La lección de Nico Estévez

En apenas una semana, Nico Estévez nos ha dejado muestras de saber hacer las cosas con coherencia y, al mismo tiempo, ha ofrecido un discurso repleto de sensatez. Su período en el banquillo de Mestalla ha sido breve pero revelador y constituye todo un hallazgo


Hay madera de entrenador. Su planteamiento ante el Madrid dejó en evidencia a algunos de sus colegas que le precedieron y que en campañas anteriores asumieron  riesgos suicidas que arrastraron al Valencia al desastre absoluto. Sin ir más lejos, las dos campañas anteriores, con marcadores abultados y una grada avergonzada por la humillación a la que asistía ante los del Bernabéu. El joven técnico del filial supo elegir anoche muy bien las piezas y se aplicó en una idea de juego que a punto estuvo de proporcionar una enorme alegría a una parroquia entregada con su equipo.

Mestalla recuperó sensaciones olvidadas: la grada entusiasmada animando con pasión y participando del partido con intensidad. El valencianismo salió del campo en el último partido de 2013 con la cabeza alta pese a la derrota. Lo peor, una campaña más, fue  el consabido malestar por un nuevo capítulo de favoritismo arbitral hacia los madridistas. Fernando Teixeira Vitienes perjudicó al Valencia gravemente y la sensación de agravio que acompaña a muchos de estos choques a lo largo de la historia volvió a hacerse evidente. Los medios de comunicación nacionales se habían indignado por el arbitraje de la semana anterior en Pamplona y la expulsión de Ramos.  Casualidades de la vida, el arbitraje del cántabro favoreció de forma descarada sus intereses. Así se escribe esta vergonzosa historia.

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