El equipo de Gary Neville encarrila la eliminatoria y ofrece un gran espectáculo a su afición en la primera parte.
Hacía mucho tiempo que Mestalla no sentía tanta felicidad. Si el partido contra el Espanyol del domingo pasado fue una liberación con sufrimiento, la vuelta del equipo a la Europa League fue una gozada. Todo lo que podía salir bien en los primeros 45 minutos salió mejor. El Rapid de Viena, que llegaba con la vitola de haber superado al Villarreal en la fase de grupos, pareció un muñeco de trapo arrasado por un vendaval blanquniegro.
Nadie puede decir que Gary Neville no sacó un once competitivo. No era lógico afrontar la última competición de la temporada que puede dar algo de gloria y prestigio al club con Zahibo y Danilo en la sala de máquinas. Así, el técnico inglés dispuso sobre el terreno de juego un once formado por Ryan, Cancelo, Vezo, Santos, Gayà, Danilo, Parejo, André Gomes, Piatti, Mina y Negredo.
Mestalla presentó una entrada bastante discreta pese a que los abonados podían entrar con el pase. Aún así, el ambiente en el coliseo valencianista era inmejorable con la afición blanquinegra entregada y una masiva presencia de seguidores austríacos en la grada visitante.
Al Valencia le costó asentarse en el partido porque el Rapid salió valiente y ambicioso. Pero en el minuto 3 el duelo se puso de cara para el equipo dirigido por Gary Neville. Tras un saque de esquina desde la izquierda el balón volvió a la banda a las botas de Parejo. El futbolista de Coslada vio la incorporación de André Gomes que ganó la línea de fondo y sirvió un balón raso para Santi Mina que, desde dentro del área pequeña, lo envió al fondo de las redes.
El gol generó muchas dudas en la defensa austríaca y Negredo aprovechó un error en el pase para encarar al último defensa pero no pudo culminar la acción satisfactoriamente. No sabemos si la situación de partido se correspondía con los planes iniciales de Gary Neville pero el Valencia estaba cómodo replegado y saliendo al contragolpe. En el minuto 10 un gran pase interior de Mina permitió a Parejo plantarse sólo ante el portero austríaco. El ex capitán valencianista batió a Strebinger con frialdad y sumó el segundo gol en el marcador.
Todo estaba saliendo a pedir de boca. El Valencia con confianza empezó a trazar combinaciones inéditas a lo largo del año. El equipo blanquinegro atacaba por oleadas y llegaba a la portería del Rapid con facilidad. Y en el minuto 24 llegó el tercero en una jugada de Piatti por la izquierda que centró con fuerza y mucha intención. En el primer palo no llegó Negredo pero Santi Mina sí lo hizo en el segundo para hacer el tercer gol del Valencia.
El equipo de Neville estaba liberado, los jugadores intentaban regates y pases que, por primera vez en la temporada, acababan bien. Con el equipo inmerso en esa dinámica virtuosa llegó el cuarto gol en el minuto 29 tras una gran acción individual de Santi Mina que sirvió el balón a Negredo para que remachara a las redes. Mestalla era una fiesta que no tenía fin.
Porque en el minuto 34, de nuevo Santi Mina hizo diabluras por la banda derecha y sacó un gran centro para que André Gomes hiciera el quinto gol. La gente se frotaba los ojos. Hacía mucho tiempo que Mestalla no se daba un festín.
El equipo austríaco era una sombra y ya ni siquiera quería tener la posesión. Se llegó al descanso y la gente le brindó una atronadora ovación a su equipo.
Tras el vendaval de la primera parte volvió la calma al duelo. Aún así, en las acciones individuales se veía otro equipo, otros futbolistas repletos de confianza. La relajación, hasta cierto punto natural, estuvo a punto de costarle un gol al Valencia en el minuto 58. Justo después del susto, Parejo recibió la primera ovación de la temporada cuando fue sustituido por Javi Fuego. El Valencia volvía a esperar replegado y le dejaba la iniciativa al Rapid. El partido entraba en una fase de distensión. En el minuto 67 Neville hizo la segunda sustitución dando entrada a Rodrigo Moreno por André Gomes. El partido ya no tenía mucha más historia porque el Valencia no quería pisar el acelerador seguramente pensando en el Granada y el Rapid se conformaba con no encajar más goles. El último cambio del equipo blanquinegro llegó en el minuto 77 cuando Cancelo, con una amarilla, dejó su lugar en el campo a Barragán. Inexplicablemente un sector de Mestalla pitó la salida del lateral gallego.
Todos los jugadores querían participar y hasta Ryan tuvo oportunidad de lucirse en el minuto 81 salvando un gol cantado. El Valencia también rozó tuvo un par de buenas ocasiones pero el sexto de la noche se resistía. Pero en el minuto 89 Rodrigo Moreno se sumó a la fiesta al rematar un gran centro de Barragán. La vuelta a la Europa League no podía haber sido mejor. Mestalla se merecía disfrutar y contra el Rapid alcanzó el éxtasis.