Un día cualquiera en Valencia

El miércoles 23 de julio estuvo cargado de noticias


Ayer fue un día típicamente valencianista: largo e intenso y con escenas cerca del surrealismo. La mañana empezó movidita con Mathieu cambiando de vuelo y de club en Barajas. Desgraciadamente, para hacerse respetar parece que hay que llevar las situaciones al límite. Y la buena noticia es ésa, que el Valencia se ha hecho de respetar en el asunto del francés y el mérito(n) es de Salvo. Económicamente, 20 millones de euros es una operación inmejorable para un jugador de 31 años que vino gratis al Valencia. Pero también es cierto que el equipo dirigido por Nuno se queda sin su referente en defensa que es por donde se construyen los equipos. Por otro lado, no compartimos la idea de que el Barça haya malgastado su dinero. Hummels, por ejemplo, es más joven pero no es tan rápido como Mathieu.

Tras la salida del central francés también se oficializó la cesión de Míchel al Getafe. El Valencia prescinde de un jugador de club que asume la suplencia con profesionalidad y deportividad y que, sin ser un fuera de serie, puede ofrecer un rendimiento interesante. Por otro lado, la historia de favores del Valencia al Getafe merecería un capítulo aparte.   

Las horas del miércoles pasaban y el valencianismo esperaba el comunicado que confirmara el fichaje de Rodrigo. Que el ex delantero del Benfica pasara cuatro días recluido en un hotel de Valencia hace comprender mejor el cariz de la operación. Todo lo que está sucediendo es extraño. ¿Por qué el Madrid tenía una cláusula de tanteo si los derechos federativos son de Lim? ¿No debió el equipo blanco tantear en enero cuando Lim compró al jugador por 30 millones de euros? Pero bueno, Rodrigo ya está aquí, con nocturnidad pero sin alevosía.

Y, por si esto fuera poco, Amadeo Salvo volvió a enviar un mensaje a Bankia, una nueva andanada. La contundencia con que se expresó el presidente del Valencia contrasta con la poca concreción de los motivos: Bankia está entorpeciendo la venta pero ¿de qué modo? La entidad financiera, por su parte, se la está jugando. Nunca han renunciado a los clientes de Bancaja pero son incapaces de asumir su propia gestión, sí, la de Olivas y la de Rato y, además, pretenden seguir sangrando al club. Ya está bien.

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