Dani Parejo

Pensaba que no iba a llegar a la altura de los zapatos de Baraja y actualmente lo considero un puntal del equipo y uno de los grandes centrocampistas que han jugado en el Valencia


Finalizado el encuentro entre el Valencia y el Villarreal en Mestalla, comenté con un compañero periodista lo que nos había parecido el juego del equipo a nivel general y los detalles del rendimiento de algunos de sus jugadores de forma particular. Uno de ellos fue Dani Parejo. Tiene algunas cosas que hacen que me esté empezando a recordar a Rubén Baraja, me dijo.

 

         Mi reflexión sobre el juego de Parejo iba en esa línea. Llevaba algún tiempo con la idea de que su crecimiento es exponencial, de que es fundamental en el Valencia de Pizzi, cada vez más creativo y pieza clave de la línea de flotación que, bajo mi punto de vista, integra junto al ahora lesionado Diego Alves, Jeremy Mathieu y Paco Alcácer. No voy a decir que Parejo sea el jugador que más ha mejorado en los últimos tiempos (ese ha sido, sin duda, Antonio Barragán), pero sí que es el más importante en la parte creativa del juego del equipo.

 

         Parejo siempre ha necesitado continuidad. No ha llegado nunca con el santo besado de casa. Ni tan siquiera lo ha besado nada más llegar. Ha crecido a base de confianza del entrenador (Valverde, Pizzi) y nadie le ha quitado ocho o diez partidos para asentarse tras cualquier periodo de ostracismo.

 

         Dicho esto y ratificado su protagonismo en el equipo, voy a repetir un argumento ya expuesto en otras ocasiones y en el que insistí con frecuencia en el peor momento de la temporada, allá por noviembre o diciembre, cuando Djukic no encontraba la luz al final del túnel.

 

         Entonces recordé que a lo largo de la historia del Valencia, alrededor de seiscientos futbolistas han jugado en Liga en el primer equipo. A partir de ahí proponía una doble cuestión. Le pedía a mi interlocutor que confeccionara mentalmente una lista con los que consideraba, más o menos, los cien mejores entre esos seiscientos, los que más le habían gustado, sus ídolos. A continuación le pedía que dijera cuántos de la plantilla del Valencia de ese momento estarían en ese teórico top cien. Llagábamos rápidamente a la conclusión de que ninguno.

 

         Ahora, he cambiado de opinión e incluiría a Dani Parejo en ese grupo. Pensaba que no iba a llegar a la altura de los zapatos de Baraja y actualmente lo considero un puntal del equipo y uno de los grandes centrocampistas que han jugado en el Valencia, aunque su Valencia no sea tan bueno como el que tuvo la oportunidad de disfrutar Baraja. Para otro día dejamos el asunto de Mathieu y el análisis de su rendimiento en comparación con el de los grandes defensores de hace diez años (Ayala, Djukic, Pellegrino, Carboni, Marchena…). Creo que no desmerece nada.

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