Lo que pasó en Londres se queda en Londres

«El hincha no atiende a burocracia, negociaciones o cuitas personales: se centra en lo sensorial, en su percepción más inmediata. Y Joao sigue contando con un buen número de adeptos que creen firmemente que sus cualidades futbolísticas son superiores a las prestaciones que puedan ofrecer Barragán o Cancelo, por mucho que el técnico dijese públicamente hace unas horas todo lo contrario.»


Fue una frase inesperada y contundente. Atravesó como un trueno ensordecedor la sala de prensa hasta quedar retumbando en las paredes del habitáculo. La pregunta había sido directa: ¿se mantiene en Copa la situación de Joao Pereira? Y la respuesta de Nuno Espírito Santo, igual de directa: "La decisión se mantiene igual. Es decisión técnica. No hay ningún motivo más allá de eso. Lo que sí te puedo decir es que Joao no va a este partido, y seguramente no irá a ningún partido más".

La declaración fue tan potente que obligó a insistir de nuevo minutos después en la cuestión: ¿por qué no irá a ningún partido más? "Porque tenemos dos laterales derechos, Barragán y Cancelo, y yo creo que son mejores que Joao Pereira", sentenció Nuno de forma lapidaria.

El técnico portugués, del que se ha alabado (con razón) su cuidado lenguaje, su puesta en escena, su dominio de los tempos en sala de prensa, incurrió en una de las alambradas más espinosas que de vez en cuando se atraviesan de punta a punta dentro de un vestuario: la valoración comparativa de jugadores. Es un tema tabú, una sombra en la pared, un asunto que queda siempre reservado para la intimidad de la caseta. Nuno no dijo que Barragán y Cancelo estuviesen en mejor forma que el portugués. Dijo, directamente, que "son" mejores futbolistas que Pereira. La elección del verbo, enseguida veremos por qué, no puede considerarse casual en un hombre que mide al milímetro cada palabra que sale de sus labios.

VOLVAMOS AL PRINCIPIO

Para entender lo sucedido esta semana en sala de prensa debemos echar la vista atrás. Muy atrás. Incluso antes del pasado verano. Atendamos pues al panorama en mayo de 2014, con la temporada recién terminada: Joao Pereira finalizaba quizá su año más irregular como valencianista, en el que alternó protagonismo con Barragán en el costado derecho de la defensa tanto con Djukic al inicio de la campaña como con Pizzi en su segunda mitad. Pese a su rendimiento, lejos del pletórico y aguerrido lateral que vimos en 2012, el técnico Paulo Bento se lo llevó al Mundial de Brasil.

Durante el torneo, Pereira y Ricardo Costa permanecieron en contacto en todo momento con compañeros de vestuario y miembros del 'staff' del club para saber qué se estaba cocinando en la entidad. Joao sí tenía un deseo de cara a su futuro: Jorge Mendes, su agente por aquel entonces, debía buscarle destino en caso de que prosiguiese (como así parecía en primera instancia) Juan Antonio Pizzi al frente del banquillo blanquinegro. La relación entre Pizzi y el lateral no era mala, ojo, pero tampoco existía esa química que el luso sí había tenido con preparadores anteriores.

El combinado capitaneado por Cristiano Ronaldo se la pegó en la fase de grupos y, tras una ajetreadísima temporada en lo deportivo y en lo social, Pereira se marchó de vacaciones. Desde la distancia, eso sí, ya conocía el golpe de timón que Peter Lim había promovido desde Singapur: se daba la patada de forma poco decorosa a Pizzi para traer a Nuno Espírito Santo, amigo del magnate y pujante entrenador con ganas de crecer. Nuno compartía agente con el jugador (Mendes), así que dentro del club se consideraba que las opciones de Joao para hacerse con la titularidad en la temporada que estaba a punto de arrancar eran más que considerables.

Motivado y con ganas de empezar, el jugador vio con buenos ojos la llamada del técnico en pleno descanso para preguntarle por su estado. El internacional adelantó una semana su regreso a Valencia para, renunciando a parte de sus vacaciones, iniciar sus entrenamientos y ponerse al nivel del grupo lo antes posible. El 21 de julio, el luso comenzó su puesta a punto. El día 22 fue incluido por Nuno en la lista de veinticuatro jugadores que realizarían la gira por Sudamérica y Reino Unido para la disputa de cinco partidos amistosos. Sí, esa gira de la que Mathieu se escaqueó firmando por el Barcelona en pleno aeropuerto de Barajas. El 24 de julio, la expedición valencianista pisó Lima en la primera escala de su viaje.

