Qué tiene, qué usa, qué sobra y qué necesita el Valencia CF de Nuno

Toca empezar a recopilar algunas conclusiones. La más evidente es que el ‘equipo A’ del técnico valencianista es cada vez más ‘A’, mientras que su ‘equipo B’ es cada vez más ‘B’. Siempre juegan los mismos. En quince jornadas de Liga, hay diez jugadores que superan los 900 minutos, el equivalente a diez partidos completos disputados.


Diecisiete partidos oficiales, divididos en 15 compromisos ligueros y otros dos en Copa, a los que sumar otra media docena de pachangas y partidos amistosos en pretemporada. Sólo resta una cita en Ipurúa para rematar deportivamente este loco 2014 para un equipo, el Valencia CF de Nuno Espírito Santo, del que ya podemos extraer conclusiones más o menos definitivas.

Vamos primero con los fríos e impersonales datos: a un partido del parón navideño, el Valencia ocupa la quinta plaza en competición liguera (28 puntos), a dos puntos del cuarto clasificado (el Sevilla con 30) y a once del líder de Primera, el Real Madrid. En quince jornadas ha amasado ocho victorias, cuatro empates y tres derrotas, sumando el 62% de los puntos en liza. La derrotas llegaron ante Deportivo (3-0), Levante UD (2-1) y FC Barcelona (0-1). Cuenta en su casillero con 28 goles anotados y apenas 13 encajados.

En Copa del Rey, del mismo modo, se clasificó para octavos de final tras eliminar al Rayo Vallecano no sin cierta dosis de sufrimiento inesperado: tras el 1-2 obtenido en la ida en Vallecas, los de Nuno estuvieron fuera del torneo durante muchos minutos en la vuelta, aunque consiguieron salvar los muebles para pasar de ronda (4-4).

QUÉ TIENE

Tomando la vía práctica, se puede decir que el Valencia está en la senda correcta. Se ha salido en la línea en un par de trazos inseguros y acumula varios borrones en su expediente, pero nada que pueda penalizar un posible notable a final de temporada. Después de un verano de auténtica locura en el mercado, con cambio de entrenador incluido y un balance de doce fichajes y veinte salidas, la plantilla se ha comportado como un equipo conjuntado en la mayoría de ocasiones y otea la segunda mitad de la temporada a sólo dos puntos del objetivo, que es acabar entre los cuatro primeros. Y, pese al susto, sigue vivo en Copa del Rey, torneo que representa el gran motivo para la ilusión de los hinchas valencianistas este año.

La plantilla es indudablemente joven, la más joven de Primera División: 23,7 años de media para sus componentes al arrancar la temporada, ubicando a Joao Pereira (30 años), Javi Fuego (30 años), Alves (29) y Negredo (29) como los más 'viejos' del vestuario. Ante el Rayo, Nuno dio un paso más: la alineación titular en la vuelta de dieciseisavos contaba con una media de 22,4 años de edad, con tipos como Yoel (26 años) o Parejo (25) como los más veteranos. Quizá tanta bisoñez sea una de las posibles causas a la debacle vista en los primeros cuarenta y cinco minutos ante el conjunto de Paco Jémez.

En lo que respecta al cuerpo técnico, las cifras de Nuno le igualan a la gran mayoría de preparadores recientes del club blanquinegro. El portugués, en su primera experiencia como técnico en un equipo de élite en España, ha ganado 9 de los 17 partidos oficiales este año, un 53% de los choques. El número es idéntico al cosechado por Rafa Benítez en 2002, Pellegrino en 2012 y al de Valverde tras coger las riendas del equipo esa misma temporada, meses después. Sólo Emery, en aquel fulgurante arranque de la temporada 2008-2009, supera dichos guarismos (65% de victorias en los primeros 17 partidos).

QUÉ USA

 

Otamendi, Alves y Fuego son hasta la fecha los tres grandes pilares sobre los que Nuno sustenta a su equipo. Prescindir de uno o varios de ellos suele tener consecuencias nefastas, especialmente en lo referente a la transición ataque-defensa y a la seguridad en la retaguardia. Los tres vieron el partido de vuelta de Copa desde el banquillo o la grada, y la noche estuvo bien cerca de acabar en debacle.

