¡POR FIN!

El Valencia remonta un gol en contra en un partido agónico y consigue poner fin a la racha de 12 partidos sin ganar.


Las circunstancias que vive el Valencia sólo permiten analizar el partido contra el Espanyol desde la perspectiva del éxito. Era tan necesaria la victoria que todo lo demás no tiene importancia. No es relevante que el equipo de Neville fuera muy plano en ataque y un desastre en defensa. Tampoco lo es que el Espanyol pudiera sentenciar el partido con el 0-1 a favor y que tuviera dos ocasiones claras para empatar en las postrimerías del encuentro. Lo único que cabe valorar son esos tres puntos sumados ante un rival directo que alejan al Valencia del descenso. Ese es el premio que obtuvieron el equipo y la afición que volvieron a caminar juntos.  

Porque hubo un excelente ambiente en Mestalla para ver a su equipo. Miles de seguidores se congregaron horas antes del duelo para recibir al equipo. Dentro del estadio no se llegó al lleno por poco.  

Neville presentó una alineación con una novedad muy importante. Bajo palos, después de ocho meses y medio, reapareció Diego Alves. El técnico inglés dispuso un once con el portero brasileño, Cancelo, Santos, Abdennour, Siqueira, Enzo, Parejo,  Feghouli, Cherysev, Rodrigo Moreno y Paco Alcácer. Un equipo muy ofensivo para cambiar la tendencia de resultados.  

Mestalla apretó desde el principio y el equipo salió dispuesto a corresponder a su afición. Los primeros cuatro minutos se jugaron íntegramente en el campo del Espanyol. Sin embargo, la primera ocasión, clarísima, correspondió a los visitantes. El equipo perico superó con mucha facilidad la línea defensiva valencianista y Abraham remató en semifallo desde dentro del área. El balón acabó en las botas de Caicedo que, prácticamente a bocajarro, fusiló a Diego Alves. El guardameta brasileño silenció las posibles dudas sobre su estado físico con una parada sólo al alcance de los mejores porteros del mundo.

En el minuto 6 Abdennour tuvo que dejar el terreno de juego lesionado. Su lugar en el campo lo ocupó Rubén Vezo.  El Valencia, hasta ese momento, había mostrado voluntad y fragilidad defensiva. Parejo estuvo cerca de hacer el primer gol con un magnífico lanzamiento de falta potente y colocado que, finalmente, despejó Pau por encima del larguero.

El equipo dirigido por Gary Neville buscaba desbordar por el flanco izquierdo con Cherysev y Siquiera muy activos. También Rodrigo Moreno se dejaba caer por la banda de los fichajes de invierno. Un centro del hispano brasileño lo remató Alcácer al primer palo con mucho peligro. El partido tenía mucho ritmo porque el Valencia era intenso en defensa y en ataque y el público lo agradecía. Faltaba algo de pausa en la creación de juego y más precisión en los metros finales. Pero la propuesta y la ejecución del equipo de Gary Neville iban por el buen camino.  Enzo le daba empaque al centro del campo y Rodrigo se movía bien entrelíneas. En el lado negativo había que poner el hecho de que Parejo no estuviera excesivamente fino y la banda derecha que estaba desaparecida.

El Valencia merodeaba la portería defendida por Paul pero no era capaz de generar situaciones claras de gol. Como el Valencia se mostraba inofensivo, el Espanyol fue creciendo en el partido. En el minuto 42 Cherysev lanzó un disparo que golpeó en el lateral de la red. Pese al intento del ruso el equipo de Neville había ido de más a menos en la primera parte. El ímpetu del principio se había ido diluyendo por la falta de argumentos futbolísticos.

La segunda parte empezó con las mismas sensaciones. En el minuto 50 un centro chut de Cancelo rebotó en la madera y el rechace posterior no pudo ser aprovechado por Cherysev. Pero el Espanyol ya no era el equipo tímido de principio de partido. En el 52 un error de Diego Alves tras un saque de esquina propició el primer gol del Espanyol con un cabezazo de Duarte. La grada se quedó helada. Poco después el equipo perico estuvo a punto de hacer el segundo, inexplicablemente, Duarte no acertó a rematar sólo ante Alves y después Caicedo, literalmente, envió el esférico a la cara del portero brasileño que estaba en el suelo. Era el minuto 57 y Mestalla perdió momentáneamente la paciencia. Neville hizo la primera sustitución dando entrada a Negredo por Rodrigo Moreno. Las pérdidas de tiempo del Espanyol cohesionaron el ánimo del estadio valencianista. La gente apoyaba a su equipo que se mostraba, de nuevo, voluntarioso. El Valencia encerraba al Espanyol en tres cuartos de campo.  

Lo intentaba el Valencia por la banda derecha con Cancelo y Feghouli asociándose. En el minuto 70 el lateral portugués se inventó una jugada ‘maradoniana’ pero perdió el balón en el último instante en el borde del área pequeña. Afortunadamente, el rechace cayó en las botas de Negredo que consiguió enviar el esférico al fondo de las redes con mucho sufrimiento. Mestalla celebró el gol con rabia y se convirtió en una olla a presión.

El partido se enfrío un poco con algún ataque del Espanyol. El equipo perico, también tras un saque de esquina, tuvo una buena ocasión de cabeza. En la acción siguiente, por fin, el Valencia se puso por delante en el marcador. Una buena jugada ofensiva acabó con Feghouli pisando área por el costado derecho. Su centro encontró el destino perfecto en la cabeza de Cherysev que entraba como una exhalación. Mestalla celebró el gol como si se tratara de una final porque lo era. La afición, con el resultado en contra, estaba mirando a los ojos al descenso y la remontada fue una liberación necesaria.  

El Valencia estuvo a punto de hacer el tercero poco después con un cabezazo de Negredo. Hubiera sido demasiado fácil. Un escenario irreal para un equipo condenado a sufrir como se demostró después con dos oportunidades consecutivas del Espanyol. La segunda de ellas obligó a Alves a hacer una buena parada.

En el minuto 83 Neville hizo el último cambio y entró Barragán por Cherysev. El Valencia era un manojo de nervios y Asensio cada vez tenía más protagonismo en el ataque del Espanyol. Mestala vivió los últimos minutos con el corazón encogido. Gerard tuvo otra ocasión para conseguir el empate en el 89. El árbitro decidió añadir cuatro minutos al tiempo reglamentario. Por suerte, se pudo consumar la remontada. Los jugadores se buscaron para abrazarse cuando el árbitro señaló el final del partido. Por fin podían celebrar una victoria.   

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