«RED»: Gary, visto por Neville (y II)

Ferguson era Sauron, el Ojo que Todo lo Ve. Nada que ver con la imagen de muchos técnicos “desvalidos” en la banda: “No oirás eso de ningún jugador del United que haya visto al jefe desgañitarse hasta explotarle la cabeza”, rememora. Las broncas de Fergie (“sabías que iba a por ti”) servían para marcar el territorio.


Tras conocer mejor al Gary Neville persona, toca hablar del futbolista. Es difícil encontrar un lateral derecho con semejante palmarés en la historia del fútbol mundial. En Inglaterra, el ahora técnico del Valencia podría codearse con algunos de los jugadores más laureados de las Islas gracias a sus dos décadas formando parte de una de las escuadras con mayor porcentaje de trofeos conquistados de los últimos tiempos.

Pero no todo fue un camino de rosas. En su travesía, el de Bury conoció a compañeros y rivales, entrenadores y ayudantes, gente de fútbol a todos los niveles que ayudaron a forjar al United campeón y, como es lógico, le influyeron en su manera de enfocar su actual singladura como técnico. A la espera de que los resultados futbolísticos en el Valencia lleguen (o no), estos son algunos de los pasajes futboleros más relevantes de “Red: An Autobiography” (2011).

1. “LA PRIMERA VEZ ES INSUPERABLE”

“Schmeichel, Bruce, Ince, Robson, Hugues, Cantona – no sólo eran grandes jugadores, sino fieros competidores y hombres de verdad”. La admiración del incipiente futbolista profesional da paso gradualmente a los nervios del debut, de ‘la primera vez’ ante el Torpedo de Moscú en la 1992-1993 y a la progresiva fama que los cachorros de Ferguson iban adquiriendo en categoría juvenil. En 1993, la sequía liguera de los ‘reds’ tocó a su fin. Y allí estaba un imberbe Gary Neville, poniendo a prueba tanto su resistencia mental dentro del terreno de juego (“en el Ali Sami Yen (…) no necesitamos traductor al turco cuando vimos una pancarta que rezaba ‘Manchester United RIP’”) como fuera de él, a la hora de resistir la tentación de celebrar a lo grande las victorias de su equipo. En Inglaterra las juergas son memorables, aunque Gary admite su poca tolerancia a la hora de beber (“tuve un incidente poco habitual en el que la sidra tuvo mucho que ver”). Eso sí, el ahora técnico blanquinegro considera que los momentos distendidos son fundamentales para la buena marcha de un vestuario: en Inglaterra, son tradicionales las fiestas en Navidad que ayudan a hacer piña (“siempre he pensado que son una parte importante de la experiencia de formar parte de un equipo”), así que no deberíamos descartar que el inglés lleve a cabo comidas o cenas de unión en Valencia en algún momento.

2. “EN NUESTRA ÉPOCA (LAS NOVATADAS) ERAN BRUTALES”

El testimonio respecto a las novatadas es descacharrante, lo más divertido de toda la biografía. La más ‘dura’, esa en la que el pipiolo recién llegado a los campos de entrenamiento en Salford tenía que hacerle el amor sobre una mesa a un poster tamaño natural del rudo defensor Clayton Blackmore. Las pruebas eran un suplicio, pero los castigos por no cumplir eran peores: por ejemplo, ser atizado en la cabeza con un balón de fútbol enrollado en una toalla húmeda, duro como una piedra, no debe ser agradable (“los canteranos que suben al United a fecha de hoy no saben la suerte que tienen”). Ryan Giggs, uno de los pocos jóvenes que ya entonces alternaba cantera con apariciones con el primer equipo, era el instigador más infame. En el fondo, y pese a los daños colaterales, el propio Neville reconoce la utilidad de dichos ritos de iniciación (“la camaradería, amistad y confianza forjadas como adolescentes nos ayudaron a superar muchos desafíos”).

