El otro equipo de Alfredo Di Stéfano

El Valencia fue, sin duda, su equipo como entrenador, al que más entrenó y en el que consiguió más éxitos. El banquillo de Mestalla ha perdido a su inquilino más experto


Mestalla fue el primer escenario que vio a Alfredo Di Stéfano en España. Era el día de San José de 1952 y el Valencia se enfrentó al Millonarios de Bogotá. El partido concluyó sin goles. Aquel 19 de marzo empezó a escribirse el capítulo inicial de una estrecha y larga relación entre Di Stéfano y la entidad valencianista. El encuentro de Mestalla abría la gira de amistosos que el afamado club colombiano disputó ante varios rivales. El Valencia fue el primero.  Casi 18 años después, Di Stéfano se sentó en el banquillo valencianista. Su debut tuvo lugar en la jornada inicial de la liga 70-71 y para cargar de mayor simbolismo el acontecimiento, el choque se disputó en el Santiago Bernabéu. Hubo victoria local por 2-0, pero el resultado no reflejó lo acontecido. Una semana después, Mestalla enloquecía: su equipo aplastaba por 5-1 a la UD Las Palmas. Aquella exhibición encandiló a la afición que se frotaba los ojos. Los mejores presagios se cumplieron: el Valencia se proclamó campeón tras un ejercicio repleto de grandes momentos.

Aquel Valencia dominó el fútbol español pero se le escaparon varios títulos que merecía. Los arbitrajes le impidieron hacer un doblete merecido en la 70-71, pero la Copa fue para el Barça desmintiendo, por una vez, el victimismo crónico del club culé durante el franquismo. En la campaña siguiente, otra vez un 19 de marzo, se vivía en Mestalla un duelo decisivo en la lucha por la liga. El Valencia fue víctima de una vergonzosa actuación arbitral que le sirvió el título en bandeja al Real Madrid. El Valencia acabó siendo subcampeón de los dos torneos nacionales. La muerte de Vicente Peris en febrero del 72 fue un duro mazazo para el Club y para Di Stéfano. Tanto la entidad como el entrenador acusaron aquel golpe bajo. Ya nada fue igual pese a los fogonazos aislados de un equipo repleto de internacionales y de grandes figuras: Valdez, Claramunt, Keita, Quino, Sol, Jesús Martínez, etc.

Se cerró un ciclo pero el nexo entre el valencianismo y el técnico nunca se rompió. Un paralelismo se repite una década después. En junio del 70, Di Stéfano asiste a la final de Copa en el Nou Camp entre el Real Madrid y el Valencia porque sabe que será el entrenador en Mestalla en la siguiente temporada. Junio del 79, la misma final copera pero con escenario diferente: el Vicente Calderón. También el desenlace es distinto: Kempes le da el título al equipo que dirigía Pasieguito.  Se inicia su segunda etapa que concluirá con la conquista de la Recopa. Una despedida extraña cierra una campaña repleta de jornadas épicas: la noche de Glasgow en Ibrox Park, la doble victoria ante el Barça en cuartos de final, la goleada impresionante ante el Nantes y, claro está,  la conquista del trofeo en Bruselas.

Hay un nuevo regreso a Valencia para intentar lo inevitable.  El barco se hunde pero la entidad renace con una fuerza imparable. Del descenso se resurge con un ímpetu conmovedor. Una mezcla de veteranía y juventud relanzan al club valencianista. La vieja guardia: Sempere, Arias y Subirats se compenetra con una camada de juventud y talento: Fernando, Quique, Arroyo, Voro, Giner,Fenoll, Sixto, Revert y tantos otros. Una liga demasiado larga que concluye con una hermosa apoteosis. La reconciliación de un club y su gente que se unieron en una ejemplar muestra de ayuda y cariño. Cuando más necesidad había de apoyo, el valencianismo dio un paso al frente. Se recuperó el lugar entre los mejores pero Di Stéfano no acabó la temporada 87-88 cuando el rumbo se tambaleaba y el miedo a una recaída forzó su destitución.  Sucedió tras la “cremà” de aquellas fallas. El Zaragoza con Rijkaard en sus filas prendió la mecha. Fue su último partido como entrenador valencianista después de 8 temporadas. Pero el paso del tiempo agigantó su figura y borró los malos momentos que también los hubo. El Valencia fue, sin duda,  su equipo como entrenador, al que más entrenó y en el que consiguió más éxitos. El banquillo de Mestalla ha perdido a su inquilino más experto. El Club donde más trabajó siente esta pérdida como suya. La historia le avala. Di Stéfano también pertenece al valencianismo, aunque no todos lo sepan.   

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