Ganar siempre

El Femenino suma su cuarta victoria sufriendo en Huelva. Los diez últimos minutos fueron una locura con el empate blanquiazul, el gol de la victoria valencianista y un penalti detenido por Mariajo en el 94


Los buenos equipos ganan cuando juegan bien pero los equipos grandes siempre ganan. Esta vez tocó sufrir de lo lindo pero el Valencia se vuelve a casa con los tres puntos (un viaje de once horas por cierto). Ni siquiera el todopoderoso Barça puso en tantos aprietos al Valencia como lo ha hecho el Sporting de Huelva en los Campos Federativos de La Orden. El equipo de Cristian Toro consiguió tres puntos de oro en la ciudad onubense dada la exigencia del partido y del rival.

El once presentado por el técnico argentino, como es habitual, sufrió algunas modificaciones respecto a la última jornada. El entrenador del Valencia tiene diferentes recursos para afrontar los partidos en función del rival y además integra a todas las futbolistas en la competición con su política de rotaciones. En este caso jugaron Mariajo en la portería, Nuria de lateral derecha,  Paula Nicart e Ivana de centrales, Leila de lateral izquierda, Aran de mediocentro defensiva, Monforte y Gio un poco más adelantadas, Carol y Beristain por las bandas y Mari Paz en punta. Lo más significativo fue la entrada de Aran para ganar en poder aéreo y en contención en el medio del campo. No se preveía un encuentro fácil pero el inicio de temporada de ambos conjuntos decantaba a priori el favoritismo para el Valencia. Sin embargo, fueron las andaluzas las que salieron con más determinación a por la victoria. Con un fútbol directo y una presión asfixiante el Sporting tomó la iniciativa del encuentro y tuvo sus ocasiones. Sin embargo, pasado un cuarto de hora de agobio, el Valencia fue asentándose sobre el campo, manejando el balón y empezando a hacer su partido. Tampoco lo ponían fácil las onubenses cuando mejor estaba el Valencia con continúas interrupciones, proponiendo un partido físico y creando peligro cuando llegaban por las inmediaciones de la portería defendida por Mariajo. Las futbolistas que vestían de naranja estaban controlando el choque pero no generaban ocasiones hasta que en el minuto 34 una falta lanzada por Monforte acabó en gol. La portera onubense Sara Serrat no estuvo especialmente afortunada a la hora de atajar el balón. Con el 0-1 se fue el Valencia al descanso.

En la segunda parte empezó el verdadero sufrimiento para el equipo dirigido por Cristian Toro. Las blanquiazules se lanzaron desbocadas a por el gol del empate, volviendo a poner un ritmo muy alto al partido, exigiendo mucho físicamente, con balones por alto y llegando a la portería de Mariajo. El Valencia, obviamente, buscaba otra cosa, quería pausar el juego, controlarlo, pero las futbolistas del Sporting se imponían en casi todos los lances. Cristian Toro movió el banquilo y dio entrada a Claudia por Gio y a Anita por Karol. Pero las onubenses seguían generando problemas y al Valencia le faltaba algo de precisión para rematar el encuentro en alguna contra. Mari Paz dejó su lugar en el campo a Manu y así se llegó a los últimos diez últimos minutos de locura. Primero, en el 81, marcó el Sporting Cajasol de penalti riguroso por medio de Patri. Después se lesionó Manu y a Cristian Toro ya no le quedaba ninguna delantera para sustituirla y salió Mitsue al campo. Así las cosas, con el equipo andaluz agitado por el estímulo del gol y la adversidad de jugar sin delantera, el Valencia consiguió volver a ponerse por delante en el marcador gracias a un cabezazo de Aran a centro de Monforte. El banquillo valencianista estalló de júbilo pero aún quedaba tela que cortar. El Sporting continuó atacando y, en el minuto 92, el árbitro volvió a señalar penalti a favor del equipo local. Lanzó nuevamente Patri pero, en esta ocasión, Mariajo, que ya estuvo a punto de parar el primero, atajó la pena máxima. A continuación el colegiado señaló el final del partido.

La celebración de las valencianistas fue comparable a la que realizaron el día del Barça y no es para menos, se había sufrido más, había sido un partido loco y se había vuelto a ganar. Ganar siempre. 

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