El central argentino es la mayor 'bestia' con la que el técnico cuenta para echar el cerrojo en tareas defensivas. Ha disputado 16 partidos completos, acumulando 1.440 minutos en sus piernas y sólo quedándose fuera de la lista precisamente el pasado martes ante el Rayo. Sus dotes de liderazgo fueron incuestionables desde la pretemporada, y ha rendido a nivel alto tanto con Vezo primero como con Mustafi después como parejas de baile en el centro de la retaguardia. Intimida, anticipa, impone y golea, como aquella gloriosa tarde ante el Atlético. Un dato define su trabajo hasta la fecha: apenas ha cometido 13 faltas en lo que llevamos de temporada, 0,8 infracciones por partido. Espectacular.

Sus lugartenientes en cuanto a importancia son Diego Alves y Javi Fuego, consolidando aquella teoría de los 'pasillos de seguridad' que tanto agradaba a Luis Aragonés. Portero, central, mediocentro y delantero: la columna vertebral a la que cualquiera equipo con aspiraciones debe aferrarse. El meta brasileño ha jugado prácticamente todo en Liga (sólo se perdió un choque liguero), encajando 10 tantos en 14 encuentros (0,71 goles por jornada). Es un líder reconocido y respetado por el grupo, así como uno de los miembros más veteranos del vestuario. El 'stopper', por su parte, se ha hecho con galones en apenas año y medio como valencianista: es el segundo jugador de campo más usado por Nuno (1.427 jugados) y ha sido titular en todas las jornadas de Liga.

La columna vertebral se completa con el puesto de delantero centro, ocupado por Paco Alcácer durante las primeras diez jornadas del campeonato, y que Álvaro Negredo ha reclamado para sí en las últimas cuatro jornadas ligueras, una vez recuperado de la lesión con la que aterrizó en Mestalla y tras haber vuelto a un buen tono físico. El 'Tiburón' es, sin discusión, la referencia ofensiva del equipo para el técnico luso debido a la infinidad de recursos que puede emplear para generar ventajas: juego de espaldas, remate con ambas piernas, juego aéreo, descargar balones a los costados… Un ariete completo que, eso sí, por el momento sólo ha podido anotar en una ocasión como valencianista.

Respecto al resto de componentes habituales del once, encontramos dos escalones bien diferenciados entre jugadores con la confianza plena del técnico (Parejo, André Gomes, Barragán, Gayà, Rodrigo) y otros cuya presencia ha ido variando con el paso de las jornadas. Mustafi, por ejemplo, podría perfectamente ser incluido en el primer grupo, dado que Nuno le otorgó su confianza sin dudarlo después de que Rubén Vezo cumpliese con nota en el centro de la zaga después de la primera jornada. El caso contrario podría aplicarse a Rodrigo y De Paul: Nuno ha mantenido al hispano-brasileño contra viento y marea en las alineaciones titulares durante dos meses pese al decreciente rendimiento del ariete, y sólo recientemente ha aceptado modificar su planteamiento y dejar al jugador en el banquillo. De Paul, en consecuencia, está aprovechando las oportunidades a la perfección en las últimas semanas.

Quizá el futbolista más afectado por la faceta 'random' de Nuno sea Pablo Piatti. La aleatoriedad no es precisamente una de las características más llamativas del preparador, de ahí lo extraño del trato al argentino. Piatti fue indiscutible y fundamental en las primeras diez jornadas de Liga, con goles y especialmente asistencias (4) para redondear su habitual sacrificio y ayudas en la medular y en defensa, con coberturas constantes a las subidas de Gayà por su costado. De un día para otro, Nuno prescindió del cordobés para dar cancha a Rodrigo por banda izquierda. Sin embargo, la evidencia ha devuelto el protagonismo a Piatti en los últimos partidos, con resultados esclarecedores: 3-0 ante el Rayo en Liga y remontada en la segunda mitad ante los de Paco Jémez para pasar a octavos de final en Copa.

