#LosJaumistas: guía de inicio rápido

El halago empalagoso debilita casi tanto como la crítica furibunda. Sí, estuvo bien en Gijón, pero le hemos visto cuajar actuaciones mucho más brillantes en partidos de Segunda B. De igual manera, cargar contra el por encajar tres tantos ante el Zenit, ante un Hulk que le pega a la pelota como si le debiese dinero y un Witsel que ajustó milimétricamente su remate… tampoco parece demasiado justo.


Parece mentira que en pleno 2015 andemos a vueltas con un manual de instrucciones express para manejar el aterrizaje de un canterano en el primer equipo del Valencia CF, pero la exageración de halagos a Jaume Domenech tras su debut en Gijón ha sido tan grande, y los ‘palos’ tras su discreta actuación en Champions han sido tan crueles, que no viene mal recordar las reglas básicas a la hora de medir con un rasero razonable el desempeño de un chaval que viene de abajo. Aunque pedir mesura sea predicar en el desierto, ahí van un par de ideas:

1. Un canterano no aparece de la nada. Tan obvio que duele. Cuando el pasado sábado se conoció la alineación titular del Valencia en Gijón, hubo que escuchar comentarios jocosos del tipo “ya está, la prensa ya ha puesto a uno de la terreta en la portería” o “este chico no tiene nivel para ser titular en Primera”, olvidando la más elemental de todas las reglas: que un canterano lleva años enrolado en la disciplina del equipo en escalones inferiores y que, para él, su particular línea de meta es ese momento del debut con los mayores. Años de trabajo en segundo plano, madrugones, padres abnegados y kilómetros en coche, etc. Con semejante motivación, ¿a alguien le extraña que afrontase dicho partido como la oportunidad de su vida?

2. Conoce al futbolista. Ligado indefectiblemente al punto anterior, y muy útil para calibrar el rendimiento del jugador en la máxima categoría. Una biografía rápida del portero nos informa de que tiene 24 años, es nacido en Almenara y de que ha pasado por la cantera del Villarreal, el Onda CD, El Palo malagueño y Huracán Valencia antes de recalar en el filial valencianista en 2013. Preguntar un poco nos revela que, durante su periplo en Huracán, su competitividad y ansia de mejora no le garantizó un puesto en el once, pero sí hizo sacar la mejor versión de Paco, meta titular del conjunto valenciano. O que la opinión de los expertos en las últimas dos temporadas (Rufete, Ochotorena y el resto del staff técnico) era más que positiva, hasta el punto de aguantar una comparativa directa con Yoel y no salir mal parado. Ver cada quince días al filial en Paterna durante las últimas dos temporadas nos sitúa ante un arquero atlético, ágil y con grandes reflejos, con la intuición como gran punto a su favor y ningún temor en las salidas y anticipaciones. Del mismo modo (todo jugador tiene puntos fuertes y débiles) se pueden observar lagunas en el dominio del juego aéreo, errores ocasionales de colocación y la necesidad de perfeccionar su juego con los pies. Por último, quedan las consultas de carácter personal con el futbolista y sus compañeros, que trazan el perfil de un chaval con una personalidad fuerte, sin miedo a gesticular o gritar en su área para organizar a su defensa, con gran capacidad de concentración –tuvo en pasadas temporadas rachas interesantes de penaltis detenidos en Segunda B, con actuaciones que supusieron puntos de oro para el filial- y la habilidad de motivarse y emplear sus paradas como ‘gasolina’ para permanecer en tensión todo el partido. Como dice el conocido anuncio, Jaume vive en sus carnes cada vez que defiende la portería esa “increíble sensación de venirse arriba”.

3. Ser ‘Jaumista’ no implica estar en contra de Yoel. Otra perogrullada que conviene reiterar. Desear la mejor de las suertes a un futbolista del equipo (al final de la corrida, el colectivo acaba siendo el principal beneficiado de una buena actuación individual) no conlleva el desprecio o la crítica sin base a otro que compita en su misma demarcación. No es una postura muy popular o habitual en una ciudad acostumbrada al blanquinegrismo más tajante, pero al menos es una postura coherente.

4. La evaluación contínua como medida. O, como mínimo, cinco o seis partidos en Primera División. No es lo ideal, pero sí suficiente para vislumbrar si un futbolista joven posee las tablas y condiciones para hacerse un hueco en la élite. Bajo palos, todos los guardametas en la historia reciente del club han gozado de ese margen: Yoel disfrutó de esas oportunidades la pasada temporada, Ryan estuvo cerca de esa cifra antes de caer lesionado en la presente campaña, Vicente Guaita, Diego Alves, Renan Brito, César Sánchez, Timo Hildebrand… Hacer juicios de valor con Jaume con apenas ciento ochenta minutos como referencia es algo atrevido.

