El Valencia ya ha perdido todo lo demás
Ni siquiera un partido contra el Kuban Krasnodar sirvió de analgésico para la afición valencianista. Con la supervivencia del club en el aire y un equipo que no funciona sólo queda una cosa: la esperanza. El fútbol, y el deporte en general, es el ámbito donde esta frase hecha cobra más sentido, en las esferas directivas es más difícil obrar milagros. Es más probable que el Valencia gane en el Calderón que el club salga del atolladero socio-económico en el que se encuentra.
Pese a que Djukic dé una vuelta de tuerca más a su discurso, asociando la virtud del equipo con planteamientos defensivos. Pese a que se especule con que Bankia puede vender las acciones y punto porque la deuda con el club la tiene solucionada con el viejo Mestalla. Pese a que Rus quiera ser presidente. Pese a que Mestalla presente una pobre entrada y en Tarragona nadie quiera ir a ver al Valencia CF. Pese a que algunos futbolistas estén a años luz de ofrecer el rendimiento que se espera de ellos. Pese a todo… queda la esperanza… y no es poco.
Volveremos.
Y si puede ser el domingo mejor.