QUÉ SOBRA

Nada es perfecto, y la plantilla valencianista no iba a ser una excepción. En el episodio de decepciones toca hacer mención obligatoria al lateral Joao Pereira, y no precisamente por su rendimiento: la decisión firme por parte del técnico de no dar ni un minuto al zaguero en toda la temporada lleva coleando desde verano. Tras haber tratado en profundidad el desencuentro entre ambos, poco más se puede añadir. Si acaso, que ambas partes mantengan la profesionalidad hasta el último día y, a ser posible, mas allá en el tiempo, cuando sus caminos lleven meses separados. El portugués se marchará en enero con la conciencia tranquila, Nuno eliminará un potencial elemento de conflicto en la caseta (aunque el comportamiento del jugador hasta la fecha ha sido intachable, al menos públicamente) y el Valencia hará hueco tanto a nivel de efectivos en plantilla como en lo referente a masa salarial.

Junto a él, otro que debería salir si atendemos a la lógica es Bruno Zuculini, a juicio de muchos una de las gestiones más inexplicables de Nuno en lo que llevamos de campaña. El mediocentro, cedido por el potente Manchester City y pieza destacada hace un año del Racing de Avellaneda que ha acabado campeonando recientemente en el torneo argentino, va camino de cuatro meses inédito tras sumar sus primeros (y únicos) 45 minutos como valencianista el pasado 29 de agosto ante el Málaga. Desde entonces, la nada más absoluta no sólo en participaciones, sino incluso en convocatorias, de la que es casi siempre excluido sin la más mínima explicación.

El bizarrismo de su situación alcanza cotas paroxistas si, además, tenemos en cuenta el rendimiento que otros futbolistas han tenido en su teórica demarcación, en la que es evidente la necesidad como el comer de un recambio de garantías para Javi Fuego. Esa será la tristeza con la que la hinchada verá la marcha de Bruno en enero, en principio de regreso a Manchester: la duda eterna del "¿y si…?" respecto a un futbolista al que nunca se le dio la ocasión de triunfar, mucho menos de fracasar.

El debate se calienta a la hora de hablar de más hipotéticas salidas en el mercado invernal para dar cabida a más refuerzos de los que suenan en las quinielas. La existencia de un dueño (o mecenas) con capacidad económica para acometer incorporaciones cambia de arriba a abajo el panorama de la última década en el Valencia: si Nuno pide (o exige, lo mismo da) un tío para reforzar la demarcación de turno de cara a la segunda vuelta, su amigo Peter hará lo que esté en su mano para concederle el deseo. Un panorama excitante para el aficionado, poco acostumbrado a estos arreones de billetera y caras nuevas, pero de doble filo para aquel futbolista que sestee o no de la talla sobre el césped.

En las últimas semanas se ha discutido con pasión respecto al papel que dos jugadores como Filipe Augusto y Joao Cancelo están desempeñando en la plantilla. Ambos hacen grupo y se han integrado bien en una caseta con muchos lusoparlantes, pero no parece ser suficiente en una plantilla que tiene la urgencia (sí, urgencia y necesidad imperiosa para cuadrar los ambiciosos planes de Lim, Nuno y Mendes para la 2015-2016 en materia deportiva) de entrar en la Liga de Campeones la temporada que viene. Los minutos en los que Filipe Augusto ha tenido protagonismo en la medular han coincidido con algunas de las mayores catástrofes del equipo sobre el césped en A Coruña o en Mestalla hace unos días ante el Rayo. Pese a ser una petición expresa de Nuno (Filipe fue jugador suyo en Río Ave y tiene fe ciega en sus condiciones), no se descarta una salida en enero para traer otro jugador de su perfil para la medular, Enzo Pérez al margen. La tesitura con Cancelo es diferente, dado que Lim debe decidir en las próximas semanas si se ejecuta o no la opción de compra por el lateral (10 millones de euros), incluido en un 'pack' junto a otros dos jugadores del Benfica como son Bernardo Silva e Iván Cavaleiro.

Otros jugadores en situación dudosa, aunque desde luego con muchas más posibilidades de seguir en la plantilla e incluso de ganar protagonismo en los próximos meses, son jóvenes canteranos como Carles Gil o Robert Ibáñez, cuyo protagonismo está siendo residual esta campaña y a los que les vendría de perlas gozar de confianza y minutos en Primera para afianzar sus condiciones. El mes de enero, con gran carga de partidos y las siguientes rondas de la Copa del Rey, será decisivo para conocer con exactitud hasta qué punto Nuno cuenta con ellos.

