Demasiados altibajos

El sabor amargo de la injusticia sufrida en el Pizjuán y refrendada ayer por la UEFA con la vergonzosa sanción a Alcácer estimula todavía más el deseo de la afición de cara a protagonizar una nueva remontada.


Por vez primera en la presente liga, el Valencia fue incapaz de marcar un gol en su campo. Mestalla siempre había visto marcar a su equipo en el torneo de la regularidad hasta que el pasado domingo llegó el líder. El cero en el marcador propio indicaba las enormes dificultades que tuvo el  conjunto de Pizzi para superar el sólido sistema colchonero. Esta vez, ni siquiera fue necesario un recital de Courtois para evitar los tantos valencianistas cómo sucedió en la Copa del Rey.  Hubo contadas ocasiones y todas fueron desaprovechadas.

Otro dato revelador: el Valencia ha sido incapaz este ejercicio  de vencer en casa a los tres primeros de la clasificación. El trío de aspirantes al título se ha llevado los puntos gracias a tres victorias por la mínima y, por cierto, con tres entrenadores diferentes en el banquillo local: Djukic, Estévez y Pizzi. No recuerdo  registro semejante de malos resultados desde el penoso ejercicio del descenso a segunda.  Coincido con Juan Antonio Pizzi en que el choque llegó en el peor de los momentos, entre la ida y la vuelta de la semifinal europea, pero una vez más, los fallos en acciones básicas condenaron a sus hombres  a la derrota.

La actuación de Guaita resume las prestaciones actuales del Valencia: igual regala un gol absurdo y a renglón seguido salva dos cantados. Así las cosas, todo es posible el jueves cuando el Sevilla visite Mestalla. El sabor amargo de la injusticia sufrida en el Pizjuán y refrendada ayer por la UEFA con la vergonzosa sanción a Alcácer estimula todavía más el deseo de la afición de cara a protagonizar una nueva remontada. Al valencianismo solo le queda la épica para borrar las malas experiencias vividas. Una final europea puede paliar  tanto desencanto. En los  choques de la Europa League  se ha ofrecido lo mejor de una campaña repleta de altibajos y que con independencia de su desenlace definitivo, deja muchas enseñanzas de cara al futuro.

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