5. La virtud del término medio. A fecha de hoy, Jaume Domenech (ese es su nombre real, no 'Chauma Dumenac') no es ni la reencarnación de Gianluigi Buffon ni -como escuché anoche- “el portero de Aquí no Hay Quien Viva”. Ojalá algún día podamos hablar de un guardameta solvente y asentado en la élite, pero por el momento es un proyecto en desarrollo. El halago empalagoso debilita casi tanto como la crítica furibunda. Sí, estuvo bien en Gijón, pero le hemos visto cuajar actuaciones mucho más brillantes en partidos de Segunda B. De igual manera, cargar contra el por encajar tres tantos ante el Zenit, ante un Hulk que le pega a la pelota como si le debiese dinero (y al que la defensa permitió en ambas acciones controlar, pensar, tomarse un cubata y luego disparar) y un Witsel que ajustó milimétricamente su remate… tampoco parece demasiado justo. Si Nuno mantiene su palabra, veremos más al Gato de Almenara bajo palos en las próximas semanas, al menos hasta que Maty Ryan se recupere. Hasta entonces, mejor esperar a la nota final del examen en lugar de evaluaciones parciales rotundas y taxativas ("hoy es el puto amo", "hoy es un desastre") cada fin de semana.

‘NO’ AL POSTUREO PATERNA

El caso de Jaume viene al pelo para poner la lupa sobre un fenómeno que no por habitual debe pasar inadvertido: el súbito conocimiento que, de un día para otro, se manifiesta en boca de comunicadores y aficionados por igual respecto a las ‘perlas’ de la cantera y a su potencial futbolístico en relación a la primera plantilla. Una sabiduría que surge de la nada en la mayoría de casos, dado que –por desgracia- la asistencia de público a los partidos que tienen lugar en la Ciudad Deportiva de Paterna sigue siendo muy escasa en comparación al número potencial de seguidores del Valencia CF. Pura matemática: unas 40.000 personas acuden a Mestalla cada quince días y, en el mejor de los casos, apenas dos millares se congregan en Paterna cuando juega el filial (un 5% de la cifra anterior). Un balance bastante pobre. Sí, el ‘cuñadismo’ también existe a la hora de hablar de la valía de este o aquel canterano, y en la mayor parte de los casos se opta por hacer caso al experto o periodista de turno (que, oh sorpresa, tampoco suele pisar demasiado la Ciudad Deportiva los fines de semana) en lugar de vivir en carne propia los partidos en directo. Y así, el problema se perpetúa en ambas direcciones, tanto a la hora de quejarse (“menudo desastre, no nos sale ningún central decente desde hace años”) como de hinchar el globo (“¡Jaume es mejor que Alves!” y chaladuras similares escuchadas estos días).

No se trata de crear un ‘corralito’ de exclusividad: al contrario, es evidente que jugadores y jugadoras del VCF Mestalla, los equipos juveniles, el VCF Femenino y resto de conjuntos agradecerían un mayor apoyo desde la grada. Pero, por desgracia, la cifra de asistencia apenas aumenta a lo largo de la temporada, por lo que la afición se ve reducida a los ‘clásicos’ de Paterna (siempre las mismas caras) y los acérrimos de cada fin de semana. Cuestión de tiempo disponible, de ganas, de incentivo. Hay personas a las que no les compensa el viaje hasta la Ciudad Deportiva, pese a que descubrir ‘detallitos’, jóvenes prometedores o chavales con potencial debería ser premio suficiente para los asistentes. Si irrupciones sorprendentes como las de Jaume, Tropi, Salva Ruiz, Robert Ibáñez o Fran Villalba –por poner ejemplos recientes- sirven para que un solo abonado o aficionado blanquinegro se haga el ánimo y decida visitar Paterna a ver en directo un partido de categorías inferiores, la apuesta habrá valido la pena. La atractiva UEFA Youth League, por ejemplo, puede ser una buena prueba de toque. Vayan a Paterna. El que prueba, por regla general, suele repetir.

PD: Y si Paterna les queda lejos… no dejen de visitar la correspondiente sección en Diario de Mestalla. En pocos lugares encontrarán información tan abundante y exhaustiva respecto a las categorías inferiores del equipo blanquinegro.

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