3. “TODO ESTABA PREPARADO PARA LO QUE SERÍA CONOCIDO COMO EL ‘PIZZAGATE’”

El Manchester United de principios de los 2000 estaba en un bache. Uno de sus rivales más consolidados, el Arsenal, llegaba a Old Trafford en plena racha de 49 partidos sin perder. Neville no era admirador de los ‘Invencibles de Wenger’, como los llamaba la prensa (“Pires (…) me acusó de que le hacía tropezar, le insultaba, le pisaba, y que era un dolor de muelas para él (…) Música para mis oídos”, admite el lateral), y todo el equipo se empleó a fondo para romper la racha ‘gunner’ dado que “la idea de que el Arsenal celebrase cincuenta partidos invicto en nuestra casa era impensable”. Las instrucciones de Sir Alex eran claras: “Se os permite entrar fuerte. Ningún otro equipo lo hace, así que aseguraos de que Míster Pires y Míster Henry sepan que hoy van a tenerlo difícil”. Aquella tarde, Jose Antonio Reyes sintió el rigor de los hermanos Neville. El partido “sería recordado por siempre como el ‘PizzaGate’, o ‘La Batalla del Buffet’”, debido a los incidentes que tuvieron lugar tras el pitido final (victoria 2-0 con goles de Van Nistelrooy y Rooney) en el túnel de vestuarios entre futbolistas de ambos equipos, con trozos de pizza y cajas de comida volando de un lado a otro. “Estaba aplaudiendo a nuestros seguidores cuando vi volar una pizza desde el vestuario visitante, y una porción aterrizó en la chaqueta de nuestro entrenador manchándola de tomate y salchichón. Aparentemente había habido un frenesí de pizza y salchichas, pero me perdí la diversión”, lamenta con cierto sarcasmo.

4. “SI TE DAN UNA PATADA, TE LEVANTAS Y SIGUES JUGANDO EL PARTIDO”

Aviso a navegantes: al míster del Valencia no le gustan los quejicas. “El United nunca ha tolerado a las ‘prima donnas’”, comenta Gary, al hilo de aquel partido contra el Arsenal tras el cual la prensa le acusó de “haber cruzado la línea” en su marcaje a Reyes. Neville niega haberse echado encima de él, y pone como ejemplo a varios futbolistas habilidosos que sí han soportado patadas y entradas duras en cientos de ocasiones sin perder la concentración. “A Cristiano se le daba ese ‘tratamiento’ todo el tiempo, hasta que los defensas se dieron cuenta de que no le afectaba, sólo le hacía redoblar esfuerzos. Ese coraje es parte de lo que supone ser un gran jugador. Que le pregunten a Maradona, a Pelé; tenían el coraje físico de soportar las patadas que les diesen”, rememora. “Mirad cómo Ronaldo cortó muchos de sus histrionismos: eso fue porque le dijimos que dejase de revolcarse por el suelo. Se benefició mucho del proceso de endurecimiento que llegó de la mano de su tiempo jugando en Inglaterra”, agrega. Por lo tanto, su estilo como manager puede extraerse de semejantes comentarios: intensidad y hacer todo lo que sea necesario en defensa, y determinación y no tener miedo al juego brusco en las jugadas de ataque.

5. “SIEMPRE DUELE VER A OTRO EQUIPO CON EL TROFEO EN SUS MANOS”

El carácter ganador sale a relucir con frases como esta, referida al día en que el United le hizo el ‘pasillo’ de campeones de la Premier al Chelsea de Mourinho en Old Trafford: “Todo el mundo comentaba la cara tan amarga que tenía. Alguien escribió que era como ver a una persona aplaudir a unos ladrones entrando en su propia casa. Lo ‘clavó’. En lo que a mí respecta, ese era nuestro trofeo. ¿Qué cara debía poner?” Fueron tiempos duros para el United debido a la aparición del ‘nuevo rico’, aquel Chelsea de Abramovic y Mourinho, aunque Gary tenía claro que todos los millones de mundo no te dan la felicidad: “No me quitaba el sueño (…) Todo el dinero del mundo nunca podría comprar nuestra historia, nuestras tradiciones, el poder de nuestra hinchada o nuestro prestigio. Nunca podrá, ni siquiera en cien años”, sentencia. En ese sentido, el ahora técnico del Valencia ha aterrizado en una entidad que está cerca de cumplir su centenario y que, curiosamente, aúna en su seno las tradiciones de un club con casi un siglo de vida y el músculo financiero de su flamante dueño Peter Lim.

6. “HAY QUIEN HABLA DE SÚPER-AGENTES. ¿SÚPER EN QUÉ? ¿EN CONTAR SU TAJADA?”

