Otamendi y Ayala: dentro del espejo

Sorprende la cantidad de elementos en común que comparten ambos futbolistas. Sin embargo, en los próximos meses, sus destinos pueden quedar separados de forma definitiva


El verano pasado el Valencia CF lanzó una interesante campaña publicitaria con el lema 'Past&Future' relacionando a jugadores de la última época gloriosa de la entidad con futbolistas de la plantilla actual. A través de un montaje fotográfico Cañizares y Diego Alves formaban un sólo cuerpo. Lo mismo sucedía con Paco Alcácer y Claudio López y con Parejo y Rubén Baraja. Pero, sin duda alguna, la fusión más acertada fue la que protagonizaban Ayala y Otamendi.

Ayala fue clave para que Otamendi llegara al Valencia. El ex futbolista que trabaja actualmente en la secretaría técnica encabezada por Rufete utilizó su poder de seducción para convencer al argentino. Así lo reconoció el propio manager general deportivo en la Agrupació de Penyes hace más de un año: "vimos que el Manchester se marchó (de la negociación por Otamendi) y entramos ganando la confianza del jugador a través de Ayala". Fue el ex capitán de la selección argentina quien recibió a Otamendi en el aeropuerto en su llegada a Valencia. El simbólico traspaso de poderes fue evidente. El sucesor del Ratón ya estaba aquí.

COINCIDENCIAS

Pero, aún antes de que Otamendi recalara en el club de Mestalla ya había bastantes elementos que conectaban a ambos jugadores. Primero lo obvio: los dos son futbolistas argentinos, ocupan la misma demarcación en el campo y han sido internacionales. Precisamente, sus respectivas trayectorias con la selección argentina también tienen puntos en común: Ayala fue señalado en el Mundial de 1998 como responsable de la eliminación de Argentina por no ser capaz de parar a Owen mientras que Otamendi, en el año 2010, cargó con las culpas de la derrota de su selección por 4-0 contra Alemania. En el caso del actual futbolista del Valencia las críticas fueron más crudas y feroces y quedó marcado hasta el punto de que no volvió al combinado nacional hasta dos años después.

Ambos jugadores, antes de ingresar en el equipo blanquinegro pasaban por momentos malos en dos clubes históricos de Europa. Ayala no contaba con la confianza de su técnico en el Milán, Alberto Zaccheroni, y Otamendi estaba enfrentado al entrenador del Oporto, Paulo Fonseca. Los 900 millones que pagó el Valencia por Ayala fueron una ganga según reconocían directivos de la época. Ahora, nadie duda de que 15 millones de euros por Otamendi fue un precio muy favorable para el club de Mestalla.

La llegada de Otamendi estuvo envuelta en polémica por un error en la consideración de su pasaporte. Una situación que todavía no ha quedado esclarecida y que sus protagonistas no han llegado a contar o, si lo han hecho, ha sido tímidamente e incurriendo en contradicciones según quién relate la historia. Al parecer, la dirección deportiva del Valencia creyó que el central argentino tenía, también, pasaporte italiano. Cuando se dieron cuenta de que no era así el cupo de extranjeros ya estaba cubierto. Esto obligó a una renegociación y lo que en principio iba a ser una cesión de seis meses acabó en un traspaso en diferido para el siguiente verano. Curiosamente, aunque de otra índole, Ayala también tuvo problemas con su pasaporte. El Valencia lo fichó como comunitario porque en el año 99 adquirió la nacionalidad italiana. Sin embargo, en el 2011, ya como jugador blanquinegro, la justicia puso en duda la legalidad de la operación y Ayala acabó ocupando plaza de extranjero.

YA EN VALENCIA

Ayala resurgió en el Valencia hasta convertirse en uno de los mejores centrales del Mundo y lo mismo le ha sucedido a Nicolás Otamendi. En el aspecto futbolístico comparten algunas características. Sin ser demasiado alto Ayala era inexpugnable en el juego aéreo y Otamendi también ha demostrado que no le hacen falta muchos centímetros para marcar diferencias por arriba tanto en el plano defensivo como en el aspecto goleador. El ex capitán de la albiceleste era un futbolista de raza, expeditivo y, como dicen en argentina "canchero". En ese sentido, Otamendi está cortado por el mismo patrón aunque sea un poco más 'amable' con los rivales. Al igual que Ayala Otamendi es un marcador excepcional con un gran sentido de la anticipación. Cuando Ayala trazaba la línea defensiva era casi imposible superarla y pasa lo mismo con Otamendi. Quizá el actual futbolista del Valencia CF tenga más facilidad para sacar el balón jugado desde atrás aunque ninguno de los dos ha destacado especialmente en esta faceta. Lo que está claro es que el Valencia le permitió a Ayala recuperarse como futbolista y ganar un prestigio que antes no tenía y algo similar ha ocurrido con Otamendi.

LA PRUEBA DEFINITIVA DEL DESTINO

Hace una semana el representante de Otamendi, Eugenio Silva, expresó el deseo del futbolista de salir del Valencia. Y de nuevo, en este punto, las historias de Otamendi y Ayala se cruzan. Cuando se conocieron las declaraciones del agente del actual jugador del Valencia, inevitablemente, los pensamientos de muchos valencianistas se fueron al verano del 2003 cuando Ayala reconoció públicamente que quería marcharse del club. Hace 12 años los seguidores blanquinegros se sintieron traicionados y ése mismo sentimiento ha florecido ahora. Se especula que Otamendi quiere irse al Manchester igual que, en su día, Ayala quería irse al Madrid. Dependiendo de lo que suceda en los próximos dos meses los destinos de ambos futbolistas pueden desligarse para siempre o continuar vinculados como dos gotas de agua. Evidentemente, el valencianismo desea que el desenlace sea el mismo. Es decir, que ningún club pague la cláusula de rescisión de Otamendi como ningún club pagó la de Ayala. Cabe recordar que en la temporada 2003-2004 el Valencia consiguió el doblete y Ayala fue un jugador determinante para la consecución del mismo tras su frustrada salida. Parece evidente que las dotes de seducción de Ayala que sirvieron para convencer a Otamendi de que viniera al club de Mestalla no valen en este caso. Su autoridad moral no parece la más indicada para abordar este asunto. Pero, por otra parte, no estaría de más que el actual jugador del Valencia repasara lo que le sucedió a su antecesor para llegar a la única conclusión posible: 50 millones o nada. Dentro del espejo está la respuesta.

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