LA EMIRATES CUP

Ante Alianza de Lima, Nuno depositó su confianza en Joao y le otorgó la titularidad en el partido, aunque sólo disputó la primera mitad. El Valencia perdió aquel choque (2-2) en la tanda de penaltis. Ya en Santiago de Chile, el Valencia cayó ante el Universidad Catolica por la mínima y en el último minuto (1-0). Tras la expulsión de Barragán en el minuto 40, Joao disputó la segunda mitad del choque ante el conjunto chileno. Todavía sin victorias en el petate, la expedición puso entonces rumbo a tierras británicas.

Se trata de un tema tabú dentro del vestuario, entre el cuerpo técnico, ayudantes y entorno que rodea a la caseta. Sus protagonistas, además, omiten cualquier referencia a aquellos días. Ni Nuno ni Joao han hablado nunca públicamente sobre ello. Y, en privado, poco más que cuchicheos se han podido extraer desde entonces.

Algo ocurrió en Londres, aunque nadie sabe el qué con precisión exacta.

Algo que propició que Barragán jugase los noventa minutos ante el Monaco del reaparecido Falco (2-2). Algo que propició que el preparador repitiese con Antonio en banda derecha apenas veinticuatro horas después, cargándolo con otros noventa minutos ante el Benfica, al que se doblegó con facilidad (3-1). Algo que, tras este segundo partido y tras proclamarse campeón de la Emirates Cup, hizo a Nuno enviar un mensaje que con el paso de los meses ha ido cobrando cada vez mayor significado: "Hoy los dos centrales han jugado los noventa minutos, al igual que ayer. Antonio Barragán también lo ha hecho. Y esto, más que todo, sí es carácter. Esto sí es carácter. En estos momentos de pretemporada, los jugadores que estén capacitados de hacer ayer el partido que hicieron noventa minutos contra un gran rival y hoy volver a hacerlo… Eso sí es carácter. Eso sí que tiene que ser el espejo de los demás. La capacidad que ellos tuvieron de aguantar ciento ochenta minutos en dos días, eso es fantástico".

Evidentemente, reconstruir el puzzle de lo sucedido pieza a pieza provoca que, aunque existan indicios, estemos transitando un terreno abonado a la especulación. Dado el mutismo de los protagonistas (veremos si se mantiene cuando el jugador deje de estar en el club), toca seguir reuniendo más cachitos objetivos de la narración. Pasaron los días y el Valencia, tras regresar a la capital del Turia, volvió de nuevo a tierras inglesas para medirse al Manchester United. Joao sí fue convocado, aunque de nuevo se quedó sin minutos en la derrota ante los 'diablos rojos' (2-1). Los valencianistas retornaron a casa para, ahora sí, centrarse en un último 'bolo' veraniego antes del estreno en Liga: el Trofeo Naranja ante el AC Milan.

A mediados de agosto, la situación del jugador en el Valencia había cambiado por completo. A una temporada de que expirase su contrato, los datos de la 'Due Diligence' que el diario Las Provincias destapó revelaron dos detalles fundamentales para entender la actual coyuntura: si Joao permanece en el club hasta junio de 2015, le corresponde por contrato una prima de 300.000 euros; y, en caso de disputar el 70% de los partidos en la actual temporada, su vinculación se renovaría automáticamente un año más, hasta junio de 2016.

La dirección deportiva realizó las pertinentes consultas y tomó la decisión: días atrás se había llamado al jovencísimo Joao Cancelo, jugador del Benfica pero cuya propiedad puede pasar a manos de Peter Lim a principios de 2015, y se le había 'ocultado' en un conocido hotel de la ciudad. Cancelo permaneció más de una semana escondido en el hotel a la espera de que se hiciese oficial su fichaje en calidad de cedido… y, evidentemente, aguardando la salida de Pereira. El internacional luso había sido al fin puesto en el mercado.