Gary Neville no es demasiado amante de los despachos, ni de las autoridades en el mundo del fútbol inglés. Tampoco de los agentes e intermediarios. Al menos, no lo era como futbolista, ni en el momento de publicar su biografía. Sus problemas con los comités disciplinarios de la Federación Inglesa fueron muy puntuales, pero sonados. Uno de los más comentados llegó en la 2005-2006, un triunfo ante el Liverpool por 1-0 en el que Neville celebró la victoria correteando enloquecido hacia los seguidores visitantes en un rincón de Old Trafford. Le multaron con 5.000 libras: “Era ridículo, ¿desde cuándo celebrar un gol se había convertido en un crimen? (…) Era un castigo de chiste, pero pagaría esa multa una y otra vez sólo para repetir esa sensación. (…) Un gol en el último instante para el United te da un ‘subidón’ indescriptible”, rememora. Y, hablando de dinero, sus comentarios respecto a los agentes de futbolistas no tienen desperdicio. Curioso, dada su relación (más o menos cercana, en función de a quien preguntes) con algunos de los nombres más poderosos de la industria, como es el propio Peter Lim o el portugués Jorge Mendes. Neville habla de los “agentes sanguijuelas” con desprecio, afirma que “es hora de que los jugadores pongan de su parte” y proclama que, si fuera por él, “publicaría todos los salarios de futbolistas del país”. “¿Por qué no ser transparente, como lo son en el deporte americano? Quitémosle el misterio al asunto”, agrega. Un movimiento drástico, sí (“suscitaría envidias inicialmente”), pero que a la larga serviría para que “los futbolistas entiendan que no necesitan de los servicios de Míster Diez Por Ciento”. La referencia no puede ser más directa.

7. “¡QUE TE FOLLEN, NEVILLE! ¡NO VALES UNA MIERDA!”

La particular pasión con la que la hinchada inglesa vive los partidos de su selección protagoniza un segmento considerable del relato. Para empezar, Gary Neville rompe la mística británica al admitir que estaba “encantado” el día en que el viejo Wembley y sus torres fueron “destruidos en pedacitos”, ya que sus instalaciones eran deficientes y, además, solía albergar a grupos de aficionados desplazados desde los barrios de Londres “para emborracharse y martirizar un par de jugadores del United un miércoles por la noche”. Ahí estaba el, “subiendo y bajando la banda, dejándome la piel por mi país” para acabar recibiendo insultos de sus propios seguidores al sacar de banda. El cántico “¡Si los Neville pueden jugar por Inglaterra, yo también!” tampoco le hacía excesiva gracia… y no es un caso aislado, ya que “muchos jugadores pasan demasiado tiempo temiendo las consecuencias del fracaso cuando se ponen la camiseta de Inglaterra”. Más allá de sus descripciones de los diferentes técnicos a cuyas órdenes militó en la selección, Gary sí deja clara su postura respecto a los aficionados y la presión: “A nivel de club, siempre he pensado que debes encajar los palos, especialmente si tu también pones de tu parte. (…) Pero el maltrato de aficionados de Inglaterra cuando llevas la camiseta de Inglaterra siempre ha sido una idiotez”, sentencia. Habrá alucinado, entonces, al ver la que se monta en los partidos de la Selección Española cuando toca la pelota Piqué…

8. “LO DEL ENTRENADOR DE ÉLITE QUE HACE LAS MALETAS Y EL ‘CORBATA’ QUE GANA EL PULSO SÓLO PASARÍA EN LA FEDERACIÓN INGLESA”

Como decíamos, una de las revelaciones más sorprendentes de la biografía de Gary es el poco o ningún aprecio que siente, en líneas generales, por la FA (Federación Inglesa de Fútbol). Neville, que irónicamente forma parte a fecha de hoy del ‘staff’ técnico de Roy Hodgson al frente de la selección, confiesa que el “fracaso de la Federación” a la hora de prolongar el contrato de Venables al finalizar la Eurocopa 1996 sigue siendo “una de las grandes decepciones de mi carrera”. La relación de Neville con la FA siempre fue agridulce, por lo que no deja de ser paradójico que acabase convertido en técnico asistente en la selección tras retirarse del fútbol. Todo empieza a cuadrar: el hábito de grabar las sesiones de trabajo desde una grúa, protagonista de una divertida anécdota en los primeros días de Gary en Valencia, procede de la metodología de Terry Venables (“ahora es frecuente ese tipo de análisis, pero en su momento era un acercamiento novedoso, y fue muy educativo para mi”). Armado con las cintas de vídeo, los ayudantes machacaban las formaciones “hasta que estábamos tan coordinados como los nadadores sincronizados”. Respecto al papel de los propios ayudantes y técnicos asistentes, Gary lo tiene claro: “El segundo de a bordo puede tener un gran impacto en los jugadores (…) Aprendimos de Brian Kidd, de Steve McLaren, y de Carlos Queiroz. Sufrimos mucho en las etapas en las que no teníamos preparadores de ese calibre”. En consecuencia, y vista su confianza en los técnicos asistentes en su experiencia como jugador, es lógico que Gary delegue mucha responsabilidad en los entrenamientos en Paterna sobre su hermano Phil, Angulo y resto de colaboradores para afinar mejor la puesta a punto del equipo.