QUÉ NECESITA

Llegados a este punto, toca empezar a recopilar algunas conclusiones. La más evidente es que el 'equipo A' del técnico valencianista es cada vez más 'A', mientras que su 'equipo B' es cada vez más 'B'. Siempre juegan los mismos. En quince jornadas de Liga, hay diez jugadores que superan los 900 minutos, el equivalente a diez partidos completos disputados (de mayor a menor): Otamendi, Fuego, Jose Luis Gayà (con unos sorprendentes 1.313 minutos jugados en su primer año como futbolista del primer equipo), Alves, Barragán (1.234 minutos, 14 veces titular), André Gomes (sin duda la revelación de la temporada), Rodrigo, Parejo, Mustafi y Paco Alcácer. Si les sumamos a Piatti y a Feghouli (768 minutos, la ubicación de Rodrigo en banda derecha le restó protagonismo al inicio de la temporada), junto al recuperado Negredo a partir de noviembre, nos topamos con la realidad palmaria de trece jugadores que copan más del 80% de los minutos jugados en Liga este año. La brecha respecto al resto es gigantesca. Por detrás vienen hombres como Vezo (374 minutos), Carles Gil (266), De Paul (146)… De todos ellos, sólo el argentino parece haber adquirido una dinámica y sumado unos méritos que apuntan a más oportunidades a corto plazo.

Una de las lagunas que ha propiciado gran parte de los batacazos del equipo se encuentra en la medular. Javi Fuego, como se ha constatado hasta el momento, no tiene recambio. Y Nuno, que imploró su llegada ya el pasado verano, ha hecho toda la fuerza posible para asegurarse de que Enzo Pérez aterrice en Valencia y esté listo en los primeros días de 2015 para enfundarse la casaca blanquinegra. Un aterrizaje que ya se da por hecho en el club y que es visto como una pieza fundamental que consolide el despegue del equipo en el arranque de año, exigente en número de partidos y en su importancia. Con Enzo el Valencia ganará agresividad y físico en la medular, mayor terreno de juego cubierto y llegada desde segunda línea, así como una mentalidad férrea tácticamente y pocas opciones de que el rival agarre descolocado al argentino en su faceta de 'stopper'. Un fichaje que, además de costoso (Lim no va a escatimar en gastos) y telegrafiado desde hace meses, es muy necesario a día de hoy.

El costado derecho también será objeto de debate en la secretaría técnica, dada la salida 'cantada' de Joao Pereira y ante las dudas generadas por el rendimiento de Cancelo, quizá todavía algo tierno para la élite en España. No mover ficha en esa demarcación obligaría a tener entre algodones a Barragán toda la temporada para evitar siquiera el más mínimo estornudo. Reforzar dicha parcela traería una recambio y, más allá de eso, competencia para el sevillano, obligándole a aumentar su nivel (que, dicho sea de paso, está siendo notable este año) para retener la titularidad.

Si cerramos este análisis con un comentario reduccionista, toca volver al dueño del club en su faceta más ligada al mecenazgo. El proyecto de Peter Lim es oficial desde el pasado 1 de diciembre, pero pondrá la locomotora a toda máquina en verano de 2015… siempre y cuando el equipo esté clasificado para la Liga de Campeones. El sponsor de la camiseta, varios contratos de patrocinio y la inversión destinada a fichajes dependen totalmente de que el equipo alcance dicho hito. Si hace falta reforzar al Valencia en enero porque Nuno lo reclama en pos de dicho objetivo, se complacerá al entrenador sin rechistar. Enzo sólo es el primero: Gaitán, otro jugador del agrado del técnico, es también objetivo del magnate aunque el Benfica se resiste a 'soltarlo' antes de verano.

Así, en el hipotético caso de que se diese alguna salida en invierno más allá de las dos previstas (Pereira y Zuculini), existe un alto porcentaje de posibilidades de que cualquiera de las dos parcelas encargadas de poner nombres sobre el tapete (el triunvirato Rufete-Ayala-Salvans por un lado, Jorge Mendes por el otro) proponga al millonario un refuerzo con el que Lim pueda satisfacer y colmar los deseos de su entrenador. Una pieza que, en todos los supuestos, mejorará el nivel de aquel futbolista que salga, sea en calidad de cedido o en propiedad. Un anticipo de lo que está por venir. Un aperitivo de un verano de 2015 cuya relevancia, pese a los siete meses que restan para que llegue, puede notarse a fecha de hoy.

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