LA SALIDA QUE NUNCA LLEGÓ

Llegó el Trofeo Naranja y la grada de Mestalla se vio en la obligación de aplaudir a hombres como Jonas, cuyo futuro estaba fuera del club de todas todas. El hincha, con Joao Pereira, mantiene un vínculo muy particular: el luso aterrizó de pie en el club en 2012 y se erigió pronto en uno de los jugadores con más carácter dentro del terreno de juego, canchero, agresivo, protestón, a veces incluso demasiado exaltado. Un ADN que siempre ha calado en el coliseo blanquinegro y que, en particular, ha encontrado en el seno de la Curva Nord un hogar donde morar. La Grada de Animación está a muerte con el futbolista, al igual que un amplio sector de la afición, por detalles como sus lágrimas de rabia cuando M'bia anotó aquel gol maldito o por su testiculina y arrojo en situaciones difíciles. Capitán sin brazalete. Joao, como les gusta decir, es uno de los suyos.

Sin embargo, Joao volvió a quedarse en blanco aquel 17 de agosto. Nuno introdujo hasta ocho cambios en la segunda mitad respecto al once inicial ante el Milan, y ninguno de ellos fue el portugués. El Valencia ganó con cierta comodidad (2-1) pero Pereira se quedó sin 'estrenarse' ante su afición. Tres días después, imaginamos que harto de aguardar encerrado en su hotel, Cancelo fue al fin anunciado como nuevo lateral del Valencia. Quedaban poco menos de diez días para el cierre del mercado de verano y Nuno contaba con tres laterales derechos específicos, un hecho insólito en toda la categoría. Y Barragán había convencido al parecer al técnico, hasta el punto que se pidió a la dirección deportiva que retomase los contactos con el agente del jugador de Pontedeume para encauzar la renovación de un contrato que también expira en junio de 2015.

El asesor de Pereira en materia de fichajes era Jorge Mendes, y el club puso en manos del superagente luso el encontrar un destino apetitoso para el internacional en apenas diez días y que, además, colmase las expectativas del club de ingresar al menos una cantidad interesante por su traspaso. Su salida, además, contaba con otro componente de lo más pragmático: liberar 1,6 millones de euros de masa salarial (la ficha del jugador para la temporada 2014-2015) y así tener margen para acometer, sin rebasar los topes fijados por el 'fair play financiero', la incorporación de un centrocampista como Enzo Pérez, cuyo salario iba a ser considerable.

Pero los días pasaron y, aunque se rumoreó que desde Turquía podía llegar una propuesta significativa, el jugador no movió ficha. Dentro del club el enfado por la ausencia de movimiento se acrecentó con el paso de los días. Tampoco las relaciones de Joao Pereira con Mendes atravesaban por su mejor momento. El jugador había tomado la decisión de quedarse para apurar su última temporada y, en verano de 2015 y con la carta de libertad bajo el brazo, firmar con 31 años su último gran contrato. El lateral simbolizó su compromiso con una foto en la que reclamaba el dorsal de Jonas, que el brasileño dejó vacante cuando rescindió su vinculación en las últimas horas del mercado de verano. El '7' siempre le ha gustado al portugués, aunque hubo de cederlo el 1 de septiembre cuando la maquinaria del marketing encabezada por Douwens entregó el dorsal a la 'bomba' futbolística del mercado estival, Álvaro Negredo.

EL OBJETO INAMOVIBLE Y LA FUERZA IRRESISTIBLE

Fuera como fuese, el jugador había recuperado el buen humor y había borrado de un plumazo sus dudas, al menos en lo futbolístico; su ausencia en las dos primeras convocatorias en Liga era achacada a su probable marcha. Piatti era su espejo: desahuciado en septiembre de 2013, titular indiscutible a finales de esa misma temporada. Joao pretendía protagonizar una resurrección similar: ahora Nuno contaría con el, ¿verdad?

Seguían, eso sí, las tiranteces en los referente a su asesoría por parte de Mendes. Pronto el jugador descubrió, prácticamente al tiempo que los aficionados, que Nuno no tenía ninguna intención de convocarlo ningún fin de semana. Fue la gota que colmaría el vaso: el 3 de octubre, Joao Pereira abandonaba el paraguas de Jorge Mendes (Gestifute) y la agencia ProEleven anunciaba que el lateral diestro pasaba a ser uno de sus representados.

