intactas en competición europea. En cualquier caso, el momento de revertir la situación es ya. Y si no, habrá que buscar otro discurso.
En DIARIO DE MESTALLA aprovechamos la ocasión que brindó Mateu Alemany a la prensa para cuestionarle por dos temas que han generado controversia últimamente. En primer lugar, le preguntamos sobre la denuncia presentada la semana pasada por dos aficionados del Hércules en relación al problema con el acceso al estadio Antonio Puchades el pasado 14 de octubre cuando el Valencia CF Mestalla se enfrentó al equipo alicantino. Mateu volvió a enunciar los argumentos del comunicado que emitió el club tras el suceso. Apeló a motivos de seguridad y a las facilidades dadas por el Valencia para que la afición del Hércules pudiera ir a la Ciudad Deportiva de Paterna por los cauces legales establecidos. Todo ello es cierto y conviene decirlo. Se debe contextualizar la situación para advertir que el Valencia CF se encontró en una encrucijada de difícil solución. Sin embargo, Mateu Alemany no hizo referencia al verdadero problema que fue la decisión que adoptó el club para resolver una situación sobrevenida, es decir, negar la venta de entradas a personas nacidas o residentes en la provincia de Alicante. Veremos qué sucede en el futuro pero no es descabellado pensar que el asunto va a tener más recorrido del que pronostica el dirigente valencianista. Da la sensación de que al Valencia CF le ha faltado autocrítica en este tema y, seguramente, unas disculpas a tiempo hubieran cerrado la polémica para siempre.
En segundo lugar, le preguntamos a Mateu Alemany, por qué el primer equipo masculino sí que compartió viaje hace cuatro años con el primer equipo femenino para desplazarse al País Vasco y, en esta ocasión, el pasado fin de semana, en unas condiciones similares, no se hizo lo mismo. Cabe recordar que fue el propio club, entonces, el que reivindicó el viaje como un triunfo social. La respuesta del director general, más allá de hablar del hecho de que ambos equipos tienen una gestión y un presupuesto diferente (algo que también sucedía hace cuatro años), hizo hincapié en el cambio en la política de viajes del primer equipo masculino desde hace año y medio por la que la plantilla viaja «en un avión pequeñito». Es una justificación válida aunque el club debería poner más énfasis en no desandar el camino que Salvo y Layhoon trazaron para el Femenino y que convirtió a la entidad valencianista en un referente. Esperemos que este año, entre otras cosas, se aúne la voluntad necesaria para que el derbi se dispute en Mestalla.