Sprint final

Con virtudes, con defectos, con un fútbol que aburre, con destellos y, sobre todo, con mucha implicación, este Valencia está cerca de completar con éxito la travesía del desierto de un año de transición


        El Valencia se juega a cara o cruz en los tres últimos partidos del campeonato el objetivo de la temporada. Tras una campaña sin jugar en Europa, el conjunto valenciano necesita regresar a la Liga de Campeones. La Liga Europa sería un mal menor, pero una prueba evidente de lo que ha crecido este equipo es que hace un año su afición se conformaba con disputarla y ahora le parece poco menos que la pedrea. Eso refleja un obviedad: este Valencia es mejor que el del año pasado.

        En un alarde de optimismo podemos aferrarnos a una realidad matemática. Si el Valencia gana en el Santiago Bernabeu al Real Madrid y el Sevilla cae en Vigo ante el Celta, la cuarta posición estará garantizada. Es difícil, muy difícil, pero la hipótesis responde a la realidad de un equipo que dependería todavía de sí mismo para lograr el objetivo incluso en el caso de que el desarrollo de la antepenúltima jornada de Liga le fuera completamente adverso.

        Con mejores resultados que juego, con una gran solidez defensiva, con mucha efectividad, con un récord preocupante de errores no forzados en el centro del campo, con titulares que deberían ser suplentes, con suplentes que no deberían faltar en el equipo, sin una referencia goleadora en ataque, con virtudes, con defectos, con un fútbol que aburre, con destellos y, sobre todo, con mucha implicación, este Valencia está cerca de completar con éxito la travesía del desierto de un año de transición y eso es, en mayo de 2015, lo que importa.

        Dejaremos para la conclusión de la temporada el análisis de los derroteros por los que avanza el club, la necesidad de reforzar algunas líneas, los esfuerzos para que no se marchen jugadores importantes, las inversiones a realizar a partir del 24 de mayo en función de la posición final de un equipo, que no descarta el sueño de ser tercero, pero que no olvida que un tropiezo le puede llevar al quinto puesto. Así se contempla el panorama del primer año de una nueva era, de la realidad que, con sus grandezas y sus miserias, vive un club cuyo equipo está inmerso en un sprint final apasionante y que su afición debe disputar.

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