En los últimos años, la empresa liderada por el agente FIFA Carlos Gonçalves se ha convertido en una de las alternativas reales a la omnipotencia de Gestifute dentro del fútbol luso. ProEleven asesora y representa a hombres como el técnico André Villas-Boas, antiguo pupilo de Mendes (y en cuya trayectoria inicial pueden encontrarse varios puntos en común con la de Nuno), el internacional argentino Marcos Rojo o los sevillistas Carriço y Diogo. Gonçalves ha logrado lo imposible: añadir un participante más a la mesa de juego del balompié luso, monopolizada por Mendes en la última década.

Ante semejante panorama, el devenir de los últimos dos meses no ha hecho sino confirmar lo evidente: que la relación entre entrenador y jugador es fría, pese a que ambos han recubierto la situación con una pátina de profesionalidad que honra a las dos partes. La dirección deportiva trabaja con varias alternativas, desde la renovación de Barragán (a la baja) más allá de 2015 hasta la incorporación de un lateral derecho que marque diferencias a lo largo del próximo año.

Y las sensaciones en el vestuario son extrañas, porque aunque Joao Pereira se esfuerza en dotar de naturalidad a la situación (ha publicado asiduamente desde agosto hasta hoy fotos durante entrenamientos y comidas de unión con el resto de la plantilla), sus compañeros saben que el portugués no es uno más. Y no lo es porque todos trabajan duro entre semana con la meta de ser incluidos el fin de semana en la convocatoria para tener minutos en Liga. Y Joao, ocurra lo que ocurra, nunca tendrá esa oportunidad. Se le dio de forma excepcional durante aquel fin de semana en el que Peter Lim visitó al equipo en el hotel horas antes de medirse al Elche, pero fue un brindis al sol fugaz y sin significado deportivo.

Mientras, el ostracismo al que el jugador se ha visto sometido ha acabado calando en los aficionados. El puzzle está cerca de completarse, a apenas un mes de que se abra el mercado y Joao Pereira, presumiblemente, busque una salida para volver a sentirse futbolista, sea perdonando lo que resta de su contrato (lo que quiere el club) o bien obteniendo la carta de libertad tras pactar una indemnización (lo que desea el agente del lateral). Las posturas son firmes e inamovibles: la cúpula del Valencia considera que el jugador sabía a lo que se exponía desde el mes de agosto, cuando no encontró una salida que colmase sus expectativas. "Estaba avisado", se dice en la planta noble de Mestalla.

Pero el hincha no atiende a burocracia, negociaciones o cuitas personales: se centra en lo sensorial, en su percepción más inmediata. Y Joao sigue contando con un buen número de adeptos que creen firmemente que sus cualidades futbolísticas son superiores a las prestaciones que puedan ofrecer Barragán o Cancelo, por mucho que el técnico dijese públicamente hace unas horas todo lo contrario. Las palabras del jugador tras las declaraciones de Nuno, en este sentido, son impecables: "Son opiniones. No tengo nada que hablar. Lo único que tengo que decir es que voy a ser profesional desde el primer día en que llegué hasta el último". Sin entrar en polémicas y mordiéndose la lengua, Joao Pereira no pudo evitar echar indirectamente más leña al fuego.

En un horizonte despejado tras un proceso de venta indigno en el que todos tratamos de recuperar una cierta sensación de calma, la situación chirría. Evidentemente ambas partes van a mantener sus posturas con firmeza y a estas alturas una 'ententé' es imposible a todas luces. Valencia es una plaza divertidísima debido a la necesidad de sus inquilinos en buscar culpables hasta debajo de las piedras, pero al puzzle le faltan todavía un par de piezas para ver la fotografía de la situación al completo. Piezas que, con toda seguridad, aparecerán una vez Joao deje de formar parte de la plantilla. Quizá entonces sepamos qué ocurrió en Londres. Juguemos limpio, pues: si las explicaciones van a ser verdades a medias, mejor que queden escondidas dentro del cajón. Pero, a ser posible, mantengan ustedes las formas durante este mes de diciembre para no convertir una coyuntura tóxica para cualquier vestuario en un asunto todavía más desagradable. Sea Joao el afectado o cualquier otro jugador. Eso también es GloVal Respect.

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