ES LA HORA

El Valencia CF disputó su primera final en 1934, 13 años después de que se fundara el club. Acompañaron al equipo hasta Barcelona 10.000 incondicionales. Después vinieron muchos viajes. El periodo más largo que ha estado el club sin disputar una final (Copa, UEFA, Champions o Recopa) se produjo entre 1980 y 1995. Había necesidad: la Final de la lluvia sigue siendo el desplazamiento más multitudinario en la historia del Valencia CF. Ahora estamos ante el segundo periodo más largo sin vivir un éxodo en busca de metal. La demostración de fuerza social que supone el desplazamiento de decenas de miles de valencianistas tiene un efecto que perdura durante años y que fortalece la salud de la institución en todos los ámbitos. Esta noche nos jugamos algo más que la temporada.

La manera de concebir el club por parte de cada uno tiene, necesariamente, un componente generacional que se traslada, en mayor o menor medida, a la actitud general de la afición, también, lógicamente, en función del rendimiento del equipo. No celebrar en las calles el último título fue un gesto de arrogancia imperdonable. Pero ha pasado mucho tiempo y todo ha cambiado. En Mestalla ya ni siquiera se producen episodios de exigencia histérica contraproducentes con el proceso necesario para conseguir éxitos.

Y aunque no valgan de nada las palabras ni las cábalas históricas cuando el árbitro pite el inicio del partido, es probable que el hambre acumulado durante años lo invada todo. Los futbolistas se han ganado a pulso la confianza ciega. Es la ola de la fiesta del día del Getafe. Hay que hacer valer la magia de Mestalla para que el humo de las tracas impida ver la Giralda a finales de mayo.

Ha llegado el momento de cambiar la historia reciente. Es la hora de honrar una historia centenaria.

A por ellos.

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