V de Valencia

Una nueva era arranca esta noche en el Sánchez Pizjuán. El Valencia de Nuno sale a escena ante su ‘archienemigo’ de la temporada pasada.


Han pasado ya más de cuatro meses desde que M'bia, a falta de 30 segundos para que el árbitro señalara el final del partido, conectara un cabezazo que frustró la ilusión del valencianismo por llegar a una Final europea. Aquella fue una noche de sentimientos extremos encontrados. Por una parte la euforia por la remontada, por otra, la frustración del minuto final . Un fracaso que, paradójicamente, dejó muchas lecturas positivas. La afición blanquinegra soñó, gozó y lloró unida. Se reencontró consigo misma, con su grandeza y con la magia de Mestalla. Fue una semifinal apasionante que generó un ambiente en la ciudad sólo comparable al de los grandes títulos. Y fue también la constatación de una rivalidad que caló hondo en el corazón de ambas hinchadas. El calendario, caprichoso, ha querido que el primer partido oficial de la temporada sea contra el Sevilla, el de Unai Emery, el de Fernando Navarro, el de Cala, el de Banega… Es evidente que suenan tambores de guerra pero Nuno no lo ve así "vamos con el sentimiento de motivación, no de revancha" y no le falta razón al técnico portugués. La V que se posará esta noche en el Pizjuán no debe ser la de Vendetta, debe ser la de Valencia. Porque el equipo del murciélago tiene ahora la obligación de mirar a un futuro esperanzador, a un proyecto que nace con el objetivo de volver a colocar al club de Mestalla entre los grandes.

La importancia que hay que atribuirle al hecho de que arranca el Valencia de Nuno y, probablemente, el de Peter Lim, deja en un tema menor las afrentas pasadas, que, por otro lado, no se pueden olvidar. Cuando empiece a rodar la pelota a las 21.00 horas también empezará a rodar el sueño del valencianismo. Estimula más empezar con buen pie la nueva era que restañar una herida imposible de cerrar con un mero partido de Liga. Ahora bien, parece evidente que ganar en el Pizjuán "tiene un color especial".

El 1 de mayo de 2014 quedará grabado en la memoria de todos los valencianistas. El once del equipo blanquinegro dirigido por Pizzi aquella noche lo formaron Diego Alves, Joao Pereira, Ricardo Costa, Mathieu, Bernat, Parejo, Keita, Feghouli, Vargas, Piatti y Jonas. Han pasado cuatro meses pero el Valencia ahora es otro, es el nuevo Valencia. Para empezar, en el banquillo estará Nuno y, sobre el campo del Pizjuán, repetirán Diego Alves, Parejo y Feghouli o Piatti. Sólo tres jugadores. Porque esta noche, el lateral derecho lo ocupará Barragán, el izquierdo Gayà y en el centro de la defensa actuarán Vezo y Otamendi. En el medio del campo estará André Gomes y en ataque Rodrigo. Además, en el banquillo esperarán su oportunidad Zuculini, Orban, Yoel, De Paul, Carles Gil y Rober. Y Mustafi, la otra novedad del equipo, ha quedado fuera de la convocatoria por una sanción que arrastraba de su época en la Sampdoria. En definitiva, la idea del nuevo Valencia se materializa viendo su plantilla.  

Tampoco es el mismo el Sevilla aunque al frente siga Unai Emery. El crédito que le quedaba entre la afición valencianista al técnico vasco (mayor, probablemente, de lo que él mismo pensaba), desapareció por completo tras su celebración en medio del terreno de juego de Mestalla. Sus declaraciones posteriores, además, le retrataron. El equipo hispalense ha perdido a jugadores muy importantes como Rakitic, el propio M'bia, Alberto Moreno o Fazio a última hora. Para contrarrestar ha fichado a Iago Aspas, Denis Suárez y Banega entre otros. El mediocentro argentino supone otro foco de morbo en el partido, por si faltara algo.  

A lo largo de la pretemporada el Valencia ha dado muestras de que tiene mimbres para justificar la ilusión despertada entre su afición. El partido contra el Sevilla permitirá conocer cuál es el nivel de la plantilla y, sobre todo, su grado de madurez. El nuevo proyecto se distingue por ser un equipo muy joven y el Pizjuán siempre exige carácter.

Se han acabado las pruebas. Hoy hay un partido oficial que además es un partido de los de verdad. V de Valencia o V de Vendetta pero, también, V de Victoria.

 ¡A por ellos!   

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