9. “¿UN ENTRENADOR DESVALIDO EN LA BANDA? NUNCA OIRÁS ESO A UN JUGADOR DEL UNITED…”

Neville ha tenido muchos maestros de los que aprender: Terry Venables, Steve McLaren (“sus entrenamientos eran magníficos, de los mejores en los que he participado”), Sven Goran Eriksson (“debería haber tomado decisiones más valientes”)… Pero, por encima de todos, ‘el jefe’ Sir Alex Ferguson. El respeto hacia el escocés es reverencial tanto a nivel personal como futbolístico, hasta el punto de grabar a fuego gran parte de su filosofía: “He oído que un entrenador no puede hacer nada una vez los jugadores cruzan la línea blanca. Pamplinas. Todo el que diga eso nunca ha tenido un buen entrenador”, avisa. Ferguson era Sauron, el Ojo que Todo lo Ve. Nada que ver con la imagen de muchos técnicos “desvalidos” en la banda: “No oirás eso de ningún jugador del United que haya visto al jefe desgañitarse hasta explotarle la cabeza”, rememora. Las broncas de Fergie (“sabías que iba a por ti”) servían para marcar el territorio y la línea a seguir. De hecho, Neville ya avisó en 2011 de que “seguir el trabajo del jefe” tras su retirada iba a ser un trabajo “enorme” para el escogido, aunque sí dejaba caer que José Mourinho sería una opción interesante. El United optó por David Moyes primero y Van Gaal después… y no hace falta decir lo que pasó.

10. “GANAR UN MUNDIAL CON INGLATERRA HABRÍA SIDO INCREÍBLE”

Una lesión de ligamentos en el tobillo empezó a marcar el tramo final de su carrera y, al tiempo, le hizo madurar a nivel personal: “Nunca he tenido empatía hacia los jugadores lesionados pero entonces empecé a darme cuenta de que estar lesionado es un trabajo muy duro. Ejerce mucha presión sobre tu tiempo, sobre tu confianza”, recuerda. Tras trece meses en el dique seco, Neville reapareció sobre el césped en medio de una gran ovación (“estaba avergonzado al tiempo que abrumado por semejante recibimiento”) que, según el propio protagonista, “fue un momento que justificó todas esas largas y solitarias horas en el gimnasio”. Cuando el final de su travesía se vislumbraba en el horizonte, sus reflexiones respecto a sus compañeros de viaje (“Giggsy fue nuestro Maldini”) y el tono irónico del relato (“marqué mi único gol con la camiseta de Inglaterra en mi último partido como internacional. Lástima que fuese en la portería equivocada”) aumentan considerablemente. La espinita de los grandes torneos internacionales siempre estará ahí (“Inglaterra está en el buen camino, pero no es una transformación que vaya a ocurrir de un día para otro”), aunque en la actualidad su papel como ayudante de Roy Hodgson podría darle la oportunidad de resarcirse en la Eurocopa 2016. Sus últimos comentarios quedan para Sir Alex (“cuando se le construya la estatua en el exterior de Old Trafford, los aficionados llegarán en oleadas para maravillarse con lo que hizo”), para su filosofía futbolística (“es el ADN establecido por el jefe: juega muy bien al fútbol si puedes y, si no, baja al barro y gana con agallas, corazón y determinación”) y para su retirada. Un momento especial. Un momento en el que mira al futuro –recordemos, la biografía termina en 2011- e, irónicamente, dice que lo siguiente en su vida “no será una carrera como entrenador, al menos no a corto plazo”. “¿Puedo encontrar la motivación para trabajar obsesivamente, algo que es necesario para ser un buen manager?”, se pregunta en voz alta. Buena pregunta, Gary. En Valencia, ya en 2016, queremos que así sea. El trabajo duro es el primer paso para que los resultados, siempre los resultados, acaben avalando tu decisión.

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